Obreros y muchachas/a las fábricas
iban/entregando/los ojos
al verano,/ las cabezas al cielo,
sentados/en los/élitros
de las vertiginosas
bicicletas
que silbaban/cruzando
puentes, rosales, zarza/y mediodía.
Pablo Neruda
Antonio H. Vargas
Está de más decirlo, pero el programa donde se desempeña el tal Daniel Bisogno es uno de los peores en la televisión, un cúmulo de chismes sobre la farándula que, sin embargo, tiene una gran audiencia no solo en México, sino en otros países. Ahora bien, habré de confesar que mi madre y algunos familiares lo ven después de comer, es pues, el desempance, una escapada de la realidad. Aunque Ventaneando sea un programa cuyo contenido es más que pobre, lo que opinan sus conductores trasciende mucho, pues esos chismes de “artistas” se replican en la combi, en la cola de las tortillas y en muchas otras partes.
Como ya casi todos saben, la semana pasada Bisogno se quejó de que en la avenida Insurgentes de la CDMX se reducen los carriles por el Metrobús y los ciclistas, lo cual calificó de terrible:
“Debería existir un permiso para atropellar ciclistas si llevas prisa”.
Todos sabemos que no sólo en la capital del país hay un problema de tráfico, en las grandes y pequeñas ciudades esto se agrava con los días, sea por exceso de vehículos, por manifestaciones u otros factores. Lo importante es que con frases como la de Bisogno se genera violencia hacia los ciclistas; de por sí ya la hay, pero con estos personajes puede contagiarse a otros sectores de la población.
El comediante trató de corregir sus afirmaciones diciendo:
“Yo, personalmente, hice una broma en relación a los ciclistas, de que debería de haber una licencia para echarnos a los ciclistas cuando fuéramos tarde; obviamente, cualquier persona con un mínimo de inteligencia entendería que esto es una broma, pero quien no lo entiende, lo comprendo también.”
Una arrogancia y petulancia hay en lo anterior, ya que alude a una falacia que se llama Ad ignoratiam (no afirmarás que por la ignorancia de una persona, una afirmación ha de ser verdadera o falsa) ya que supone que toda la gente “con un mínimo de inteligencia” sabe que se refiere a una broma. Como él es un personaje famoso de la televisión mexicana, sus televidentes y demás escuchas deben saber por ósmosis que lo que dice es una broma, y aquellos que no tengan un mínimo de inteligencia creen que es verdad. ¿Cómo saber cuándo un conductor de este tipo de programa habla en broma o se refiere a hechos concretos de una realidad que afecta a la población? Más adelante dice, y nuevamente usa falacias:
“Era simplemente un poco de humor negro que nos caracteriza como mexicanos, y que muchos entienden, pero cada vez dejamos de entender, porque nos estamos alejando de la risa y acercando al drama por caminos innecesarios”.
Ahora bien, ¿a todos los mexicanos nos caracteriza el humor negro? No creo que lo haya en casos sentidos como Ayotzinapa o el Colegio Rébsamen. Los ciclistas intentamos de alguna manera evitar el tráfico, llegar pronto a nuestro destino, dejando a un lado los beneficios físicos, económicos y ecológicos que el uso de la bicicleta brinda. Además, la gente que usa la bici en la ciudad es para trasladarse a sus empleos, y es gente del grueso de la población, es decir, la banda obrera en su mayoría. En mi vida he visto llegar a autoridades de los distintos niveles de gobierno a trabajar montados en una bicicleta (al menos que busquen el voto en tiempo electoral).
Con el uso de la bicicleta y otros medios de transporte alternativo, se pretende la disminución del tráfico que tanto aqueja a Bisogno, pues no todos tenemos el dinero, el crédito o las ganas para adquirir un automóvil. Tal vez las ciudades no estén diseñadas para el uso de la bicicleta, ¿pero están diseñadas para la sobrepoblación de vehículos automotores?
Nuevamente regreso al respeto como una acción que debe estar presente en la mente de los automovilistas, ciclistas y peatones. Posiblemente el ciclista se pasa ciertas reglas de tránsito por el arco del triunfo, como los semáforos, uso las banquetas, detenerse en zonas peatonales, no usar casco, utilizar auriculares o celulares mientras se maneja, circular en sentido contrario, etc. Pero se usa la bici y eso es un coche menos: somos la minoría que pretende un cambio. Obviamente se tiene que fomentar un respeto por las señales de tránsito para general una convivencia social.
En ciudades europeas el uso de la bicicleta es común y creo que en México podemos aspirar a eso; hay asociaciones civiles a lo largo y ancho del país que fomentan el uso de la bici, pero cuando un conductor de televisión se refiere a los ciclistas de forma peyorativa, esos esfuerzos tienen menos alcance, ya que 20 segundos al aire alcanzan a una población de millones: los ciclistas y otras minorías estamos frente al Leviatán: la TV.
La lucha es desigual, ya que no hay un programa nacional de televisión donde se aborden, por ejemplo, temas de ciclismo urbano. Sin embargo, hay un sinfín de minorías que sumadas son mayoría. Si nos unimos podemos hacer de este país algo mejor, sólo hay que dejar las diferencia a un lado.