Burning Man 2019
Por Blue DeerMon
Según su página de internet, Burning Man es una “ciudad en el desierto. Con una red de soñadores y hacedores y una cultura de posibilidades”. La gente fuera de Estados Unidos lo llama “festival”, lo cual de acuerdo a la definición de este sitio web lo convertiría en “un evento que incluye diversas manifestaciones artísticas”.
Sin embargo, Burning Man es, por mucho, algo más que sólo un festival. Para el que escribe, quien acaba de asistir por primer vez a Black Rock City Nevada en este 2019, Burning Man es un “happening” masivo que dura nueve días en manifestación. Conlleva superar toda una serie de pruebas, barreras o preparaciones a lo largo de un año o incluso más para poder ser un “burner” de verdad.
Pruebas a superar
La primer prueba para participar en Burning Man es referente a la venta de boletos. Salen en abril y debes estar registrado en su página, tener tu perfil lleno, tu tarjeta lista con unos 700 dólares y contar con algo de suerte, pues los boletos para venta general se acaban en horas. También hay programas especiales de venta para los miembros de campamentos activos en años previos de Burning Man y un programa para personas de bajos ingresos. Ambos llevan procesos diferentes que el de la venta general, que funciona bajo el esquema de “el primero que paga, lo obtiene”, similar a Ticketmaster o cualquier otro.
La segunda prueba es llegar al desierto de Black Rock City en Nevada, esto es 123 millas (unos 200 kilómetros) al noroeste de Reno. No hay transporte público que llegue hasta allá, así es que tus opciones son sólo un vehículo automotor o el burnerexpress, servicio de autobuses que por unos 85 dólares te lleva de Reno a Burning Man. Una gran mayoría de burners renta autos (desde 30 dólares por día), SUVS, Vans, Trucks o RV´s (hasta 20 mil dólares por día). Sólo que además del costo de renta, deben considerar el de una limpieza detallada del vehículo rentado, ya que en el contrato se especifica no utilizarlos en zonas desérticas.
La tercera hazaña es conseguir un campamento. Algunos de ellos llevan lo mismo que el festival: 35 años, y otros se han sumado con el paso del tiempo. Pero por lo general, más del 80 por ciento de éstos ya rebasan los cinco años asistiendo a Burning Man, de tal forma que son grupos más o menos establecidos y definidos de amigos o conocidos que se reúnen cada año.
La importancia de los contactos
Encontrar un campamento para quienes no pertenecemos a estos círculos solo es posible a través de conocidos que ya hayan asistido o que formen parte de los mismos. Si no se cuenta con alguna conexión personal, hay un sitio web que los burners utilizan para comunicarse y que se conoce como Spark. En este sitio, existe un pizarrón electrónico donde campamentos y burners cuelgan sus anuncios para encontrarse mutuamente. Las opciones pueden ser muy variadas, desde campamentos muy grandes, organizados con tiempos, espacios y tarifas muy bien definidas, tipo campamento militar. Y hay otros donde básicamente te piden cooperar con lo que puedas (trabajo, recursos materiales, financieros, logísticos). En la mayoría de éstos se pide una cooperación monetaria que con base en su propia infraestructura, puede ir de los 500 a los 5 mil dólares.
El cuarto reto consiste en conseguir tus aprovisionamientos para vivir acampando por nueve días. Cosas como tienda de campaña, sleeping, estructura para sombra, silla, mesa, platos y utensilios de cocina. También ropa para calor y para frío, disfraces o parafernalia, bicicleta, agua, cerveza, vino, comida y drogas. Súmale luces para tu campamento, para tu bici y para tu persona (entre más mejor).
Debes tener la capacidad para generar energía o para mantenerla sin echar a perder tus alimentos (en Burning Man lo único que venden es bolsas de hielo, café y té). Todo lo demás lo debes de llevar tú: si quieres tu casa de campaña con aire acondicionado, debes llevar tu mini split, más un generador de luz, gasolina o panel solar que necesite el generador y así dependiendo del nivel de comodidad que te quieras dar. Un cálculo optimista de gasto en este rubro iría de los 100 a los 300 dólares por día.
Una quinta proeza consiste en estar abierto para cambiar toda concepción previa que tengas sobre qué es lo que vas a hacer en Burning Man. No eres el asistente de un festival donde pagas por ver una serie de shows ni sólo parte de la audiencia en la presentación de un grupo de música, teatro o artes visuales. Además de eso, te vuelves miembro de una comunidad que por nueve días hace un esfuerzo colectivo por cumplir una serie de principios que a continuación describo.
10 Principios de Burning Man
- Inclusión radical. Una vez que estás dentro, tienes acceso a todo. Obvio, pidiendo permiso o siguiendo las reglas establecidas.
