Icono del sitio Revés Online

La moral según Judas Iscariote

Judas Iscariote es uno de los doce apóstoles originales de Jesucristo. De acuerdo con información extraoficial del Servicio de Inteligencia de Jerusalén, él traicionó a Jesús a las autoridades judías a cambio de treinta piezas de plata o estateros con la imagen de César Augusto, equivalentes a 3 mil dólares. 

Poco antes del supuesto suicidio de Judas, la British Broadcasting Corporation (BBC) logró entrevistar a Iscariote en el lujoso hotel “Yehuda”, en Jerusalén. Aquí la entrevista íntegra: 

¿Cuál es su nombre? 

¿Están grabando? 

Sí. 

Mi nombre es Judas Iscariote. 

¿Dónde nació? 

Nací en Kerioth, una ciudad a 15 millas al sur de Hedron, en Israel. La palabra hebrea «Ishkeriyyoth» para Iscariote significa «El hombre de la aldea de Keriyyoth». 

¿Vendió a Cristo con el Sanedrín?  

El Sanedrín, hasta donde sé, es la Corte Suprema de la ley judía, con la misión de administrar justicia interpretando y aplicando la Torah, tanto oral como escrita, a la vez que ostenta la representación del pueblo judío ante la autoridad romana. Por lo tanto, mi acto, aunque reprochable para la mayoría, está respaldado por la más loable colaboración ciudadana. Sin embargo, aunque el Sanedrín pueda ejercer de las causas que le son propias, no puede condenar a muerte a nadie, sólo los gobernadores romanos.  

¿Confiaba Jesús en usted? 

Jesús realmente confiaba en mí. Yo fui un discípulo escogido de Jesucristo. Él confiaba tanto en mí, tanto que me hizo tesorero del equipo de evangelización apostólica. Pero en el fondo, él sabía muy bien de mis propósitos. Hice lo que me correspondía, actúe de buena forma. 

¿Está consciente del repudio generalizado que se ha ganado? 

Creo que los grandes paladines de la justicia llevan máscaras de villanos. 

¿Cuánto le pagaron? 

Treinta estateros. 

¿Qué hará con el dinero? 

No lo he pensado bien. Quizá compre un terreno cerca del Mediterráneo, soy un apasionado del mar. Aunque temo por mi vida. Sé que las cosas no se quedarán así y es muy posible que un día, de repente, aparezca en los periódicos de todo el mundo. 

¿Por qué traicionarlo? 

Será que la definición de justicia e injusticia cambia según sea el momento adecuado, tanto así que la historia siempre lo ha probado. Lo que yo hice ahora puede parecer maligno y horrendo, pero si llego a consumar el propósito, podría parecer un acto de justicia para otros. En otras palabras, el poder lo hace justo a la vista de los demás. Si tú pierdes, entonces, tú serás el injusto. 

En territorios de la moral, ¿dónde lo deja parado? 

Probablemente quieras ser una buena persona. Pero también puedes ser completamente absorbido. Así que puedes estar pensando: “No hay manera de que pueda ser bueno si también soy un narcisista. ¿No está siendo bueno esto de preocuparse por otras personas?”. Vivimos en una cultura de egoísmo, una cultura que pone un gran énfasis en sí mismo, en el cuidado personal y en la autoexposición. Y una de las cosas que hemos descubierto es que puedes ser una buena persona mientras piensas sólo en ti mismo. 

¿Le encontró un problema al “amor al prójimo”? 

El problema del nazareno siempre fue el amor al prójimo. En los viejos tiempos, la gente pensaba que la moralidad se refería a un estándar externo de excelencia moral. Abraham Lincoln trató de vivir una vida de honestidad y coraje. La Madre Teresa trató de vivir a un nivel de amor desinteresado. Pero ahora sabemos que esto es realmente dañino. En primer lugar, cuando las personas sostienen estándares externos de excelencia moral, a menudo te hacen sentir juzgado. Estas personas te hacen sentir triste porque no puedes estar a la altura de esta norma. Es muy cruel de ellos hacer que te sientas preocupado de esta manera. Cuando alguien hace esto, sólo debes decir: “Eso me hace sentir juzgado”, y simplemente alejarte.  

El segundo problema con estos estándares es que son muy difíciles de relacionar. La gente siempre habla de cómo Nelson Mandela salió de la cárcel y trató de iniciar una era de perdón y reconciliación. Eso está muy bien para Nelson Mandela, pero ¿qué tiene esto que ver con tu vida? ¿Tiene un cigarro? 

¿Qué lección le deja todo esto? 

La buena noticia es que en estos días no basamos nuestros valores en la excelencia moral. Los basamos en el significado. La gente siempre dice que quiere llevar una vida significativa. Quieren hacer cosas que tengan “significado”. Una gran cosa sobre el significado es que todo se trata de las emociones que tú mismo ya tienes. Decimos que una experiencia tiene un significado cuando esa sensación de hormigueo significativo brota en su interior. Imagínate a ti mismo comprando en un mercado de agricultores donde todo se cultiva localmente. ¿Sientes la sensación de hormigueo significativo dentro de ti? ¡Por supuesto que sí! La otra gran cosa sobre el significado es que todos pueden definir el significado a su manera.

No tienes que leer muchos libros gruesos o tener experiencias difíciles para sentir el significado. Sólo haz cosas que te den buenos sentimientos. Ya lo dijo Hemingway, “es moral lo que te hace sentir bien, inmoral lo que te hace sentir mal”. La siguiente cosa que debes hacer es condenar a la gente mala. Si alguien dice algo nuevo o malo, necesitas obtener su teléfono de inmediato. Debes tocar las partes de la pantalla que harán que sea obvio que usted es el tipo de persona que no tolerará que las personas malas digan cosas malas. ¡Necesitas proteger a las personas para que no escuchen ideas que aún no tienen!  

Y para finalizar, sólo puede decir que el acto de traición debió llevarse a cabo, fuimos trece los involucrados en la entrega de Cristo. Las grandes revoluciones precisan inmensos movimientos que sacudan la historia. 

Muchas gracias.

Más textos del autor:

Los enfermos de literatura

Literaturas del viaje

Love death & Robots 

En portada: imagen de Fernando Miranda

Salir de la versión móvil