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La breve noche de Los Master Plus

Por Omar Arriaga Garcés

Unos quince minutos antes de que dieran las once de la noche, con casi toda la chaviza (alrededor de 300 personas) dentro de la Cueva de Chucho (Salón Arena), se le indicó a la prensa que podía entrar a un cuarto donde Larry Mon y El Comanche esperaban en una especie de tienda árabe para ser entrevistados.

Con muy buen humor, eso sí, los tapatíos respondieron brevemente a las preguntas formuladas: que cómo los había recibido el público en Morelia, que cómo recibía el público mexica su mezcla de electrónica y cumbia (sobrosindie, le llaman), que si ya iban a sacar disco (respondieron que sí, que ya este año), que si iba a haber after, a todo dijeron que sí.

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Como a las once de la noche salieron de su tienda árabe y corrieron por una orilla rodeados de guaruras hasta llegar al escenario, con muy buen sonido y bien montado, eso sí. Abrieron con “Una vez más”, su cover de “One more time”, de Daft Punk: “música con ritmo machín, machín, sí, simón, vamos a celebrar, una vez más, celebrar y bailar machín”. La banda coreaba y fue la tónica de las siguientes canciones hasta que se les quitó la pena y de plano se pusieron a bailar. Los Masters Plus no dejaron de hacerlo durante todo el concierto.

Interpretaron “Mami”, “El extraño”, “Mamarazzi”, “Nena”, “Enfermo de amor”, “La última coca del desierto”, “El ranchero chido (Orange indie león)”, entre otras. Lo más aplaudido fue cuando empezaron a mojar con sus botellas de agua al público y bajaron del escenario a bailar con las damas del respetable.

Ya se iban como a eso de los cuarenta minutos pero regresaron para tocar “Sexo en el fuego”, cover de “Sex on fire”, de los Kings of Leon, que la banda pedía a gritos desde mucho antes, con lo que casi se despidieron. Sólo tocaron una canción más, “El gran vacilón”, cóver tribalero a “The Next Episode”, de Dr. Dree y Snoop Dogg.

Al final se hizo una melé para autógrafos y fotos. Los presentes se arremolinaron alrededor del dúo jalisciense; los guaruras no pudieron poner orden (hagan una sola fila, decían), los artistas se vieron cercados y sólo se tomaron unas cuantas fotografías, dejando a todos con un palmo de narices. Apenas habían pasado escasos cincuenta y cinco minutos, todavía ni daba la medianoche cuando salieron del recinto, y ni alcanzó a prenderse machín ni se tomaron las fotos ni hubo after ni nada. Esperemos que haya disco este año.

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