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Gisela Leal y su oda a la soledad

Se llama Emilio Rivera del Pozo, es cineasta y planea suicidarse. ¿Por qué? Los motivos se desdoblan en las páginas de Oda a la soledad y a todo aquello que pudimos ser y no fuimos porque así somos, tercera novela de la mexicana Gisela Leal, todos publicados por Alfaguara. Se trata de la historia sobre una familia acaudalada que parece ser exitosa y próspera, pero pronto saldrán problemas que orillarán al protagonista a querer volar a otra dimensión.

Para que nos cuente más detalles del texto así como sobre su oficio literario, platicamos con la nacida en Nuevo León pero radicada en la Ciudad de México. ¿De dónde ha salido su personaje principal?, es nuestra primera pregunta. “No sé si se pueda considerar como un típico joven de este tiempo, pero sí hay ciertos rasgos de los adultos contemporáneos de nuestro país. Sin embargo, Emilio se puede concebir en un segundo plano de la historia, porque el personaje principal es su propia familia, esa es la figura central, el cómo se desenvuelve la historia de cada uno de los integrantes para que nos situemos en el punto actual y entonces sepamos cómo van o no a resolver sus conflictos”.

Escrita a lo largo de un año, la novela tiene la intención de que poco a poco descubramos a los personajes y veamos “cómo se logra construir o deconstruir esta familia. Por eso nos vamos hasta el pasado y nos adentramos en tres generaciones, para entender por qué son como son y por qué en el presente tienen tales características”, nos cuenta Leal.

A la pregunta si en sus personajes trata de retratar al país que hoy sufrimos (o gozamos), la autora nos dice: “Las cosas que le pasan a los personajes no son ajenas a las que vemos en la vida real, cosas que nos parecen familiares. Tengo fijación en el psicoanálisis tanto para el desarrollo de la historia como para la construcción de los protagonistas, por eso la necesidad de ir atrás, porque gran parte de lo que somos proviene de nuestras raíces familiares”.

Autora de las novelas El club de los abandonados (2012) y El maravilloso y trágico arte de morir de amor (2015), Gisela tiene ciertos temas recurrentes, tales como el suicidio y los núcleos disfuncionales. “Si hablamos de temas recurrentes en mis tres libros creo que el más frecuente es la familia, personajes con situaciones familiares que los van marcando y los conflictúan. No es que haya maldad en ellos, tampoco falta de amor; la historia de cada uno es lo que provoca la falta de entendimiento a pesar de que pueda existir el cariño. Luego viene el dejarse caer, como le sucede a uno de los personajes de esta novela. En las otras historias hubo un enfrentamiento entre el personaje central y su familia derivado del fracaso, mientras que ahora hay una conquista personal por encima de lo familiar. Es alguien que pone sus intereses por encima de los demás. Digamos que es un triunfo roto, pero triunfo al fin”.

El proceso de escritura de Leal es en completa soledad y no suele tomar opiniones del texto más que las de su mentor literario, Felipe Montes, “un hombre con todo el conocimiento y el mejor criterio; si ambos estamos a gusto, entonces lo enviamos a la editorial”. Una editorial, Alfaguara, que la ha fichado como su gran promesa, pues desde su ópera prima se mencionó que era el “secreto mejor guardado de la literatura mexicana” y aunque muy joven, ha tenido osadías como jugar con la tipografía de su segunda novela de acuerdo a la voz activa. A pesar de ello, no obstante las buenas críticas en medios nacionales e internacionales, Leal aún no se pone el título de escritora: “Todavía no lo soy. En el proceso de mi vida espero dar con la respuesta, pero de momento no creo tener las características de un escritor, si acaso es por momentos. El escribir para mí no siempre es un placer, y en cambio es muchas veces frustrante, aunque eso también le pasa a los verdaderos escritores. Lo que creo que ese título representa algo muy valioso y yo todavía no aporto lo suficiente como para merecerlo”.

¿Y tanto halago, tanta expectativa, genera algún tipo de presión? “Todos nos sentimos presionados en donde sea que trabajemos, pero creo que en mi caso es más una presión interna que la que pueda ejercer la gente de fuera. La autoexigencia es la que más domina y mantenerte al margen de las opiniones es lo más sano. La literatura, como cualquier otra rama, tiene gustos relativos. Estar escuchando opiniones tanto negativas como positivas llega a ser peligroso, así que importa más concentrarte y trabajar para hacer bien las cosas”.

Es Gisela Leal y su nueva obra ya está disponible en librerías de todo el país. En tanto, ella anda leyendo Patria, de Fernando Savater, “habla de los años de terrorismo en España, tema con el que no estaba familiarizada, pero un vez que abres el libro, no puedes parar”.

Y como plus, el libro cuenta con su propio book-trailer y hasta un playlist con la música referida a lo largo de esta historia. Echen ojo:

 

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