Paracho, el pueblo donde la naturaleza por sí misma es mágica, vivió una edición más de su Festival de Globos de Cantoya. En sólo tres días, lugareños y turistas vieron elevarse decenas de figuras por esos aires donde la neblina cubre a los cerros, donde los árboles encapsulan a un poblado que no renuncia a sus tradiciones.
Con todo y que el Profest les negó financiamiento, en Paracho se las ingeniaron para que los globos subieran a lo más alto. Además, armaron un programa cultural que incluyó desde exposiciones hasta un concierto masivo de Enjambre, lo que atrajo a miles de asistentes de ciudades como Morelia, Pátzcuaro y Uruapan.
Con Brasil como invitado especial, los globeros que asistieron al festival destacaron por su originalidad e incluso demostraron la coincidencia espiritual de ambos países. Eso quedó demostrado cuando, la noche del sábado, un gigantesco globo con la imagen de la Virgen de Guadalupe comenzó a volar ante los aplausos de la concurrencia, que ya para entonces era muy nutrida.
En este festín participan todos: desde expertos hasta amateurs, desde adultos hasta niños, quienes tuvieron su propia categoría y fueron premiados porque lo más importante es que la tradición no se pierda. El solo caminar por las calles de un pueblo tranquilo y ver los globos por los aires ya es una estampa inolvidable, un recuerdo que no se borra.
Concebido como un espectáculo cien por ciento familiar, los globos se conjuntaron con el Festival del Pan y un corredor de cocineras tradicionales. Pero a un pueblo como Paracho no se le debe agregar mucho; por sí solo tiene esa vocación por construir las mejores guitarras del mundo y por vender unas carnitas y una birria que no podrían decepcionar absolutamente a nadie.
Y como cualquier evento debe renovarse, el de Paracho hizo lo propio no solo con la presentación de Enjambre, sino con otras propuestas musicales jóvenes: Fracaso Hippie, Lobezno y Expedición Humboldt como muestra de que las nuevas generaciones están igual de entusiasmadas por enaltecer las tradiciones de sus pueblos. Un orgullo capaz de mover masas, de sacudir conciencias.
Así, el ParachoGlobero demostró que tiene vida propia y espera su edición 2020, de la cual seguramente saldrá avante, independientemente de que desde el centro no se le apoye como debería ser.
TE PUEDE INTERESAR