- Generosidad. Todos los campamentos por lo general ofrecen algo o están dispuestos a ayudarte o recibirte y compartir contigo, desde un dulce, agua, té, café, nieve, pizza, burritos, cerveza, tragos, cocktails, crepas, etcétera. Además, las personas que asisten al festival (ver aquí su propio censo por lugar de origen) normalmente acostumbradas a la vida competitiva, en esos nueve días se ponen “su nombre de playa” (playa es el nombre que se le da al centro de la ciudad campamento). Desde ridiculeces como “super chicken” hasta aberraciones al alter ego como “la puerca soez del desierto”. Todos adoptan una actitud cool, relajada y amable para con todo mundo.
- Autosuficiencia radical. Debes llevar todo lo que necesitas para sobrevivir 9 días en el desierto: tienda, sleeping, ropa, agua, comida, bebida, luces, disfraces, regalos, bicicleta, estructura para sombra, artículos de higiene, de emergencia, etcétera. Lo ideal es que rentes una van y lleves todo lo que necesites.
- Decomodificación. Que como su nombre lo indica, se trata de dejar atrás todas las comodidades que brinda la ciudad.
- Autoexpresión radical. Eres libre de hacer y deshacer lo que quieras sin que cometas daños a terceros. No existe alguna obligación moral o expectativa de comportamiento social: puedes y debes ser tú en tu máxima expresión, o en tu más sublime imaginación. Sin duda, una de las cosas más estimulantes de Burning Man es que te enseña a desafiar los límites y las fronteras de tu creatividad.
- Esfuerzo comunal. Es realmente impresionante y masivo el esfuerzo que conlleva el reunir a 90 mil personas para que pueblen un lugar alejado en el desierto de Nevada y así realizar uno de los más grandes experimentos sociales en la historia de la contracultura humana. Desde el enorme trabajo del cuerpo administrativo y operativo del evento, hasta la organización que alcanzan algunos campamentos y todos los participantes.
- Responsabilidad cívica. En Burning Man eres libre de andar encuerado, borracho o drogado. Puedes vestirte o disfrazarte como quieras. Puedes ir de campamento en campamento viendo cuál es su concepto, conociendo los miembros, asistiendo a talleres de lo que quieras y te imagines (desde la sexualidad más kinky hasta la espiritualidad más profunda y secreta). Solo debes ser muy consciente de cumplir las reglas comunitarias y en dado caso si tu acción involucra a otros, tener su consentimiento, ya sea para tomar una foto o pedirles te acompañen a la cúpula de las orgías.
- No dejar rastro de tus actividades. Esto es aplicable para todos tus residuos sólidos y líquidos. Burning Man es un gran productor de gases de efecto invernadero, ya sea por la enorme cantidad de gasolina y diésel que se necesita para alumbrar las actividades de la ciudad, los escenarios y los carros mutantes, como también por la gran cantidad de vehículos que se usan para llegar al festival.
- Participación. Todos hacen el Burning Man, este no es un festival en el que sólo estas de asistente, tu rol es un participante y entre más activo, mejor.
- Inmediatez. Esto es tener la cualidad de envolverse directa e instantáneamente con todo lo que pasa en Burning Man, vivir ese sentido de urgencia y excitación para hacer cosas que no has hecho. Abrirte a nuevas ideas, formas de entender y ver el mundo, tener la capacidad de quedar perplejo por el despliegue de recursos, tecnología y locura. Y reponerte al día siguiente para seguir recibiendo, dando y experimentando en cada minuto que le robas al sol, al cansancio, al sueño, al polvo y el desierto.
Foto: Kelsen
Lo que sigue
Una vez que superas estas cinco preparaciones, retos o pruebas, existen también cinco características que casi todo burner posee: ser pretty, esto es, ser guapa o bonito; ser wealthy, o sea, ser rico o contar con buenos ingresos. Estar healthy, estar sano y de preferencia atlético, pues un débil o enfermo no sobrevive en el desierto, y sobre todo y más importante, ser freaky, esto es, ser raro, y entre más raro, mejor, podría decir.
Si es tanto pedo participar en un Burning Man, ¿por qué vale tanto la pena? Pues porque es algo súper especial, algo del “ubermensch” o del super hombre de Nietzche, una ciudad-evento-happening única y realmente fuera de este mundo. Es como asistir a una ceremonia masiva pero “no para cualquiera”, dijese Herman Hesse en Demian, en la que debes estar preparado para ver, oír y conocer lo más loco, único, diverso, ecléctico, random, creativo y contracultural que has experimentado en tu vida.
Con tan sólo el hecho de llegar a Black Rock City, Nevada, empiezas a sentirte como en una película de Mad Max, como entrando a una sociedad del futuro, sin agua y contagiada por el virus mortal que terminará por acabar con el sueño norteamericano. Vayamos por partes: primero está la gente, en su gran mayoría norteamericanos con buenos ingresos económicos, quienes dejan su vida capitalista para convertirse en “burners”, una especie de humano avanzado que se dedica a convivir, fraternizar, compartir, expresarse y divertirse a su máxima potencia.
En segundo término están los campamentos temáticos. En el mapa que te proveen con tu ticket de entrada se listan cerca de mil 800 campamentos, cada uno con un asunto, tamaño, decoración, ambiente, música, estética, gente, mensaje y oferta diferente. Por ejemplo, está la Villa Anahasama, que es una instalación que provee talleres de acro yoga, tantra, despertar feminista, danza ecstática, meditación, canto sagrado (kritan), entre otros.
