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No fue un concierto, fue un viaje a la antigua Corea

Por Antonio H. Vargas

Música asiática, específicamente de Corea, llega a Morelia gracias a su Festival de Música. Fue el patio principal del Palacio Municipal el que albergó al público para escuchar en vivo el gayageum (similar a una citara) de Yi Ji-young, coreana invitada a reuniones internacionales como el Festival de Edimburgo, el Festival de la Liga de Compositores Asiáticos, el Otherminds Contemporary Festival y el Pacific Rim Music Festival. En esta ocasión la acompaño Kim Woong-sik al janggu (tambor) uno de los percusionistas más versátiles en la escena actual, especializado en el acompañamiento del sanjo o pansori como en el crossover contemporáneo.

El gayageum y el janggu son parte de la más antigua tradición musical coreana; su característica principal es que son utilizados como base para expresiones contemporáneas. Yi Ji-young afirmó que la mayoría de los compositores dirigen su energía a realizar esa mezcla entre lo antiguo y lo moderno.

El programa incluyó las piezas Chimhyangmu, de Hwang Byung ki; Hukdam (Mud fence), de Lee Haesik; Highwire Act, de Donald Reid Womack y música tradicional coreana.

La música con cuerdas y tambor a primera vista pareciera algo de lo más rudimentario, pero va más allá, se necesita conocer y dominar una técnica, es conocer un poco la cultura de otro lado del mundo a través de su música. Mientras las manos de Yi Ji-young recorrían con un amor profundo las cuerdas de su instrumento, éstas emitían distintos sonidos creando una armonía, pareciera que de sus dedos frotaran la música. Mientras, Kim Woong-sik marcaba el tempo con los sonidos de su janggu.

Fotos: cortesía del FMM

Su interpretación fue apasionada mientras el público estaba a la expectativa. El concierto de casi una hora sirvió para apreciar otras propuestas que no son impuestas por occidente, pero también para reflexionar, ya que la música que emergía del gayageum pareciera mística. Después de terminar, los artistas coreanos fueron debidamente ovacionados, por lo cual Yi Ji-young obsequió al público una interpretación de Cielito Lindo.

El lenguaje de la música es universal, podemos conocer otros lares del planeta por su propuesta sonora, en este caso la tradición milenaria de alguna zona de Corea. Lo que me lleva a reflexionar: acá en México y específicamente en Michoacán también tenemos una tradición musical milenaria, de las antiguas culturas que habitaron en y alrededor del lago de Pátzcuaro, ¿por qué no se apoya para el rescate de esa música y de esos instrumentos, que no son los que trajo Vasco de Quiroga? Y que no sólo la muestren como patrimonio inmaterial de la humanidad.

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