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De Heidegger a la psicodelia, el petricor de Vicente Jáuregui

Vicente Jáuregui, músico y compositor uruapense, se abrió paso en una de las urbes más grandes del mundo, la Ciudad de México, para potenciar su proceso creativo. Durante 10 años tocó la guitarra en Capo, además de haber participado con El Haragán y Alejandro Marcovich, entre otros. Recientemente, emprendió el vuelo solitario estando a punto de publicar su primer LP, “Petricor”. Asimismo, es el guitarrista en vivo de San Pascualito Rey.

Luego de tocar en Capo, ¿cómo surge la idea del solitario?

En el 2020 decidí salirme de Capo. Una banda en la que estuve 10 años, porque todos los proyectos tienen un ciclo, una caducidad. Con Capo sentí que era momento de cerrar ese ciclo. Teníamos los 20 años de aniversario de San Pascualito Rey; una gira bastante extensa. Me salgo de Capo pensando que lo de San Pascualito Rey me iba a mantener muy ocupado, pero comienza la pandemia, se cancela la gira, y un montón de cosas que teníamos. De repente me veo en una situación de encierro y para evitar estar ansioso, triste por la situación de la pandemia, decido ponerme a componer y a darle forma. A delinear todo lo que es este proyecto solista, el cual ya tenía muchos años pensando, pero por alguna u otra cosa iba haciendo desidia.

La pandemia fue el clima ideal para empezar a escribir estas canciones, a darles identidad, a desarrollar un ADN, una huella digital. Es un proyecto en el que por primera vez estoy cantando, en el que empecé tocando todos los instrumentos y eventualmente se sumaron personas. Ha sido muy satisfactorio ir descubriendo que la música que he estado subiendo a plataformas y de la cual se ha ido nutriendo con otros músicos, ha generado muy buena respuesta, me tiene bastante contento y encaminado en este proceso creativo.

¿Por qué te vas? tiene más de 136 mil reproducciones en Spotify, ¿cómo nació esta canción?

Tiene bastantes reproducciones en Spotify, es algo que no me esperaba. Cuando empecé el proyecto decía: “si lo escuchan 500 personas, me doy por bien servido”. Nunca soñé con estos números, quizá no son millonarios pero para mí son muy significativos. Spotify, desde que inicié el proyecto, me ha apoyado bastante en playlists y es algo que se ha dado totalmente orgánico. Los editores de las playlists de Spotify, que no los conozco, y a los cuales, sin embargo, les estoy muy agradecido, casi todos mis sencillos los han colocado en playlists bastante importantes.

Ahora las playlists son la nueva radio, la gente descubre mucha música ahí, estoy muy contento que la música que comencé haciendo en mi casa de una manera muy despreocupada cumpla con los criterios y calidad y la emoción que la música requiere para estar en estas plataformas.

Encontramos en Perdido y Hoy una clara (y deleitosa) influencia ceratiana

Gustavo Cerati está en mi top 5 de influencias. También está Radiohead, Massive Attack, The Beatles, Caifanes, Santa Sabina, Portishead, etc. Toda mi música hasta ahorita ha sido bastante ecléctica, en el sentido de que cada sencillo no se parece al anterior. En esta carrera de la música uno va descubriendo nuevos sonidos y eso es lo que me mantiene emocionado.

La diversidad que hay en el proyecto es muy importante que se plasme, que se mueva, que no sea estático. En este primer disco que estoy terminando tiene esta identidad, no sé qué vaya a pasar para el siguiente, seguro será muy distinto. La música es un laboratorio, es una manera de conocerme a mí, de explorarme. Me encanta el cambio. No me veo haciendo lo mismo todo el tiempo. Me da gusto que se perciba esa vibra ceratiana. Gustavo Cerati, tanto lírica como musicalmente, siempre me ha parecido un grande.

La psicodelia como un componente recurrente en tu obra y el amalgamiento con el folk

La psicodelia y el folk son dos ejes. En el ADN del proyecto la psicodelia participa bastante. La psicodelia es un regreso a la inocencia; en cualquier proceso artístico lo más importante es ser un niño, estar desprejuiciado, de no tener expectativas comerciales, ni de fama.

Un proceso creativo, como cuando de morrito dibujas, imaginas y eres libre de concepciones. Esa es la psicodelia. Uso la psicodelia como un conducto, de potenciador de mi creatividad. Y el folk, todas las canciones que he escrito hasta ahora, las escribí en primera instancia en la guitarra acústica. La semilla de la canción siempre fue folk.

