Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre,
cuando desconoce quién es el otro.
Tito Maccio Plauto
DESDE LA ÚLTIMA DETONACIÓN DE ODIO, los cometas dejaron de surcar el cielo con sus niños atados al cordel de los juegos. Los cometas quedaron sin cielo, sin niños, sin juegos. Los cometas ya no transpiraron anhelos. Desde la última detonación de odio, los cometas sólo existen en mis sueños.
Cierto, pude habitar en el mejor de los mundos posibles, en cualquiera de ellos suspirar, mas nunca imaginé ser una totalidad conformada por nada. ¿Cuándo se argumenta que “algo” es demasiado? ¿Demasiado poco? ¿Demasiado basto? ¿Cómo comparar el potencial creador de siete mil millones de dientes de león con la pusilanimidad de unos cuantos cerdos adinerados?
ENVIDIA, ¿para qué llamar a la TRAICIÓN si después de la vendimia las cuarenta monedas observarán tus ojos muertos desde la raíz de tu propio miedo? AVARICIA, te lo advertí cientos de veces, te dije que el trueque no sería equitativo: ni tu alma ni tu madre resultaron suficientes para saciar tu apetito de PODER.
(Solo, sí, solamente estoy solo, por eso me gusta viajar para perderme pues me agrada saber que tengo la posibilidad de encontrarme.) DESDE LA ÚLTIMA DETONACIÓN DE ODIO, el polvo de la ira soy. Desde la última detonación de odio, la humanidad entera se despidió de la Tierra, es por eso que EL POLVO DE LA IRA, ES LO ÚNICO QUE QUEDA.
Sr. Tarántula