Se fue a estudiar un curso de francés a París, tiene 20 años y es mexicana. Se llama Natalia y nació en Morelia. Nos ha concedido una entrevista para contarnos cómo logró sobrevivir a los atentados terroristas la noche del 13 de noviembre durante un concierto de rock, donde más de 100 personas fueron asesinadas por militantes islámicos.
Más que contar lo sucedido, Natalia quiere dejar en claro que este hecho le ha cambiado la vida, la ha puesto a mirar a la humanidad en su conjunto, a pensar por qué se tienen que asesinar unos a otros solo por diferencias religiosas.
El relato
Contactada vía Skype, Natalia nos cuenta que hace dos meses que llegó a París, donde conoció a una amiga quien por fortuna la acompañó al concierto de Eagles of the Death Metal en el salón Bataclan.
“El concierto iba normal, lo estábamos disfrutando mucho desde la parte superior del salón, pero como a la cuarta canción comenzamos a escuchar detonaciones; primero pensé que era un problema de sonido, que las bocinas se habían tronado, pero mi amiga me dijo que me acercara a ver el ruedo y entonces vimos a personas muertas y heridas, a muchos corriendo. Yo me quedé un poco pasmada y reaccioné hasta que vi que los integrantes de la banda también corrían a esconderse».
Según información de El País, Bélgica y Siria son los epicentros donde se concibieron los ataques yihadistas de París.
“Todo fue muy rápido, incluso pensé que se trataba de un pleito de borrachos, pero el sonido de las metralletas me hizo caer en la realidad. En la zona donde nos encontrábamos intentamos bajar por las escaleras, pero los balazos se escuchaban muy cercanos y pensamos que no era la mejor idea salir por ahí. Entonces alguien gritó que permaneciéramos pecho tierra, yo lo obedecí pero permanecía en shock, no pensaba con claridad sobre todo porque las ráfagas sonaban fuertísimo y el olor a pólvora era muy notorio».
Natalia olió la muerte, pensó en lo peor; a sus 20 años un concierto de rock parecía ser su última noche… pero tuvo suerte. Nos sigue relatando:
“Hubo un momento en que realmente pensé que no saldría viva de ahí, así que tomé el celular y me comuniqué con mis seres queridos para despedirme. Me di cuenta de que la gente se estaba arrastrando detrás de los asientos hacia un cuarto que estaba a la derecha del palco y decidí seguirlos, más por instinto que por certeza.
“Junto con mi amiga, nos arrastramos como pudimos, por debajo de las butacas, pero había un espacio entre cada cinco asientos para habilitar filas de salida, y todos quedábamos al descubierto en esas zonas, con el miedo de que nos vieran los terroristas».
Uno de los terroristas identificados por la policía francesa era Omar Mostefai, nacido en octubre de 1985 en Courcouronnes. Según publica El País, fue identificado por el análisis de un trozo de dedo. Anteriormente había sido detenido en ocho ocasiones y estaba fichado por sus actividades relacionadas con el islamismo radical.
Natalia continúa:
“Las pocas veces que podía voltear vi a muchos muertos en el ruedo, a gente que se atropellaba al intentar huir, todo era como una película de terror. Un tipo que parecía pertenecer a la seguridad nos dijo que corriéramos hacia él: mi amiga y yo pudimos seguirlo, cruzamos una puerta y desafortunadamente otros muchachos ya no alcanzaron a llegar. Mi amiga dice que uno de los terroristas nos estaba siguiendo, que nos vio pero que no disparó. Eso fue lo más raro, que ya nadie disparó porque una ametralladora podía fácilmente traspasar la puerta en la que nos habíamos escondido, de hecho yo presentía que en cualquier momento las balas me iban a llegar por la espalda, porque además alguien intentaba forzar la manija.
“Ahí, en guardia, un señor mantenía un extintor en la mano para golpear si es que alguno de los terroristas lograba entrar. Permanecimos escondidos durante varios minutos que me parecieron una eternidad; no había escaleras para salir, así que entre todos nos ayudamos para subir al techo, después corrimos por toda la azotea del Bataclan hasta dar hacia la ventana de una casa particular, entramos a una especie de sala muy grande donde estábamos unas 50 personas, todas huyendo de los terroristas».
A oscuras, boca abajo, en silencio por varias horas y con el miedo flotando en esa sala. Los recuerdos de Natalia parecen intactos:
“Pensé que ya estábamos salvados, que había pasado lo peor, pero momentos después otra vez se escucharon las ráfagas. Todos permanecimos en silencio, boca abajo, sin encender la luz. Había varias ventanas que daban hacia el Bataclan, por lo que la posibilidad de que los criminales entraran a la casa era latente.
“Como dos horas después, un joven alto entró a la sala y nos preguntó con mucha calma que cómo estábamos… mi amiga presintió lo peor, me dijo que tal vez era un terrorista y que nos iba a tomar como rehenes, todos comenzaron a agacharse, como esperando que sacara alguna arma, entonces se acercó a mí, me preguntó que si estaba bien y yo le pregunté que quién era… me respondió que era el hijo de los propietarios de la casa».
Los atentados fueron obra de miembros del Estado Islámico, cuyas raíces se encuentran en 2002, aunque formalmente se fundó en 2006.
“Ya entonces la gente comenzó a hacer llamadas, yo les mandé la ubicación a mis compañeros de clase para que las autoridades dieran con nosotros; después de unas horas llegó la policía y el ejército, se aseguraron de que no estuviéramos como rehenes, salimos en pareja, con las manos arriba y auxiliados por los bomberos. Cuando bajé a la calle seguía viendo muertos y otra vez me sentí insegura. Finalmente nos llevaron al Ayuntamiento, donde nos atendieron muy bien a todos, preguntándonos si estábamos bien, si necesitábamos ayuda psicológica”.
Intolerancia, el origen de la violencia
Natalia se considera muy afortunada por haber salido viva del Bataclan, por lo que reflexiona en torno a la violencia que se suscita en varias partes del mundo y sobre las reacciones que ha generado este evento:
“Lo que deseo es que la gente abra las ojos y se dé cuenta que la intolerancia e ignorancia cultural nos está llevando hacia nuestra propia destrucción, matando a seres vivos inocentes, matándonos a nosotros mismos. Creo que los humanos buscamos la paz con la violencia en un comportamiento irracional”.
Según cifras oficiales, los atentados terroristas en la capital francesa dejaron 129 personas muertas y más de 300 heridos. Los actos habrían sido orquestados por tres grupos compuestos por siete hombres; seis de ellos se hicieron estallar con cinturones explosivos y otro fue abatido en el Bataclan.
La reacción de Francia fue inmediata: un bombardeo sobre la ciudad siria de Raqa, donde se encuentra el campamento de un grupo terrorista del Estado Islámico.
Y aunque las muestras de solidaridad con los franceses se han manifestado incluso con aplicaciones en redes sociales, otras masacres han ocurrido en el último mes, como el atentado terrorista en Ankara contra una marcha organizada por grupos prokurdos, con un saldo de 102 muertos, sumada a la explosión de un avión ruso que salía de Egipto, con 224 pasajeros a bordo.