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Erosión de playas, cavando nuestra propia tumba

Por María Morote

Imagina que eres uno de los más de 4 millones de turistas que visitan la Riviera Maya al año. Probablemente te hayas decidido por Playa del Carmen, no tan masificado como Cancún, de reminiscencias hippies y buen ambiente nocturno y te hayas dejado llevar por las fotos de la página web del hotel donde has reservado tu habitación.

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Cuando ya te imaginabas tomando el sol con tu piña colada en interminables playas de aguas cristalinas, lo que encuentras es que frente al hotel la marea se ha tragado toda la arena y tu idílico paseo se ha convertido en una yincana sobre costales junto a los cimientos a la vista de clubes de playa y hoteles en primera línea.

La erosión de las playas es un tema recurrente en una ciudad que vive del turismo. Con la llegada de los “nortes”, como se les llama a los vientos fríos que azotan la costa cada invierno, los medios locales se llenan de comentarios indignados sobre la ineficacia del plan de recuperación de playas de 2010 y la insistencia en construir sobre las dunas.

Una de las obras más sonadas de los últimos meses fue la de los muelles del hotel Reef Coco Beach donde embarcan los turistas que contratan tours con el centro de buceo situado en el establecimiento.

A raíz de la construcción de la estructura y en un tiempo récord, las playas vecinas –las pocas que quedaban en el centro de la ciudad- han dejado de existir y las olas rompen directamente con los edificios a pie de playa.

El pasado 31 de marzo la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) multaba al hotel con 1.5 millones de pesos y le exigía la retirada de las estructuras. La visita de la dependencia destapaba, como publicaba El Universal, gravísimas irregularidades. Lo que se creían muelles eran en realidad escolleras que incluso estaban dotadas de maquinaria de bombeo para “la captación de arena” a beneficio del hotel, que carecía además de la concesión para el uso de la playa.

Las quejas de particulares, asociaciones medioambientales como Moce Yax Cuxtal, y la Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat) ya existían desde el inicio mismo de las obras, sin embargo la Profepa no parece enterarse de lo que pasa hasta que el muelle entra en funcionamiento.

Esto es sólo un ejemplo de la vulnerabilidad de los recursos naturales de Playa del Carmen. Ir a la playa y encontrar que se construyen nuevos condominios u hoteles demasiado cerca del mar se ha vuelto algo normal en la ciudad con más crecimiento de todo México según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Una legislación vaga y, sobre todo, la aplicación interesada y mediocre de la misma parecen estar detrás de la erosión de las playas, como evidencian los cinco videos documentales que la productora local Saudade Producciones ha publicado en las dos últimas semanas en su canal de Youtube.

Carlos Underwood a la cámara y Sergio Santiago a la edición, se han dado a la tarea de desentrañar esta “magia” con la que se construyen cosas diferentes a las que figuran en las licencias de obra y se termina por deteriorar lo que paradójicamente se le vende al motor económico de la Riviera Maya, también conocido como turista.

“La idea es destacar el problema de la erosión. El tema es grave, así que emprendimos un proyecto documental por entregas (dos a la semana) para informar a la sociedad de lo que sucede, de manera gratuita y sin censura”, comenta Carlos Underwood.

Los componentes de Saudade Producciones tenían en mente un número determinado de cápsulas informativas pero, según comentan, el interés de autoridades y diversos actores sociales de la ciudad por aportar su visión ha crecido tras ver las primeras entregas, por lo que darán seguimiento al tema hasta convertirlo en un documental.

La productora ha optado por un formato de alrededor de dos minutos de duración por entrega, sin narración. El hecho de que sean las propias voces de los entrevistados y el material gráfico los que hilen la trama ha supuesto la vuelta de tuerca a un tema que ha sido contado e ignorado por igual.

El resultado es atractivo pero también descorazonador por la evidente indiferencia de los organismos responsables de lidiar con la erosión. Pescadores, prestadores de servicios turísticos, activistas y Zofemat exponen el tema en las primeras entregas.

No se puede pasar por alto que los “nortes” modifican las playas de manera natural pero los entrevistados sentencian que la construcción de edificios sobre la duna y de grandes estructuras en la costa, como los muelles del Coco Beach, han sido los causantes de la pérdida de 35 a 40 metros de playa y han afectado a cinco accesos públicos, además de traer a la orilla grandes cantidades de sargazo.

