Con 10 años de trayectoria, Chilaquiles Verdes es un grupo de música tradicional mexicana que se distingue por fusionar géneros que tienen como columna vertebral al son jarocho, el cual se combina con raíces sonoras del continente negro y por supuesto lo latinoamericano. Invitados al Festival La Yoshokura, a realizarse en Morelia el 6 y 7 de septiembre, la banda es encabezada por Jorge Calleja, un compositor poliestilista cuyas obras han sido interpretadas por músicos como Nicolás Prost, el Coro de Flautas de la Universidad de Florida Central, el Cuarteto Pantone y la intérprete mexicana Carmen Thierry.
Aprovechando esta próxima visita, Revés on line conversó con Calleja, quien además es parte de otros proyectos como la banda de rock Gallina Negra y GEA, donde comparte música clásica y académica contemporánea.
¿Cómo te iniciaste en la música?
Desde niño empecé a tocar la guitarra de manera lírica, pero después entré a estudiar a la Escuela Nacional de Música y ahí hice mi carrera como compositor. Al son jarocho incursioné a partir de una materia de la universidad, así que me clavé con la música mexicana. En 2006 es que nos reunimos varios compañeros para formar Chilaquiles Verdes.
¿Qué tan abundante es el público y la disposición de foros para este género?
El son jarocho ha tenido varias etapas. La primera ocurre durante la época de oro del cine nacional, donde se crea el Ballet de Amalia Hernández, cosa que proyecta a este género a nivel mundial, a tal grado que en cualquier parte reconocen a piezas como La Bamba. Después vino un declive y a partir de los 80 hay un resurgimiento del género, pero muy distinto al de los inicios. Los versos son más complejos, más cargado a la trova. Hoy en día el son está bien posicionado y hay muchos foros para él.
Tienes 11 discos editados; ¿qué tan difícil ha sido la labor como productor independiente?
Las disqueras buscan el negocio y la música que hacemos nosotros no encaja en ese mercado. Lo que tratamos de generar son bienes culturales y eso no es suficiente como para vivir de ello, pero sí es importante dejarle algo así al país.
¿A quiénes consideras tus mayores influencias?
Cada género que he escuchado me impacta de cierta forma. En la música académica mi mayor influencia en México son Mario Lavista, Revueltas y Carlos Chávez; en lo internacional me ha marcado Stravinski, Ligeti y desde luego Mozart y Beethoven. En el rock te puedo hablar de la música progresiva, de Yes, de King Crimson, Pink Floyd… son la bandera fundamental en la que me he movido para la fusión que hago.
¿Cómo describes el proceso de fusionar el son jarocho con otros géneros?
El folklore está muy estigmatizado al punto que los músicos tradicionales son muy celosos de su quehacer. Sin embargo nuestra propuesta ha sido muy bien recibida tanto en México como en el extranjero. Suenas diferente, lo mismo si fusionas el rock, el world music u otros géneros.
¿Qué tal los reciben en el extranjero?
Uno de los primeros países que visitamos fue Francia y nos recibieron de maravilla. La mitad del show se compuso de creaciones nuestras y el resto de música tradicional. El son jarocho es muy alegre y eso siempre se recibe de buena forma.
¿Qué temáticas abordan las canciones de Chilaquiles Verdes?
El primer disco habla de relaciones amorosas, quisimos hacer una especie de homenaje a estos sentimientos de tal suerte que el disco se llama Amores vienen y van. Ahora estamos por sacar el segundo material: Caminante, y las letras reflexionan en las vivencias de un hombre a su paso por la vida, en medio de épocas como las que vivimos ahora.
Platícanos sobre Gallina Negra, que de hecho es tu primer proyecto musical…
Así es, lo considero el proyecto más importante porque con él me profesionalicé. Significó mezclar al rock con la música académica. Nos formamos en 1994; de tal suerte que ya tenemos 4 discos de rock progresivo.
¿Y GEA?
Este es mi proyecto más personal y conceptual, dedicado a la Tierra en sus orígenes: es música académica y de concierto, piezas para violonchelo, flauta y guitarra. Estoy como intérprete y como compositor de algo que es una trilogía, conformada por el disco La Ciénaga del Sueño, dedicada la luna, y Cromósfera, que es un tributo al Sol.
¿Qué otras artes te nutren para tu creación sonora?
Son varias, sin duda. He tenido la oportunidad de hacer música para cine y ahora estoy trabajando un proyecto de música electroacústica para ballet contemporáneo. Y por supuesto la literatura; ahora mismo con Gallina Negra estoy preparando un proyecto de música inspirada en cuentos y relatos mexicanos de terror.
*Chilaquiles Verdes se presentará el 6 de septiembre a las 8 de la Noche dentro de La Yoshokura. Agradecemos a Abril Cal y Mayor las gestiones y facilidades para esta entrevista.