Por Hillary Enríquez Díaz
El quehacer fotográfico es una de las prácticas que ha tenido grandes cambios en los últimos años, ya que se ha cambiado paulatinamente de soportes, máquinas y modos de transferencia de imágenes, todo esto debido a la llegada de aparatos tecnológicos más nuevos que recrean la imagen en un plano digital. El fotógrafo Guillermo Wusterhaus, al igual que muchos otros de su tiempo, ha experimentado este cambio; el de la cámara análoga a la cámara digital. Dicha transición representa una historia que conlleva una repercusión: el antes y el después, una narrativa de la vida fotográfica del artista pero también de la fotografía en sí, esto es lo que se plasma en la exposición Mirada Infinita. Guillermo Wusterhaus 25 años. Y aunque el título parece proponer un estudio casi biográfico, no se habla de su labor docente y cómo ha repercutido esto en su producción. A mi parecer la exposición se centra en la fotografía misma de Guillermo (no en Guillermo) y cómo su propia historia, la de su trabajo, se ha desarrollado.
Es una exposición dividida en dos núcleos, el primero presenta fotografías del quehacer escénico y periodístico hechas de la manera tradicional, con cámara análoga e impresiones manuales. Dentro de este núcleo se agregaron cámaras de rollo, además de una sala habilitada a manera de cámara oscura en donde se harán muestras de impresiones para que las personas que deseen puedan conocer el complejo proceso de pasar una fotografía a papel, labor que en la actualidad se hace muy poco. Esta parece ser una gran labor de acercamiento con el público hacia la fotografía antigua.
El segundo núcleo que se encuentra en la exposición se centra principalmente en la labor que Guillermo ha tenido en la época más actual, que está acompañada en la sala con cámaras digitales. El interés que se presenta es hacia los espacios arquitectónicos y la vida cotidiana donde podemos observar en sus fotografías un desarrollo que se inclina hacia el uso de nuevas tecnologías para crear efectos ópticos que crean un diálogo diferente con el espacio, donde se hace la toma lo transforma en un lugar habitado por luces efímeras que el ojo humano en vivo jamás podrá captar; su fotografía se transforma por sí misma en un mundo de posibilidades.
Esta muestra retrata una cronología sobre la historia de las fotos de un autor que es Guillermo Wusterhaus, pero también podría invitarnos a pensarnos en esta historia, que tal vez no conocimos, o tal vez sí de una manera lejana (pensando en la fotografía análoga), pero teniendo en cuenta que formamos parte del desarrollo que tiene el uso de lo digital para crear fotografías de manera inmediata. ¿Cómo afecta a la sociedad actualmente la facilidad con que adquirimos, compartimos fotografías? ¿Cómo ellas transitan por un espacio sólo semi regulado en la actualidad? ¿Qué diferencias sociales dan respuesta a las prácticas de tomar fotografías de la manera, por decirlo de algún modo, antigua y moderna?