Revés Online

Confesiones de Escarlata: la maestra

IV

¿Le dije que fui maestra, Doctor? En nivel universitario. Es increíble la cantidad de cosas que pueden suceder. Alumnas y alumnos deseosos de conocer y aprender, no sólo académicamente hablando, quieren saber sobre la vida, absorber experiencia; comerte con los ojos o la boca si se puede. Son como sirenas que arrojan sus cánticos para atraerte hacia el mar, uno lleno de trampas, uno que ni siquiera conocen a la perfección. No es fácil.

Yo siempre contemplé desde afuera, aunque una de mis alumnas se sentase hasta el frente y me mirara con deseo, me sonriera sugestivamente o mordiera sus labios mientras hablaba, intentando distraerme.

Pero debo confesar que también estaba él, con su cabello enredado y sus ojos verdes. Tan, tan inteligente. Sabía que se ponía nervioso a mi lado y jugaba a hacerlo desatinar. Con él aún tengo fantasías. Con él aún mis dedos frotan mi clítoris, imaginando que son los suyos; con él aún sueño con el aroma que tendría, su tamaño y su forma. Me imagino en cuatro, mientras me la mete duro, insaciablemente, mientras jala mi cabello y me dice al oído: “maestra”.

lunchtime

Escarlata: artista de profesión, puta de corazón

*Portada: Flickr/Marco Giusfredi

Salir de la versión móvil