Revés Online

Cronología: de cómo el CEPA revivió a un muerto y luego lo echaron a la calle

El 10 de septiembre de 2015 en una nota de Capital Michoacán, quien esto escribe señaló que entre los pendientes que el gobierno municipal de Wilfrido Lázaro Medina y Salvador Abud Mirabent dejaba a Alfonso Martínez Alcázar, alcalde independiente de Morelia, estaba la construcción de una Ciudad Administrativa en el predio de la Vieja Central Camionera y Hermanos Tron.

El 27 de diciembre de 2014, el entonces síndico de Morelia Salvador Abud explicó que se proyectaba la Ciudad Administrativa, pero que por culpa de algunos diputados de la LXXII Legislatura no se había concretado. Ya como presidente municipal, Abud Mirabent dijo el 22 de marzo de 2015 que se estaba llegando “al final del túnel” y que Banobras y el Congreso se reunirían para revisar el plan para la vieja central de autobuses, valuada en unos 300 millones de pesos. El caso, no obstante, venía desde 2003 y al respecto se puede leer mucha literatura en los periódicos desde entonces, pero sería ocioso darla a conocer toda.,

Nueve días después de haber tomado posesión como alcalde, Martínez Alcázar -cuyo abuelo también fue alcalde de Morelia de 1966 a 1968- debía estar informado de los hechos. Incluso desde antes, puesto que para eso contaba con un equipo de entrega-recepción desde que fue declarado alcalde electo el 8 de junio de 2015.

La información era: que el proyecto que el ex gobernador Lázaro Cárdenas Batel le había dado a Unión Presforzadora para construir un complejo turístico y comercial en ese terreno de más de dos hectáreas no se había cristalizado, que sólo se había hecho el estacionamiento, que desde 2011 la concesión otorgada por más de diez años le costaba 18 millones de pesos anuales a la ciudad -250 mil pesos mensuales- y que tras un largo proceso de estira y afloja por fin el Congreso -entre julio y agosto de 2015- había accedido a entregarle el predio al Ayuntamiento si realizaba las oficinas administrativas, con lo que se reestructuraría la concesión. En el decreto, el Congreso de Michoacán le dio dos años de plazo al municipio para su edificación. De no realizarse, regresaría a ser propiedad del estado.

Desde poco antes, en agosto de 2015, si la memoria no falla, integrantes del Colectivo Asco (Artistas al Servicio de la Comunidad) habían ingresado a la vieja central, previo acuerdo con el que se dijo era el cuidador del predio, quien incluso les habría facilitado un juego de llaves, luego de que las hubieran solicitado al Ayuntamiento, donde sin embargo no sabían si las tenían en existencia. El historiador Ramón Sánchez Reyna me preguntó vía mensaje qué pensaba de que algunos pintores hubieran “ocupado” la antigua central y realizaran obras en las paredes.

cepa-2

Le expliqué lo que sabía del predio, que era entonces lo de los párrafos anteriores, pero a Sánchez Reyna le preocupaba el terreno por su ubicación como parte de la zona de amortiguamiento del perímetro declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1991, y quería conocer la opinión de Martínez Alcázar.

Alfonso, ni enterado

El alcalde no declaró nada sobre la Ciudad Administrativa durante cuatro meses, porque en más de una ocasión acusó no conocer el tema, aunque llevó a cabo una reingeniería municipal en la que primero se crearía una Secretaría de Cultura del municipio -que más tarde se dijo sería instituto- y que se desvincularía a la Dirección de Cultura de la Secretaría de Turismo (Sectur) de Morelia para que tuviera recursos propios. Sin embargo, el 30 de noviembre de 2015 el Cabildo de la ciudad aprobó la desaparición de la Dirección de Cultura y Martínez Alcázar expresó que a inicios de 2016 se propondría la creación de un instituto o una secretaría en el rubro, lo que hasta este día, 6 de diciembre de 2016, no ha ocurrido, porque desde entonces el Ayuntamiento no cuenta en los hechos con una dependencia que se encargue de ese rubro, siendo la Sectur de Thelma Aquique Arrieta la que ha salido al quite en lo que respecta a la cultura.

