Por Rogelio Laguna
Deshojal, de Leonarda Rivera. (Secretaría de Cultura de Michocán, 2010)
La ciudad no es un árbol pero se deshoja como uno en la poesía de Leonarda Rivera, poeta michoacana quien ganó el Premio de Poesía Carlos Eduardo Turón en su estado natal. Deshojal, el libro de poemas ganador, es una selección de textos cortos que recorren la ciudad nocturna y otoñal, a veces con nostalgia y a veces con profunda soledad.
Rivera se adentra verso a verso en la condición humana, metáforas sin reposo que nos recuerdan y le recuerdan a ella misma que “por más metáforas que inventes o descubras, sabes que nadie podrá proteger a la noche de la vasta profanación de las luces”.
En la noche de las metáforas la poeta enfrenta a la muerte y a los bestiarios que en ella surgen. Silencios, lenguas, pieles de hojas secas y de luces urbanas se conjuntan en la caligrafía poética, donde bien se pide al lector que trote en la calle en penumbras, o que prepare un incendio para abrasar la ciudad.
Además de ser poemario, Deshojal es en ciertos momentos una confesión, donde Leonarda Rivera describe que aunque ahora vive en la Ciudad de México , lleva en la pluma el carbón para dibujar las calles del pueblo donde creció. Pueblo ahora interior cuyas semillas son transformadas en poesía. Tal vez en ese poblado poético, Leonarda Rivera se acurruca, “para protegerse del viento”, para dejar que las palabras se enciendan al interior de la “U” o de cualquier otra letra que permitan que el mundo siga deshojándose otoñalmente.
“Hasta dónde llegará esta palabra que sin querer/ se nos escapa de los labios/ en el instante en que fingimos ser otros/ y nos ponemos a pesar en los días [sufragados por la lluvia”.