Revés Online

Carla Morrison, la crónica…

Por Alejandra Quintero

“La rueda de prensa es a las 6:30 pm” me dicen el mismo día que debo estar en tres lugares a la vez. Parece que el tiempo se acomoda a mi gusto y arribo apenas unos minutos tarde. Carla aún no llega. Los medios michoacanos ya la esperan con sus micrófonos, cámaras, grabadoras. Unos momentos después ya está ahí, una chica normal, desenfadada, con la mejor disposición para contestar hasta las preguntas más innecesarias.

Habla de próximo disco, el que saldrá en febrero de 2012, producido por Juan Manuel Torreblanca y André Landon, de lo lindo que fue compartir con su mamá su nominación al Grammy Latino, estar en Las Vegas, sin creérsela, según ella misma, de lo hermosa que es Morelia, de su independencia como artista. Apenas 30 minutos después terminan las preguntas, las fotos, se apagan las cámaras. Ella sale corriendo porque aún debe bañarse, alcanzo a escuchar.

Una fila que da vuelta a la manzana para ver a Carla Morrison es lo primero que veo cuando me acerco al lugar del evento. Me formo y escucho la expectativa de la gente por verla, su emoción porque es la primera vez que está en la ciudad. Pasan los minutos y la espera cansa. Finalmente abren el acceso y la fila avanza rápido, mientras la gente sigue comprando boletos. Una vez adentro lo primero que resalta a la vista es un escenario al aire libre, no muy grande, y la urgencia de alcanzar un buen lugar; todo parece estar muy bien organizado por los chicos de Mala Fama. Nos colocamos justo enfrente del micrófono principal pero a unos 4 o 5 metros, el lugar aún luce a medias, pero el acceso continúa. Resignados a que el evento aun tardará en empezar, vamos a comprar unas cervezas, que resultan estar más por arriba de la temperatura ambiente, pues no han llegado los hielos.

Volteo hacia atrás y ya no puedo distinguir hasta dónde llega la gente, la mayoría son mujeres pero me sorprende que también haya una buena cantidad de hombres, algunos porque llevan a su novia, otros porque realmente les gusta. Hasta las 10 pm sale la banda telonera: Lobowolf toca media hora de algo que ellos definen como hard pop, nadie sabe sus canciones pero escucho que varias personas los conocen, le gusta. La ovación más grande se la llevan cuando anuncian su despedida, la gente ya no aguanta la espera. Sienten que Carla está a punto de salir y se compactan más, empujan, trato de no ceder ni un centímetro pero es inevitable, me mueven. Detrás hay una chica que corea canciones de Natalia Lafourcade, está casi totalmente recargada en mí, la gente sigue presionando para acercarse, pero de nada sirven sus intentos, ya están muy impacientes, han pasado 50 minutos desde que terminó Lobowolf, solo vemos a la gente de staff acomodar y acomodar cosas en el escenario. La gente ya corea cosas como “no se pasen de lanzas”, “que regresen el dinero”. La chica atrás de mí ahora canta Azul, pero se calla cuando ponen en el sonido una canción de Julieta Venegas y entonces todos la corean. Después de muchas canciones más en el sonido (malas por cierto), finalmente Carla Morrison sale al escenario con una sonrisa que ilumina, saluda, agradece estar en Morelia, dice: “Es una ciudad hermosa, cuídenla”, y comienza. La gente corea Esta soledad, una de sus canciones más conocidas porque fue utilizada para la serie Soy tu fan en su primera temporada, junto con la de Lágrimas. Después viene Cómo es, mi favorita, Carla se la dedica a aquellos que “alguna vez le partieron la madre”, no mucha gente la canta. El cielo apenas se ve estrellado, esa ciudad a la que Carla nos dice que cuidemos, ya no deja ver las estrellas, la cercanía de la gente no permite pasar el frío. El concierto continúa con una actitud desenfadada y tierna de la artista, disfruta del escenario, se mueve sintiendo el ritmo de sus músicos, pide aplausos para ellos, que la verdad, sí son muy buenos, uno de ellos su propio productor, André Landon, me doy cuenta. Sigue el repertorio de canciones, la mayoría de la gente las canta, o las grita debo decir, en ratos hasta llega  un punto en el que no escuchamos a Carla, en ese momento me dan ganas de estar sentada, en un lugar cálido, escuchando su voz clara, sin empujones, ni tantos gritos. El único cover que toca, es el de Monocordio: Me haces existir.

La chica de atrás gana cada vez más la confianza y ya se recarga sin tapujos en mi hombro, es imposible moverse. Compartir, la más esperada de la noche, anuncia el fin. Apenas han pasado 50 minutos, Carla se despide y avienta unas rosas rojas a su público, ante la incredulidad de la gente desaparece del escenario. Escucho que unas chicas detrás de mi dicen: “Neta, no manches, ¿fue todo? Tiene que regresar”. La gente comienza a gritar “otra, otra”, y como en todos los conciertos, la artista regresa para cantar Falta de respeto, de su nuevo disco. Al público le cuesta concentrarse con una canción que no se sabe, pero finalmente guardan silencio, cuando termina la canción, escucho a una chica a mi izquierda decirle a su amiga: “Esa soy yo, ¡ya ves!, es mi historia”. Ahora se escucha Déjenme llorar, su nuevo sencillo que ya está a la venta en internet. Entonces la cantante se despide para ya no regresar. Encienden las luces, pero algunos todavía incrédulos se resisten a moverse.

El lugar comienza a despejarse, solo quedan muchas latas de cerveza en el suelo, no muchos deciden quedarse con los dj´s que seguirán amenizando la fiesta. La gente va en busca del baño, de una cerveza. No escucho a nadie hablar del concierto. Sigo pensando en esa chica que encontró su historia en una canción. Me trae cosas del pasado, a este lugar en donde ahora el frío sí congela, mientras recuerdo una línea de esa canción “juegas con las mareas que viven en mi”, escucho a lo lejos a alguien que dice “¿y entonces, ahora a dónde? -A donde quieran -respondo, mientras me cobijo con mi chamarra.

 

Salir de la versión móvil