No fue sino hasta inicios de enero de 2016 que Martínez Alcázar pareció enterarse del predio de la vieja central -y de sus condiciones-, y durante una gira a una colonia -en que se entregaba una nueva bomba de agua a los colonos- respondió a la prensa que el proyecto en la antigua central camionera costaría unos 200 millones de pesos y no los 100 que había presupuestado la administración Lázaro-Abud en su recta final junto a Banobras. Un mes después -en febrero de este año-, el Colectivo Asco constituía y abría las puertas del Centro de Experimentación Plástica y Artística (CEPA), en un espacio abandonado desde 2001, que había trabajado de agosto de 2015 a esos días, sacando escombro y acondicionando las instalaciones. Carlos Rojas Martínez celebró ese hecho por escrito. No sobraban exactamente los espacios para la cultura y las artes. Un mes después desaparecería el Foro La Bodega Alterna, por poner un ejemplo.

El mural

En mayo de 2016, después de que colectivos de creadores se fueron uniendo a la propuesta de Asco, los eventos de todas las disciplinas se multiplicaron y, para finales de julio, el periodista Ulises Fonseca le preguntó a Antonio Plaza Urbina, secretario de Efectividad e Innovación Gubernamental, si habían ya dialogado con los artistas, que para entonces eran muchos más. El funcionario dijo que no había platicado con los ocupantes, pero que en el Distrito Next 4.0 tendrían cabida. Lo que sí dejó bien claro es que no se pondría un jardín botánico, como los miembros de CEPA buscaban. Añadió que aunque no existía acercamiento con ellos, se haría velozmente para crear “una agenda de trabajo” conjunta y llegar a un acuerdo. Desde ese día, 27 de julio, el Ayuntamiento indicó que se negociaría un espacio alterno para los creadores. Parecía que Antonio Plaza obviaba el plazo de dos años, cuando ya casi habían pasado doce meses desde el decreto del Congreso de Michoacán para “desincorporar” los predios de la antigua central y Hermanos Tron al municipio. Ya en varias ocasiones desde 2003 había ocurrido que se vencían los términos o se modificaban los convenios.

El pasado martes 29 de noviembre (2016) Arturo Gámez Hernández, de la compañía teatral Foro 4, y Enrika Padilla, profesora del Taller de Pintura Experimental del CEPA -de cerca de 20 que se impartían en el foro-, comentaron que en cuestión de días se inauguraría un mural en el balcón del inmueble, aunque por la mañana los artistas recibieron la visita de policías, constructores y funcionarios del Ayuntamiento capitalino. Fue la primera vez que tuvieron un encuentro directo con los creadores, aunque estos últimos dijeron haber buscado dialogar desde hacía meses. Se les notificó sin orden de desalojo que era ilegal que estuvieran en el predio y se les pidió salir, pero los integrantes del centro cultural solicitaron un espacio alterno, que ya la comuna capitalina había avisado en la prensa que les ofrecería.

Para el viernes 2 de diciembre se había pactado una reunión y los ya más de 100 asistentes al CEPA, entre maestros, creadores y alumnos, esperaban las negociaciones con Jesús Ávalos Plata, secretario del Ayuntamiento, para acceder a otro espacio. Ese día, Antonio Plaza señaló que los artistas debían salir de la vieja central camionera y que se buscaría el diálogo con ellos, porque debían desalojar para construir una comandancia de policía, con una inversión de diez millones 600 mil pesos. En una segunda etapa se edificarían también oficinas, pero no una Ciudad Administrativa.

Al día siguiente, sábado 3 de diciembre, Alfonso Martínez declaró que se negociaban espacios con los integrantes del foro para no desalojarlos y que se encontraría una solución para iniciar la obra de un Centro de Atención a Víctimas, con un costo de 17 millones de pesos, el cual sería una etapa del complejo a construirse, que abarcaría también la Ciudad Administrativa, una de cuyas partes estaría en la colonia Manantiales de Morelia y la otra en la antigua central de autobuses. Ya se dialogaba con los artistas.