“Aun así todavía se siguen aprobando obras y obras”, señala en la primera cápsula José Gómez Burgos, secretario de la cooperativa turística Mar Caribe y presidente de la cooperativa pesquera Xaman-Ha.

Pero ¿por qué se siguen aprobando los estudios de factibilidad de estos proyectos? Como el activista Aniceto Caamal comenta, son los organismos federales los que tienen la responsabilidad de autorizarlas:

“Las autorizaciones que está dando la Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales) son causa de todo este daño que estamos enfrentando empresarios, Profepa y organizaciones civiles. Tenemos que decirle a la Semarnat que esos permisos que se están emitiendo a los amigos de los amigos están dañando y nos están enfrentando en Quintana Roo”.

Cuando se pregunta a los entrevistados acerca de estas licencias las palabras “corrupción” o “impunidad” son frecuentes. “Lo que busca cada empresario es su beneficio de ganar arena aunque pueda dañar a los vecinos”, alega en el video Caamal.

Durante la corta pero acelerada historia de Playa del Carmen los intereses han prevalecido sobre la experiencia de los hombres del mar. En imágenes de archivo recogidas en las cápsulas de Saudade Producciones, pescadores y prestadores de servicios turísticos ya se oponían a la recuperación de playas que en 2010 se les vendió como la solución a la erosión.

El proyecto supuso la extracción y reubicación de 800 mil metros cúbicos de arena en los arenales de la ciudad y una inversión de 960 millones de pesos entre la Riviera Maya y Cancún, según datos de La Jornada. Los números son impresionantes pero aún lo es más que el material extraído se empleara en playas ante las que no hay arrecife, estructura encargada de que la playa no se vuelva a lavar, según comentan los pescadores.

Con el paso de los años, la recuperación resultó un fracaso: “No hubo un proyecto integral de recuperación. Se recuperaron las playas pero no hubo un mantenimiento”, señala al respecto Guadalupe de la Rosa Villalba, presidenta de Moce Yax Cuxtal.

¿Y dónde está la opinión de la contraparte? Tanto la asociación civil, en conjunto con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), como la Zofemat han presentado varias quejas ante la Profepa en las que se exige la solución del problema de la erosión de playas con el mismo resultado: ninguno.

Underwood señala que la productora ha pedido hablar con varias dependencias federales pero, si han conseguido una respuesta, es la de que no conceden entrevistas privadas.

En la quinta entrega de esta investigación hay bastantes evidencias de lo que le ocurre a esta otra parte. Las imágenes muestran cómo la presión de las quejas y la opinión pública logran una visita histórica de la delegada de la Profepa en Quintana Roo, Carolina García Cañón, a la playa del hotel en cuestión. “Este es el paso, de hecho hay un vídeo aquí”, dice ella señalando las escolleras. Poco más se puede añadir.

“¿Para qué tenemos Profepa y Semarnat para un desarrollo que afectó nuestra línea costera?”, se pregunta Caamal en uno de los vídeos. El problema no queda ahí, una vez hecho el daño los responsables de dar soluciones son los mismos que conocen las playas a través de videos de YouTube.

Según la Zofemat existen proyectos de recuperación pero ninguno se ha aterrizado. Una buena manera de empezar a aterrizarlos sería comenzar a escuchar a los que en estos videos (y en los que están por publicar) proponen soluciones y conocen las aguas de Playa del Carmen desde que era un pueblo de pescadores. De haber sido así ni siquiera haría falta retirar los muelles que se construyeron con la afectación que otra obra más supone para la costa.

El documento gráfico de Saudade Producciones –que también se puede consultar a través de la página de Facebook y Twitter– ha puesto además sobre la mesa la necesidad de una plataforma donde la gente de Playa pueda expresarse fuera de los circuitos de información habituales:

“Sería diferente si hubiera llegado para el otro medio en el que trabajo o si no me conocieran. El vehículo para que la gente haya hablado es que Saudade Producciones es independiente, porque todos (los medios locales) tienen censura. La única manera de que el tema sobreviva es que la gente se suscriba y opine a favor o en contra”, finaliza Underwood.

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