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Dos poemas a la intemperie

Es momento de abrirle paso a la poesía, así que te compartimos algunos textos de Juan Carlos Garzón, egresado de la UNAM que actualmente colabora en varios medios como Etcétera, Punto de Partida, Círculo de poesía, Letralia, Mentidero, Garuyo y Replicante. 

 A+la+intemperie[1]

VIRAL

Yo también quiero volverme viral

todavía le cabe otra infección a la cultura y yo

también tengo en mi cápside una cepa de sapiencia y se impacienta

buscándole un porito plasmodésmico al tejido de lo dicho

por donde pueda entrar y emponzoñarlo con mi docta enzima

trastornar el curso metabólico del huésped con mi código insidioso

y mi maledicencia helicoidal

pero ya en serio

yo también me quiero hacer viral

quisiera que esta tinta protobionte se filtrara

del papel a la mesa y de la mesa al piso

del piso a las tuberías y después a los mantos freáticos

de los que occidente abreva y que en breve

echara a andar mi pandemia pedagógica y publicitaria

y se enfermara de mí el mundo entero

pero no se puede así

la palabra no es bacteriana sino parasitaria

hace falta hospedarse en algún organismo

y se entiende que hospedarse tiene aquí bastante de eufemismo

pero es que no se puede sobrevivir a la intemperie

hace falta meterse en algún lado, en alguien

adherírsele a la espalda a alguien

y ser adsorbido con d de disimulando

y abrir metametametametafóricamente mi troyano

instalar el principio de mi sépsis en almas ajenas

que me estén citando cuando crean que hablan por ellas

y sigan dispersando mis nucleótidos ulteriormente

y acabe por estar invisible en todas partes

yo

reproductor de aminoácidos

que adsorbí de quién sabe dónde y de quién sabe quién.

EL DESEO

 

Claro que esto no es más que un decir pero

creo que traigo un dios encima

o atento debajo de un pulmón y mira

hacia afuera con ojos vidriosos

 

es una cuerda tensa el dios, lanzada

hacia las cosas desde mi pecho

o es una cuerda tensa el dios, que laza

mi cuerpo y lo jalan las cosas

 

y vientos hay y hay ansias y me muevo

y afuera están los nombres de lo bueno

y de lo noble y de lo placentero

extensos blancamente en las pantallas

 

no sé si hay afuera ni adentro y me muevo

entre lo que emano y lo que me invade

y son lo mismo, este dios, nudo de niebla

son lo mismo y sólo existe el flujo

 

extiendo los brazos, conduzco la corriente

y quién desea por mí si es cierto que

podré con suerte hacer lo que quiera hacer

pero nunca querer lo que quiera querer.

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