Fantasma astral, que es tipo shoegaze, mucho más rockera, llena de fuzz y de distorsión; esa canción la escribí con la guitarra acústica, es la manera en que yo me planteo el proyecto; todo lo que fuera publicando tuviera mucho sustento en el songwriting. Ante todo, lo que me interesa es escribir buenas canciones. Más allá de llenar expectativas de géneros, hay canciones, y esas canciones las puedo tocar con una acústica en una fogata. Hay una melodía, una letra clara; el folk está muy presente. La gente que hace folk (mis respetos), así compone, con la guitarra acústica y su voz.

El papel de las redes sociales en tu trabajo

Evidentemente son fundamentales ahora. Mi proyecto es completamente autogestivo. Yo soy mi propio manager, community manager. El contenido de las redes lo hago yo. Quita tiempo pero es necesario. Para hacer un reel de 15 segundos te echas 2 horas. Hay que hacerlo, si quieres que tu música tenga un alcance y sea visible; hay que hacerse fotos, lo visual es muy importante.

En los videoclips que he hecho me involucro bastante, son una parte esencial. La música también se ve, no sólo se escucha. Me interesa que los videos y las fotos terminen de redondear la identidad de lo que es Vicente Jáuregui. También es mutable, va cambiando. Lo que se ve ahora en mis redes sociales, quizá el siguiente año sea muy distinto. Las redes sociales son una herramienta y no un medio en sí mismo.

¿Qué hay al final del arcoíris?

Con suerte continúa la inspiración. La inspiración, el asombro, son dos elementos, que en la medida que se mantengan frescos, uno nunca se detiene. En este camino, la sustancia o la materia prima, son las emociones. Emociones acompañadas de asombro y de curiosidad.

Leí que durante la composición de ¿Por qué te vas? describes un proceso repentino, casi intempestivo. En general, ¿cómo es tu proceso creativo?

Mi proceso creativo es así. Una buena canción te sale de jalón. El 80 por ciento de las rolas que tengo publicadas han sido así. En el insomnio, te aburres, te paras de la cama, agarras la guitarra y ¡pum!, ahí hay una canción que brota, no sé de dónde. Así fue ¿Por qué te vas? Tenía la idea de escribir una canción que hablara de nuestra relación tóxica con las redes sociales. El título quizá se pueda leer como una canción romántica, o de despecho o reclamo, pero la escribí pensando en esas situaciones que estás con una persona, pero esa persona que está junto a ti está más entretenida con su celular.

Por eso hablo del disfraz; todos jugamos en las redes sociales a ser una persona más interesante de la que somos. La canción habla de la doble vida que llevamos ahí. Y no estoy juzgando, a todos no ha pasado.

Vicente Jáuregui

Fotos: Gustavo Romero

¿Cómo fue el llamado a participar en San Pascualito Rey y cómo ha sido la experiencia hasta ahora?

Justo el viernes pasado hicimos un (teatro) Metropólitan. La emoción todavía la traigo a tope. El Metropólitan lo íbamos a hacer en 2020 por el aniversario número 20 de la banda y no lo pudimos hacer. Qué chido que dos años después se logró; estuvo increíble, la gente respondió tremendo.

Los fans de San Pascualito Rey, sin ser una banda masiva, son de hueso colorado, gente que canta todas las canciones. No somos una banda de one-hit-wonder, que nomás tenga dos rolas o una. Me emociona tocar con San Pascualito porque el público se entrega y eso hace que uno se prenda bien cañón. Aparte, Álex Otaola y Luca Ortega, que eran los miembros anteriores, se subieron y para mí es muy simbólico, porque comencé siendo fan de Álex Otaola cuando lo vi con Santa Sabina.

Mi acercamiento fue como fan, le escribía correos electrónicos hace muchos años y Otaola me contestaba. Cuando yo decido irme de Michoacán para venirme a la Ciudad de México, todo con el propósito de potenciar mi carrera musical, le escribí a Otaola: “Álex, estoy en la Ciudad de México; lo que se te ofrezca”. Y como a los dos meses me dice: “Oye, sí se me ofrece algo. Justo en La Barranca estamos necesitando un técnico de guitarras”.

La Barranca es otra banda que me encanta; trabajar con José Manuel Aguilera fue muy atractivo. Allí empezó una relación más estrecha con Otaola; me ha apoyado bastante. Me ha conseguido varias chambas. He tocado en El Haragán, con Alejandro Marcovich, Stephanie Salas, y finalmente, cuando él decide salirse de San Pascualito Rey, como que fui su primera opción, y eso me llena de orgullo.

Para mí es un maestro y llenar sus zapatos es todo un reto. Aparte, hace como 8 años lo suplí cuando no pudo ir a León, Guanajuato. Desde ahí ya había cotorreado con Pascual y ellos; les había gustado mi onda. Todo fue natural. Por otra parte, Juan Morales, el bajista de San Pascualito Rey, había tocado con Capo en dos períodos distintos. Hemos sido amigos con él desde hace como 15 años.

