Este fin de semana se presentó la que puede ser consideradala la banda de rockabilly más importante de México, Rebel Cats, quienes prendieron al público moreliano con su gran calidad, energía y las canciones que los han posicionado donde están.
Por Jorge A. Amaral
Con un Cactux lleno y después de varias cervezas y pulques entramos a donde sería la cita con los Rebel Cats. Debo admitir que vi más público joven del que me imaginé que habría, y es que este grupo ha sabido ganarse una audiencia amplia y diversa.
Nos posicionamos en la parte alta para tener una mejor perspectiva de lo que sucediera tanto en el escenario como entre el público. La raza estaba entusiasmada y cuando salieron Los Maestros del Revólver lo pusieron en evidencia. Al ser de las bandas populares de Morelia tienen ya un público fiel, que conoce sus rolas, que se sabe sus coros, como ese de «¡hey, vaquero!», y no es para menos, ya que Los Maestros del Revólver son dignos representantes de los dos subgéneros que me hicieron llegar al rockabilly actual: el surf y el surf western, estilos que ejecutan con gran calidad y energía, es por eso que dejaron el caldero hirviendo.
En la sala abundaban las chavas que esa noche se disfrazaron de pin up, otras quizá sí lo fueran; dos o tres (literal) pompadours cultivados con el tiempo y otros tantos improvisados, tan es así que unos chavos que estaban al centro del salón se estaban rolando un peine para pararse el copete sin éxito alguno.
Así, entre cervezas y humo de cigarro (tanto del propio como de segunda mano) llegó la media noche, cuando al escenario arribaron los esperados de la noche: Rebel Cats.
Al grito de «Dixie Rock ven, vamos a bailar» inició la velada rockabilly. A partir de ese momento el público moreliano comenzó a consentirlos y ellos correspondieron con una gran entrega sobre el escenario, poniendo de manifiesto lo excelentes músicos que son al tocar temas de todos sus discos, los cuales fueron coreados tanto por los fans y las grupies como por los amantes empedernidos del rockabilly y el rock & roll que andábamos por ahí.
Con toda esa energía tanto del público como del grupo hubo un momento que no sé para los demás pero que para quien esto escribe fue un pequeño culmen, cuando los Rebel interpretaron extraordinariamente «Folsom Prison blues», del Man in Black de Johnny Cash. El slap en el contrabajo de Lalobilly, la desbordante energía de Vince y la gran maestría de Vincent van Rock en la guitarra llevaron al clímax al público, quienes no sólo bailaron y corearon todas sus canciones, sino que armaron un ambiente que elevó la températura de la pequeña sala a la ebullición, lo cual hizo que salieran volando las playeras y camisas de la mayoría de los varones para sudar a gusto.
Ante la evidente juventud de la mayoría de los asistentes fue de gran valor que Vince se tomara la molestia de explicar a la audiencia los orígenes del rockabilly, su relación con el hillbilly y su parentesco con el rock and roll, lo cual se ejemplificó cuando los Rebel Cats hicieron un popurrí de canciones de los 50, que yo les agradecí con toda el alma pues algunas ya las había escuchado en el coche de camino a Cactux.
Y está bien que el baterista y vocalista del grupo ofrezca esas nociones al público, pues no se puede entender plenamente la importancia del rockabilly si no nos vamos a las raíces, si estamos con la idea de que sólo se trata de pararse el copete o ponerse un moño en el cabello, si nada más nos disfrazamos sin atender a una historia de más de 60 años, desde Chuck Berry o Bill Halley hasta llegar a los Rebel Cats, Brian Setzer o Rip Carson & The Twilight Trio.
Así transcurrió la velada, entre cervezas y el excelente rockabilly de Rebel Cats, con un ambiente que puso de manifiesto que en Morelia también hay Gatos Rebeldes listos para llenar un foro.
Llegó el momento que nadie quería que llegara y para despedirse escogieron la canción que para Rebel Cats y sus amigos grabaron en colaboración con Johnny Laboriel, «Mala influencia». Ya estaban por retirarse y al grito de «¡otra, otra!» retomaron sus instrumentos para cantar una de mis favoritas de este grupo, «Anclado a ti», y de pilón y al coro de «oé, oé, oé, Rebel, Rebel» sonó a todo lo que daba «Vamos con los monstruos», el cierre perfecto para una gran velada de cervezas y buen rockabilly en Cactux.
Foto de José Antonio Castrol