Christián Aranda Salgado
Abrí los ojos, boca arriba, en la pared de la cabecera hay una ventana alta y pequeña que deja ver el cielo nublado del mediodía, está abierta y entra un poco de la llovizna. Busco el reloj con la vista aún borrosa, ¡no está¡ se cayó al suelo seguramente anoche, cuando a tumbos me lancé a la cama golpeando con el buró, lo que explica el morete en el hombro. A mi lado derecho hay evidencia de que alguien durmió conmigo, veo al suelo del otro lado de la cama y están unas panties de algodón color blanco estampado con minúsculos corazones rojos y rosas y con un pequeño lazo, a través de la puerta alcanzo a ver una bolso negro y unas gafas. Suena el agua en la regadera, es ella, ya recordé quién es. En la grabadora hay tres recados:
1.- Mi socio, que no sabe donde chingados estoy y lo dejé solo con la reunión de las 12:00 pm, que me va a agarrar a putazos si perdemos el cliente y me recuerda que a las 9:00 de la noche tenemos pedota con unas nenas que conocimos el sábado, que si no voy ahí si me atropella donde me vea. 2.- Una chica con acento argentino pero voz desconocida y sonando muy de confianza me dice que no le he pasado «los datos» que acordé enviarle, que no sea «malito» que luego compensa el favor dejándome un beso grande. 3.- El administrador del edificio, recordándome que aunque sea penthouse, el inquilino de abajo escucha el desmadre sobre todo cuando lo hago en mi habitación, que ya se quejó de nuevo. Me aclara que el inquilino de abajo le caga la madre y que por él yo siga haciendo desmadre, que a fin de cuentas ni paga a tiempo y es un hijoeputa, a ver si con eso se va a la verga, que nomás me avisa para que esté al tanto y que para la otra ponga la música más alto, que a él también le late Ministry de todos modos.
Me volteo para ir a la cocina y me madreo el dedo chiquito del pie, llego a encender la cafetera como jugando «brinca la tablita»
«Brincando la tablita» y sobándome el dedo estoy sirviendo café, derramo café en el piso, me descuido y me quemo queriendo limpiar, bajo el pie y piso el charco de café, resbalo hacia atrás, trastabillo sin control, jalo el mantel del desayunador, tumbo el tostador, caen cuchillos, cucharones y de un manotazo vuelan de la nevera imanes de bob esponja, frutas y mensajes de pizzerías. Caigo inevitablemente, hacia atrás, viendo al techo, golpeando con la nuca en la esquina de la pecera del pasillo. Siento dolor agudo y se me borra la vista de nuevo, como regresando a dormir, grito su nombre y no me contesta. ~ Las viejas y sus baños eternos, uno en diez minutos está listo, en diez minutos uno ya cagó, ya se metió a la regadera…. shampoo jabón y todo ~ Trato de gritar por su ayuda de nuevo pero ya no me sale la voz. Muero en un charco de sangre… agua y peces tropicales.
En la regadera el agua ya no sale caliente, y la chica ni siquiera alcanzó a mojarse, resbaló descalza con crema after shave que derramé sin darme cuenta al pie del lavabo; tumbó la repisa y arrancó la cortina tratando de detener su caída pero sólo se detuvo cuando con su nuca golpeó el gancho de acero para colgar las toallas.
Muere en un charco de sangre…after shave y cepillos de dientes.
*Christián Aranda Salgado/Cereal Killer/Taquero solitario/Aficionado a la Birria Whiskey & Delicados/ Fotógrafo Porno/miembro de la legendaria banda de garage rock: Tú vives en Villalaverga.