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Guerreros de la Imagen: Jesús Vieyra

El fotoperiodismo en México casi siempre es visto como un mero acompañamiento, hay pocos espacios dedicados a esta importante labor que nos retrata la realidad de nuestro país en el día a día. Desde el 2007, Jesús Vieyra ha dedicado la mayor parte de su tiempo a esta labor en uno de los periódicos locales de Morelia y ha colaborado en otros diarios nacionales y agencias como El Universal, Reforma y la Agencia EFE. Sin embargo, su visión particular del mundo es un filtro que nos permite ver incluso más allá de la noticia.
Vida cotidiana
Vida cotidiana

Jesús es egresado de la Facultad de Lengua y Literaturas Hispánicas de la UMSNH, ha publicado su trabajo en los cuadernillos Morelia Capital Nacional del Deporte y Memoria Gráfica del Mundial de Natación para Niños con Síndrome de Dawn. Además la revista Helios incluyó una serie de su trabajo llamado “Encadenado”. Durante los años dentro de su labor como fotorreportero se ha dedicado ha construir a través fotografía un lenguaje propio que muchas veces lleva el sello de la denuncia.

Además de participar en varias exposiciones colectivas, en el 2015 fue acreedor del primer lugar dentro del concurso de Fotografía Ambiental organizado por el Gobierno del Estado de Michoacán, también ha recibido reconocimientos dentro de Premio Nacional de Fotografía y el concurso Mezclando Tradiciones, organizado por la marca Jarritos.

Platicamos acerca de algunas de sus series que les presentamos aquí, varias de ellas crudas y fuertes, que cimbran la conciencia, pero que a la vez dejan un mensaje fuerte y claro.

¿Qué implicó para ti haber hecho la peregrinación de la Virgen de Guadalupe para obtener esas imágenes?

Implicó caminar durante una semana de Morelia hasta la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México, pero no sólo caminar como un simple mortal, sino como un peregrino, y eso implica que comas como peregrino, vistas ropa de peregrino, duermas como peregrino, hagas del baño como peregrino; en resumen, te conviertes en uno de ellos sin serlo y no sólo por caminar a su lado, sino porque te tienes que convertir en uno más para que la gente no te mire con desconfianza y puedas acercarte a ellos y realizar tu trabajo.

Te tocó cubrir los conflictos armados en Michoacán y el levantamiento de las Autodefensas, donde hasta cierto punto tenías que mantenerte a cierta distancia, detrás de la cámara, pero como ser humano al ver todas esas imágenes cómo cambió tu vida.

Puedo decir que es tanta la adrenalina, el miedo, los nervios y miles de cosas que pasan por tu mente y cuerpo que no mides el peligro, simplemente estas ahí y ves la imagen, muchas veces corres y otras tantas te quedas ahí y sigues disparando el obturador de tu cámara, son decisiones que debes de tomar en ese instante. La vida te comienza a cambiar días después cuando te sientas a reflexionar lo que pasó, cuando ves las imágenes a detalle, ahí es cuando te das cuenta del peligro que corres, de las injusticias y desigualdades en las que vivimos en México, que aunadas a la pobreza extrema son las principales causas por las que existen esos conflictos sociales. Por eso hay narcotraficantes, asesinatos, revueltas, robos, por eso hay tanta mierda en este puto país que te toca ser un actor más y retratar esa mierda, por eso ese tipo de fotos siempre las hago a manera de denuncia.

¿Cuál fue la experiencia de tomar las fotografías en el albergue de la Gran Familia?

En realidad sólo fui en una ocasión, pero fue muy desagradable ver a decenas de niños viviendo en condiciones que no son humanas propiciado por la maldita corrupción de nuestros gobiernos, porque si no es así entonces no entiendo por qué tantos años en los cuales denunciaron maltratos, abusos sexuales e incluso venta de droga y nunca hicieron nada hasta que se les cayó el teatro.

Personal y profesionalmente, ¿cuál ha sido la serie que más has disfrutado hacer?

Ha habido muchas coberturas que he disfrutado, creo que todas las disfruto pero hay un par de trabajos que me gustan demasiado: uno que le he titulado «Sonrisas de plástico», que trata de ridiculizar a los políticos o figuras públicas en sus anuncios de espectaculares cuando andan pidiendo el voto. El otro reportaje que me gusta es uno que tampoco he terminado y trata de un asilo de ancianos de aquí de Morelia; he ido varias veces a ese lugar a retratar cómo viven esas personas que en su mayoría han sido abandonadas a su suerte por sus familiares. Y el último es el de los peregrinos, nunca había vivido esa experiencia religiosa.

¿Crees que el fotoperiodismo no es lo suficientemente valorado?

No, de hecho nunca es valorado, hay muchos intentos por relanzar el fotoperiodismo por parte de los que nos dedicamos a esto, pero ha habido pocos frutos. Hay mucha censura alrededor de la fotografía periodística, te censuran en los medios para los que trabajas por intereses, te censuran en el internet, redes sociales, en tu casa, tu vieja, hasta uno mismo se censura de tanta pinche censura. En esta profesión un día eres el que tomó una excelente foto y se llevó la portada, el que presentó una exposición de algún fenomenal trabajo, el que contrató una revista o agencia internacional para realizar alguna cobertura, el que ganó algún concurso o el que murió o resultó herido por andar tomando fotos en conflictos de cualquier índole. Sólo eres importante cuando pasa eso, de ahí en fuera nadie te voltea a ver, ni te felicitan.

PEREGRINOS GUADALUPANOS

 

 

 

 

 

 

CONFLICTOS ARMADOS

 

 

 

 

 

 

 

 

ALBERGUE LA GRAN FAMILIA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TOROS 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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