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Libronautas, poetuits desde Zamora…

La segunda temporada de Libronautas ya recorre parte del territorio michoacano y hace algunos días estuvo en Zamora, donde tres escritores locales hablaron de su obra además de improvisar textos a través de Twitter.

Jam 1
DJ Barry Gone

Reunidos en el Centro de Lectura y Formación Lectora del Centro Regional de las Artes de Michoacán (CRAM), Nancy Alcalá, Jaime Garba y Jorge Ortíz de Montellano charlaron sobre los motivos que los llevaron a ser lectores asiduos para luego tomar la pluma (o el teclado) y crear su propia obra. Así, rebelaron sus primeras lecturas y los autores que más los han influido, por lo que desfilaron referentes de distintas épocas y estilos.

Después, los invitados tomaron una laptop y aceptaron el reto de crear minificciones a través de Twitter, con lo que desafiaron la restricción de los 140 caracteres e impusieron la creatividad como arma de la improvisación.

En el primer ejercicio, se les pidió armar un texto basados en 10 palabras incluidas en el poema Piedra de Sol, de Octavio Paz: Sauce, Profecías, Oleaje, Desdicha, Cara de Sol, Piedra, Abismo, Batalla, Delirio y Cenizas.

Veamos los resultados, mismos que recomendamos leer mientras escuchan la música de DJ Barry Gone, quien estuvo, también, improvisando ruidos durante este jam.

Jaime Garba:

Me siento agotado debajo de un sauce, sudoroso, pálido, pensando firmemente en una sola cosa.

¿Será cierto aquello de que las profecías estarán prontas a cumplirse?, ¿qué seré entonces a partir de mañana si dejo este cuerpo?

¿Mis piernas, los pasos dados durante toda mi vida sentirán como última instancia el oleaje del final de mis tiempos?

¿Qué más da?, si ya no me reconozco, si quizá la desdicha me ha quitado mi identidad desde que me vio nacer.

Cara de sol, infinito recuerdo de la única página que recorrió mis días como recuerdo de la palabra inventada, libertad inventada.

Piedra sobre mi cabeza, lápida oculta entre mis sesos que me obligan temeroso a pensar en arrebatarme por completo, sucumbir.

Me voy, parto lejos, salto al abismo sin alas, cayendo con furia al vertiginoso mar que ha de tragarme por completo.

La batalla quedará para los otros que tendrán que vivir este infierno, lejos en otros rumbos donde la sangre es invisible.

Dentro, inmerso en el profundo océano el delirio será mi aire y mi condena, allí estaré yo eternamente.

Me encontrarán al  final de los días del mundo, y cuando se agoten los océanos sólo quedaré vuelto cenizas.

Jorge Ortíz de Montellano

Sauce de plomo en la equivocación de las miradas. Las palabras se pierden en el viento. No queda más que el rumor del fuego.

Entre profecías se vuelcan mis recuerdos, y mis ideales mutan, se convierten en serpientes, en palomas de luz, borrosas y lentas.

Al amanecer mis pies se adentran en el oleaje, y del silencio nacen otros sepulcros parecidos a mis palabras amargas, guardo mi voz.

Pero la desdicha no avisa, se presenta detrás de la ventana al terminar la fiesta, cuando los invitados han olvidado sus nombres.

Asomado al espejo, cara de sol rompe los vidrios, heridas en los brazos anuncian un nuevo final para este cuento, vida sin historia.

Lluvia de piedra en el rumor helado de tus sueños dormidos, no alcanzas a soltar las fórmulas de la liberación, duerme sin dioses.

Y cada mañana se vuelve una batalla que hay que librar con nosotros mismos. No es el grito de la muerte ni el temor de las máscaras.

En el delirio azul de los pesares marchitos puedo ver de nuevo otras cien máscaras que me llaman de pronto, para volver al sepulcro.

El mundo, para entonces, se volvió ceniza y cada paso fue un tesoro perdido. No quedan voces, ni eco, ni el grito de la plantas.

Nancy Alcalá (10 palabras en 5 tuits)

Allí, dónde el sauce llora, las profecías de los niños se anuncian debajo de las camas.

Sus manos se asoman, detrás del oleaje de las sábanas. Desdicha – dos todos los que no entran debajo de la cama.

Rostros de piedra en los de afuera. Cara de sol en los de abajo.

Niños tendiendo una batalla en pozos azules, donde las alas se acortan a un solo vuelo.

Cuándo ellos se vayan el ni el delirio se asomará debajo de la cama. Cenizas, sólo cenizas.

Jorge Ortiz de Montellano

Posteriormente, los escritores zamoranos asumieron el papel de tres personajes mexicanos que el mismo público presente sugirió, de tal forma que Nancy Alcalá fue Lola la Trailera, Jaime Garba se convirtió en Guadalupe Posada y Ortiz de Montellano en el famoso Don Ramón de la Vecindad. Juntos improvisaron un minicuento de tintes absurdos:

 

Guadalupe Posada en otra dimensión; cerveza en mano se decía a sí mismo: «Pinches mexicanos gachos, me dejaron morir en la miseria».

–       Don Ramón: Ora Lupillo, ya llevas muchas cervezas, empiezas a decir burradas. Vuelve a la tumba.

–       Lola: ¡Que caray! ¿Por qué agarraste mi cerveza, canijo Lupe?

–       Posada: Callad mis impopulares amigos, ustedes qué saben de penas si no los conocen ni en su casa.

–       Don Ramón: ¿Cómo que no sé de penas? si en esta vida me toco ser Don Ramón.

–       Lola: ¿Que nadie me conoce? Amigo… En las carreteras y las gasolineras yo soy la REINA.

–       Posada: Están chavos, chavos, migajas de pan pal pueblo, cual buen intelectual ya me voy a hablar donde no me contradigan.

–       Don Ramón: Muy catrín, muy catrín, nomás espera que te salga la calaca una de estas noches, frente al espejo.

–       Lola: ¡Callen! Yo propongo que vayamos juntos a dar una vuelta en aquel tráiler rojo, que es el mío. Yo compro otras cervezas.

Nancy Alcalá y Jaime Garba

Así concluyó esa jornada literaria y multimedia, de la que pronto les tendremos también un video y podcast con textos de los invitados. No se lo pierdan.

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