Claudia Daniela Casimiro/Armando Casimiro Guzmán
El lituano Rokas Valuntonis es una estrella en ascenso entre los pianistas europeos. En su segunda visita a México, llegó expresamente al 36 Festival de Música de Morelia (FMM). El recital que ofreció en el Palacio Municipal de la capital michoacana fue una muestra no solo de su gran dominio técnico sino también de su enorme capacidad para conectar con la audiencia. Poco antes del concierto pudimos platicar con él sobre el programa y lo que busca cada vez que se sienta frente al piano.
¿Nos puedes contar un poco de cómo surgió tu interés por el piano?
Hace poco alguien me hizo esta pregunta, ¿hace cuántos años comenzaste a tocar el piano?, la respuesta es hace treinta años, comencé muy joven, cuando tenía siete.
El concierto abre con una pieza de un compositor lituano, ¿hay algo que te atrae particularmente de esta obra?
Es una obra que conozco desde hace muchos años y que he tocado muchas veces. El autor es Mikalojus Konstantinas ?iurlionis, es un compositor lituano y uno de los más famosos. Él no era solamente compositor, sino que también pintaba. En sus pinturas puedes encontrar mucha música, y podríamos decir que su música también se puede encontrar en muchas de sus pinturas. Pensé que era perfecta para interpretarla en México, porque aquí encuentras tantos colores, es el mejor lugar para presentar su trabajo. También tomé en cuenta que estoy presentando sonatas de Marianne Martínez y Ludwig van Beethoven, pensé que era buena idea incluir también una sonata de un compositor lituano.
Justamente la siguiente pregunta es sobre Marianne Martínez, cuya obra no es tan conocida, ¿por qué escogiste esta sonata para el festival?
Bueno, ya tenía una sonata de Beethoven, pero estaba buscando otra que hubiera sido escrita más o menos en la misma época. Marianne Martínez también vivía en Viena en ese momento, era una cantante y una fascinante intérprete del teclado. Su obra fue escrita originalmente para el clavecín, en un estilo completamente diferente al de Beethoven, a medio camino entre el barroco y el clásico, mientras que la de Beethoven está entre el estilo clásico y el romántico. Pensé que los dos trabajos emparejaban bastante bien y que reflejaban el espíritu de esta época.
Esta noche tocas Carnaval de Robert Schumann, es una obra muy larga, ¿cómo haces para mantener la intensidad y el sentimiento durante toda la pieza?
En realidad es mucho más fácil de lo que pensaba, porque la pieza es tan colorida y los sonidos cambian muy rápido. En algún punto me encuentro pensando más en la música que en una obra escrita para piano. La siento como una pieza dramática, cuando la escucho y la interpreto, me ayuda a crear todos estos personajes y darles vida.
¿Cuando te sientas frente al piano te enfocas más en los aspectos técnicos o en los sentimientos que quieres transmitir a la audiencia?
No lo sé, los sentimientos vienen como producto de la música, creo que para mí es el mensaje, pienso que el carácter y la comunicación con la audiencia podría ser lo más importante. Obviamente los aspectos técnicos llegan a través de la música, por lo que estoy muy emocionado cuando consigo estos logros estilísticos con la música del piano. Pero pienso que lo principal es la comunicación con la audiencia y me gusta percibir estos sentimientos durante la interpretación, siento que puedo escuchar a todos, sentir su respiración y reacciones ante cada movimiento, realmente aprecio eso. Tocar música en vivo es una de las cosas más satisfactorias para mí.
Es como editar una pieza, crear tu propia interpretación de ella, para obtener reacciones de la audiencia…
Sí, pienso que hay que seguir en la medida de lo posible la intención del compositor. Pero al final del día la música sucede realmente en un momento muy particular, en un instante te das cuenta cuando el sonido suena aburrido o desaparece y entonces no está mal reemplazarlo por otros. Es el momento cuando el músico debe volverse ambicioso y saber que cada interpretación siempre será diferente y que no volverá a suceder, es muy emocionante.