The Donner Party y algunos barrios
The Donner Party es un campamento de personas que viven cerca del área de Reno Nevada y San Francisco. Se inspiraron en un hecho histórico sobre un “grupo de pioneros estadounidenses, liderados por George Donner y James F. Reed, quienes se dirigieron a la región de California en una caravana de carretas, la cual se retrasó y provocó que pasaran el invierno de 1846-1847 en la Sierra Nevada. Para sobrevivir, varios de los migrantes recurrieron al canibalismo”. “Nice to meat you” gusto en carnearte, es su lema y dos veces al día regalan sándwiches de BBQ a quien va pasando.
Además de los campamentos están los barrios, como el Gayborhood, Artburbs o Gayburbia. Se ubican en la zona central de la ciudad y obviamente concentran la mayoría de campamentos con temática LGBTQ. En los alrededores u orillas de la ciudad están los campamentos más lujosos con motor homes que cuestan más de un millón de dólares. Tienen servicios como chef, autos y bicis eléctricas para los huéspedes: se le denomina el barrio de Los Glampers.
Luego, entre la zona del campamento central por las avenidas 6:00 a 4:00 están los campamentos donde puedes encontrar todo lo relativo a la sexualidad y sus límites: BD&SM, suspensiones, escuela de felaciones, sexo grupal, shibari, sexualidad sagrada y un largo etcétera, que terminaría con el famoso Domo de las Orgías, que es un espacio al que puedes acceder en pareja, y como su nombre lo indica, encontrarás una gran orgía.
Otro gran atractivo de Burning Man, pero para nada el principal, son las presentaciones de música, arte y conocimiento que se llevan a cabo a lo largo y ancho de toda la ciudad durante todo el día y toda la noche. Desde escenarios enormes y deslumbrantes como playground, hasta oscuros microescenarios íntimos y retorcidos, con todas las variedades que te puedas imaginar. En términos de música desde el reggaetón más popular hasta el psychedelic trance más rápido y denso, ese que parece mensaje subliminal alien.
En términos de arte, desde un taller con Alex Grey de pintura colectiva, hasta un seminario de fotografía con celular por el ganador del premio Reuters. Respecto a la ciencia alternativa, igual que en la música y arte, de todo hay en la viña de Burning Man: cienciología, catolicismo, religión, shamanismo, budismo, sufismo, satanismo… para donde quieras darle o tengas curiosidad.
Para consultar algunos (no todos) los shows de música Xtopher Cilley y Terry Grossman editan la guía musical de la librería Rock Star.
Autos mutantes
Por si todo esto no fuera suficiente, los carros arte mutantes son un espectáculo fuera de serie, una colección que muestra la mayor extravagancia y exquisitez de creatividad imaginable. Los más populares son el Mayan Warrior y Robot Heart, los cuales cada noche convocan hasta 30 mil personas que los siguen por el desierto en lo que se conoce como deep playa, para bailar hasta más allá del amanecer. Sin embargo, hay más de 300 carros mutantes que van desde un carro de golf decorado con peluche hasta un Boeing 737, o una carabela rodante o un pulpo mecánico que expulsa fuego.
Mención aparte merecen también dos autos arte mutantes mexicanos: el Maxa es un carro enorme en forma de venado multicolor y el Nommos, una especie de Nautilus posmoderno. En ambos casos, tanto por su diseño como curaduría musical representan muy dignamente la creatividad, ingenio y diversión que caracterizan a México.
Otra de las grandes razones para asistir a este festival es por sus instalaciones de arte, más de 350 según la guía “¿Qué? ¿Dónde? Cuándo?” Están distribuidas entre los campamentos, playa y deep playa. En este terreno la variedad no puede ser mayor, hay obras tan simples como una piedra colocada de forma particular, hasta obras tecnológicas o con un alto grado de trabajo y detalle, comenzando obviamente con el propio Burning Man y el famoso Templo, obras que son quemadas el sábado y domingo respectivamente.
Aquí un video con más de 50 obras de arte de Burning Man 2019 en 5 minutos:
No puedo dejar de mencionar lo especial que es estar en el templo, un espacio cuyo diseño cada año cambia, pero que siempre tiene una vibra o aura muy especial. Dentro de él, la gente reza, pide, llora, se deshace de prejuicios, muertes, frustraciones, tristezas, recuerdos. Para muchos es el verdadero fin de asistir a un Burning Man: el llegar ahí y quemar algo que ya no quieren llevar más en sus vidas. Por eso reitero que si puedes, trates de vivir uno o varios o todos los Burning Man que puedas, para que así nunca dejes de desafiar tus límites personales y expandir tus fronteras mentales y a la vez quemes todo aquello que no te permite ser tú en tu máxima potencia.
*Blue DeerMon es un orgulloso miembro de la generación X, escritor, artista, productor, dj y performer del underground tapatío. Sus mayores intereses son viajar, la música techno, el arte, la tecnología y las culturas originarias.
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