Días antes Elizabeth Limón, integrante del CEPA, ya había calificado la tentativa del municipio por expulsarlos del inmueble como un movimiento semejante al que el gobierno de la Ciudad de México había hecho con Chantin Ollin Mx, el foro de las artes que por una década había trabajado de forma autogestiva.

El domingo 4 de diciembre se inauguró el mural de 60 metros por siete en el balcón de la vieja central, en una celebración multitudinaria debió encender las alarmas de las autoridades municipales, que ofrecieron durante la semana mostrar espacios alternos a los artistas y darles de plazo hasta el miércoles para que llegar a un acuerdo.

El desalojo

Este lunes 5 de diciembre, luego de que la administración de Alfonso Martínez asegurara que se firmaría un convenio con los creadores por un año para que se movieran a otro espacio, envió un comunicado de prensa luego de que funcionarios y constructores de la empresa CARREMICH hicieran una inspección en el terreno.

En las primeras horas de la tarde del lunes, Jesús Ávalos comentó que las negociaciones iban encaminadas y que el proyecto Distrito Next 4.0 contaría con un Centro de Atención a Víctimas en una primera etapa, cuyos recursos -10.6 millones de pesos- debían ejecutarse antes del 31 de diciembre; dijo que en una segunda se haría la Ciudad Administrativa.

Foto de Rafael Pérez Camacho

A las 18:00 horas del lunes llegaron más de 50 elementos de al menos cinco dependencias del municipio, entre ellas la Policía Michoacán Unidad Morelia, y desalojaron a los integrantes del CEPA, si bien guardaron el acervo que ya habían introducido los creadores, aunque parece que no regresarán los escombros que estos se llevaron para hacer accesible el predio.

Los más de 30 policías empezaron a colocar vallas poco después de las 20:00 horas y retiraron a los artistas. Les dieron media hora para que se fueran, como señaló el periodista Alejandro Amado. Jorge Wilfrido Ríos, supervisor de la obra, le dijo a la reportera Berenice Agabo que el área de juzgados y oficinas de la “subcomandancia” de policía de que constaba el proyecto a construir tendrían un costo de ocho millones de pesos.

A las 21:00 horas, ya con los artistas sobre la calle Eduardo Ruiz -donde antes estuviera el Mukai Bar-, los policías preguntaban a los curiosos qué se les ofrecía en el inmueble, rodeado ya de vallas. Ahí se encontraba Bernardo León Olea, comisionado para la Seguridad de Morelia, quien se negaba a responder a los periodistas aunque finalmente se le pudieron realizar dos preguntas. ¿Salieron los jóvenes finalmente del espacio? “Allá están, mira, allá enfrente”, contestó. ¿Y por qué las vallas? “Para proteger toda la zona, eso es todo. Hacemos la entrevista, pero el vocero es Jesús Ávalos”, dijo en referencia a que no podía hablar más sobre el caso, pero afirmando que ya lo haría durante la semana.

Una vez que ya se había retirado León Olea, envió a un policía que externó que el comisionado decía también que las vallas eran para cuidar que no le cayera a la gente ninguna piedra durante la construcción, porque podían desprenderse, y para que ya no se estacionaran coches en la cercanía.

Pasadas las 21:15 horas, los artistas se retiraron pero ya las redes sociales se habían hecho eco de la inconformidad del gremio cultural y artístico de Morelia: “Desalojo de artistas en Morelia por parte de la policía después de haber prometido diálogo. En Michoacán no existe infraestructura para el teatro, la danza, las manifestaciones artísticas diversas… ¿Cómo restaurar el tejido social sin lo elemental? Cultura, educación, ARTE. Esta noche, vergüenza para el municipio de Morelia y el estado de Michoacán”, consignaba una publicación, aunque ciertamente fueron varias más las que ya pedían apoyo organizado para hacer algo al respecto.

Salir de la versión móvil