Ya estaba medio puesta la onda. Pero sí fue una sorpresa cuando Juan, justamente, me habló por teléfono para decirme: “Güey, queremos que seas tú el próximo guitarrista de San Pascualito Rey y tu debut va a ser en Colombia”. Un escenario demasiado seductor. Todo ha sido una serie de sorpresas muy bonitas; en esta carrera musical lo que te mantiene ahí es que pasen cosas lindas como el Metropólitan.

De nueva cuenta, ahora con ese detonador colosal llamado “redes sociales”, la escena prolifera en cualquier rincón del país, ¿sigues la escena michoacana de cerca?

Sí la sigo, y en el Metropólitan invitamos a Negrø, que ahora se tuvo que poner su nombre original que es Walter Esaú. Cuando estábamos hablando de tener invitados especiales, Pascual y yo decíamos que era importante pensar en las generaciones más jóvenes, que están haciendo cosas chidas. Barajeamos varios nombres, entre ellos Belafonte Sensacional, La Bruja de Texcoco, que es una chica trans, y yo propuse a Negrø; le mandé mensaje y dijo que sí. Se me hizo chido tener a alguien de Michoacán.

Sí sigo la escena, desafortunadamente no hay tanta como uno quisiera. Hay demasiada gente haciendo covers aún. Siempre he sido de la idea de que la creatividad es a lo que hay que aspirar. Evidentemente hay mucho más escena de que cuando yo me fui. Está Axel Catalán, Negrø, Fracaso Hippie. Está creciendo, esperemos que pronto haya más gente haciendo música por allá.

¿Quién está trabajando contigo en la realización de los videos?

Hay mucha gente. El primero lo hice yo, Montañas de magia, y justo lo quise filmar en Uruapan, para que el proyecto naciera con una identidad y dejar claro mi origen; nos fuimos al volcán Paricutín, a Cheranguerán. Agarramos varias locaciones padres. Después me di cuenta que la onda de dirigir no es lo mío; empecé a delegarle esa chamba a amigos. Me junté con Azael Arroyo, que es un cuate muy talentoso de la Ciudad de México; hicimos Fantasma astral. El de Héroes lo hicimos con Daniela Vázquez, que es una gran amiga. El de Hoy y Se murió lo hice con Klemp Mares. ¿Por qué te vas? lo hice con Ramón, un amigo que tiene una banda que se llama Costa Felina, y justo la chica que sale ahí se llama Darma, una chica de Michoacán. Siempre estoy buscando nuevas opciones para los videoclips.

¿Es la vida como un sonido?

Sí, no tiene destino. No tiene nada predeterminado. La vida es libre; uno toma decisiones constantemente que le van dando sentido. Las decisiones son el puente que te va a llevar. Definitivamente la vida es un sonido.

Y hablando de Héroes, ¿quiénes son tus héroes musicales, literarios, y hasta dónde se ve reflejada la inevitable impronta de ellos?

Me gusta mucho la onda melancólica: Radiohead, Portishead, Massive Attack, Air. Los clásicos: King Crimson, Pink Floyd, The Beatles. Por otra parte, Pixies. La onda del grunge: Alice in Chains, Soundgarden, Nirvana, Pearl Jam. Crecí escuchando un rock más mainstream como Guns & Roses en los 90, Skid Row, Pantera, Megadeth, Metallica. He sido alguien muy hambriento de escuchar música distinta. Podría pasarme horas hablando de discos y de bandas. Literarios también tengo muchos. Últimamente trato de leer más cosas latinoamericanas. Juan Villoro es un escritor que me gusta muchísimo. Me gusta mucho Borges, Juan Rulfo, José Agustín. Estudié filosofía; leía mucho a Heidegger, Wittgenstein, a pesar de que son contrapuestos hablaban básicamente de lo mismo. Me gusta Cioran, Dostoievski, Kafka. Hay un montón de gente que me inspira y a la que constantemente estoy regresando para encontrar inspiración.

Todos los sencillos que andan en las plataformas serán parte de Petricor, ¿cuándo verá la luz el álbum?

Estamos terminándolo. Hay cinco nuevas rolas ya grabadas y algunos sencillos serán parte. Al final, el disco va a tener 10 rolas; cinco ya están arriba y cinco serán nuevas. Espero que octubre o noviembre, máximo, ya esté el disco.

¿Qué se viene para Vicente Jáuregui?

Estamos consolidando el show en vivo. Recientemente nos presentamos por primera vez con banda; sonó muy chido, fue muy satisfactorio. Al menos eso dijo la gente. Estamos ensayándole para sonar en vivo, que es la parte más divertida. Eso y terminar el disco. Ojalá haya chance de un día tocar en Uruapan, para mí sería lo mejor que me podría pasar. Poder cantar mis rolas en donde nací, sería increíble.

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