Antonio H. Vargas
“Nuestros fundadores Miguel y Eugenio (Bernal Macouzet) deben estar orgullosos de este Festival número 29; el puente cultural no es solamente de música para los más conocedores, en esta oportunidad hemos realizado 43 actividades gratuitas con la idea de que la música tiene que llegar a todos los rincones. Agradezco a los 705 artistas provenientes de 14 países que participaron en esta edición”. Las palabras fueron del presidente del patronato, Carlos Felipe de Habsburgo, durante la clausura de la vigésima novena edición del Festival de Música de Morelia.
Para cerrar como se debía, invitaron a la más antigua de las orquestas sinfónicas en México y tal vez la mejor del país: la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) bajo la batuta del director brasileño Lanfranco Marcelletti.
El programa del concierto contó con obras escritas de mediados del siglo XX, con un carácter folclórico del sitio donde fueron compuestas: tal es caso de Noche en Morelia, de Miguel Bernal Jiménez, un poema sinfónico de tres movimientos que refleja la visión de los contrastes en los distintos “barrios” de una Morelia de noche, yendo de lo suave a lo estridente. Recordemos que la obra se estrena en 1941 bajo la dirección de Carlos Chávez. Al respecto, Lanfranco Marcelletti dijo “Noche en Morelia describe en sonidos a la sociedad de la urbe en los años cuarenta”.
La segunda obra fue Concierto para violín, del Checo Erich Wolfgang Korngold. La composición tiene reminiscencias de música cinematográfica y en esta oportunidad contó con el acompañamiento del violinista Eslovaco Milan Pal´a, una de las personalidades más destacadas de la escena musical contemporánea.
Finalmente, Concierto para Orquesta, de Witold Lutoslawski, fue con que se cerró la noche y el Festival de Música. Es una obra que integra elementos folclóricos de Polonia para llevarlos a lo contemporáneo, concierto en donde los metales y las percusiones tuvieron una participación importante, dándole al evento una fuerza que mantuvo al público expectante. Como regalo casi decembrino, la OSX interpretó una pieza fundamental de la mexicanidad: el Huapango de Moncayo, demostrando por qué es considerada la mejor orquesta del país y dejando con buenos resultados el más reciente capítulo del encuentro sonoro michoacano.