Para Andrea Finck, la vida de muchos festivales comienza a apagarse debido a los esquemas de financiamiento público del gobierno federal. La directora del Festival Internacional de Títeres de Morelia charla con nosotros sobre la frustración que conlleva aplicar a programas oficiales más preocupados por papeleo que por la trayectoria de los postulantes.
Su evento anual también conocido como Titerelia no fue elegido por el Programa de Apoyo a Festivales Culturales y Artísticos (Profest). ¿La razón?: el Ayuntamiento de Morelia entregó por error un comprobante de pago atrasado, motivo por el cual fue descalificado como entidad de respaldo.
El papeleo mata a los festivales
Contactada vía telefónica, subraya que lleva años aplicando a programas de estímulo y nunca había sentido tanta decepción: “Estamos acostumbrados a las aplicaciones, a concursar en convocatorias nacionales e internacionales, y Profest debe ser la más complicada que nos ha tocado. Son muy quisquillosos, piden muchísimos requisitos, tantos que parece que te lo quieren hacer imposible”.
Para la artista escénica cuyo festival lleva 16 años de vida, lo triste de esta convocatoria es que pareciera más importante un papel, un simple trámite, que la historia del proyecto mismo. “Se entiende que hay reglas y se deben cumplir, que las revisen bien, pero no es posible que festivales con trayectoria se queden fuera porque un documento era de un mes pasado y no de este. ¿No hay flexibilidad para corregir este tipo de errores? Son pocos días los que nos dieron para juntar todos los requisitos, todos los documentos, es entendible que algo te falle, pero para ellos es más fácil un proceso de descarte: ¿te faltó una coma?, pues estás fuera”.
Relata que el trabajo invertido para concursar en esta convocatoria fue extenuante, muchas semanas donde hubo días sin dormir. “Pero si te falta algún documento, se acabó, y así es como van sepultando a festivales de mucha trayectoria. Acaban no sólo con un proyecto artístico, sino con todo lo que genera, como el turismo, la economía, los empleos”.
Errores ajenos
Andrea Finck recuerda que en 2011 Titerelia concursó en el Profest a través de la Secretaría de Cultura de Michoacán. Era un esquema de coinversión donde el gobierno federal aportaba el 70 por ciento y 30 por ciento la Secum. Todo salió bien, pero uno de los grupos invitados finalmente no se presentó. Los honorarios que les correspondían tuvieron que ser devueltos por parte de la Secretaría a una cuenta que se abrió en Finanzas, pero eso nunca ocurrió. “La consecuencia fue que el Profest bloqueó a nuestro festival porque consideró que nosotros, y no la Secum, éramos los deudores. En razón de ello tuvimos que financiar las ediciones posteriores con programas internacionales”.
Finck reconoce que en esta ocasión el acompañamiento de las instancias culturales, tanto del estado como del municipio, fueron positivas. El viejo adeudo del 2011 quedó saldado y por lo tanto pudieron ser candidatos al Profest, aunque finalmente de poco sirvió.
“No me puedo decir inconforme con lo que hizo tanto la Secum como la Secretaría de Cultura de Morelia. Ahora sí apoyaron con todo lo que estaba en sus manos, nos acompañaron en todo el proceso, hicieron los trámites que tenían que hacer y al final un error humano, entregar un comprobante de pago de un mes pasado, fue lo que nos marginó a todos. Es una tontería, ¿son tan perfectos que no admiten un error como éste que se puede corregir?”
La visión de Andrea se torna pesimista, entiende que el nuevo gobierno ha cambiado las reglas, pero no duda en decirlo: “Los festivales estamos de luto, nos están llevando al hoyo. Ojalá que el gobierno local nos respalde, que saquen la cara, que no nos dejen morir”.
En peligro
Aunque el propósito de Andrea Finck y su equipo es llevar a cabo la nueva edición del Festival de Títeres, las probabilidades de cancelar siguen latentes. “Claro que queremos realizarlo, pero ya en 2018 lo hicimos muy austero, y creo que el trabajo de los artistas merece algo más, merecen buenos hospedajes, honorarios, que se valore su trabajo. En caso de no encontrar apoyos lo más probable es que el Festival de Títeres quede sepultado. Y si el estado y municipio no apoyaran, pensaríamos en buscar otras entidades; amamos a Michoacán, pero sí consideramos irnos a otro lugar.
De momento existe la voluntad en las secretarías, pero no tienen presupuesto, es una realidad muy amarga que nos afecta a todos. Abogamos para que el gobernador y el presidente municipal apoyen realmente la cultura”, finaliza.
Imágenes: Titerelia
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