Por Diego Firmiano
La muerte nos arrebató a la querida Amy Winehouse hace un año. Todos la lloramos, la sufrimos, porque se trataba de una de las mejores en sus terrenos musicales. Sin embargo, y como ha sucedido con varios de su talla, no estuvo exenta de polémicas por una canción que se parece a otra… aquí el detalle.
Hace un par de años, Amy Winehouse fue la cantante que tenía la popularidad más rabiosa y exitosa del mercado y su influencia se dejaba sentir entre los jóvenes de hoy, tan sedientos de experiencias musicales nuevas.
Fue una artista controvertida; no solo por su extravagante estilo de vida, sino por la particularidad de producir un “revivals” y popularizar un estilo musical que para algunos era solo exótico, de elite, o una particularidad de los puristas del genero: el Soul-Jazz.
Sí “Queen” fue la reina del rock, Amy Winehouse fue la reina del neo-soul, así de simple; fue la Johnny Cash para esta juventud tan sedienta de sentido musical; desafió los cánones clásicos, haciendo mixtura de ritmos con el jazz, R&B, soul, pop, y con su registro musical contralto, expresaba esos grandes sentimientos en canciones como The Love is the Losing Game, You Don´t know is good, Valerie, Rehab, entre otras exquisitas canciones llenas de vida, sonido, color, flexibilidad y textura.
El jazz siempre fue una moda sin tiempo y Amy demostró esto con su mediática interrupción en la escena musical de Europa y América; y aunque el jazz en Amy no fue una moda, Amy en el jazz si fue una moda, ya que con ella, de lo que se trataba era de la presentación, no de la cosa en sí.
Satisfacía deseos con su contenido lirical, para negarlos al mismo tiempo. El deseo de amar en Will You Still Love Me Tomorrow pero también el deseo de desconectarse de la realidad con la canción Mr. Magic, el deseo de demostrar una apariencia fuerte You Know I’m No Good contra la sensibilidad de una preciosa canción como lo es Valerie.
Pero en la canción Addicted, de su autoría, hay una polémica que no pasa desapercibida entre los conocedores del género. Esta canción usa las mismas síncopas de cuatro tiempos que usaba el famoso cuarteto estadounidense precursor del R&B, The Four Tops en la canción I can´t help myself.
La prolongación del ritmo y la armonía es de un tiempo débil a uno fuerte, y la canción Addicted lleva una métrica, armónica y formal, que pone en estrecho límite su composición original. La síncopa de Addicted, que se elabora con un compás de 4/4: 1-2-3-<4|1>-2-3-4 de es la misma de los The Four Tops.
Esta canción usa unos tiempos idénticos, y una armonía simple de fondo. Como diría el musicólogo de Frankfurt Theodor Adorno al referirse al jazz como una moda sin tiempo: “Su técnica sigue siendo sencillamente la misma, y esos elementos van siendo entonces seleccionados y caleidoscópicamente combinados en productos de aparento novedad, sin que tenga lugar la más ligera interacción entre el esquema total y los no menos esquemáticos detalles.”
Claro, Amy introduce elementos nuevos, para prescindir del “Rhythm & Blues” del cuarteto estadounidense Four Tops, y experimenta con las diversas mezclas que caracterizaban su Smooth Jazz.
Amy creció bajo la influencia de esas grandes leyendas del jazz, soul, blues etc, y por eso además de haber hecho covers clásicos, también hacía versiones propias de estilos que organizaba, y que fusionaba con “ritms” y “clises” bien definidos; sin irnos más lejos, nuestro análisis de Addicted, e I can´t help myself.
No es de extrañar entonces, ni ignorar, que no es casualidad que Addicted e I can´t help myself sean dos canciones unidas en un solo ritmo, bajo dos tiempos diferentes. Aunque comparto la idea de quien dice que cuando se hace algo de lo mismo, pero con matices nuevo, es totalmente otro.
Amy, con la maravillosa canción Addicted es la “Totalmente Otra” para las generaciones que alcanzaron a degustar su voz en vivo, y para quienes la degustarán musicalmente en un futuro.