Por Antonio H. Vargas
Los ciclistas tienen muchas formas de practicar su deporte favorito, pero principalmente son tres: urbano, de montaña y de ruta. Hablaremos un poco del ciclismo que se practica en la montaña y de alguna de sus variantes: los llamados “retos”
Por “retos” entendemos al evento de ciclismo, principalmente de montaña, en donde los organizadores trazan rutas para principiantes, intermedios y avanzados. En la mayoría de los casos, sólo trazan una ruta de cierto kilometraje en donde la meta es llegar a cierto lugar, por ejemplo Morelia-Pátzcuaro. Es, entonces, una especie de paseo y convivencia.
En estos retos los organizadores cobran cierta cantidad de efectivo para cubrir algunas necesidades básicas como alimento e hidratación. Y otras no tan básicas que debieran ser opcionales, como la compra jerseys de evento plagado de publicidad, así como medallas.
En días pasados se llevó acabo un reto en el municipio de Tingambato, donde lamentablemente ocurrió un percance reprobable y antideportivo. Por razones obvias omitiré nombres de lo involucrados.
El relato
Según una fuente confiable, ocurrió lo siguiente: en un tramo de la ruta al que se le llama single-track, el Sujeto A quería rebasar al Sujeto B, pero como el nombre lo indica, es un “sendero estrecho” y solo cabe una persona a la vez. El Sujeto A gritó “pista” (esta palabra se utiliza para avisar que alguien viene con una velocidad considerable y que necesita pasar para el que va adelante se haga a un lado, regularmente se usa en competencias), pero el Sujeto B no supo a dónde hacerse, ya que es un camino estrecho. Le dijo al Sujeto A que pasara por arriba, pero éste tomó el cometario de forma errónea: cuando hubo oportunidad y con alevosía y ventaja empujó al Sujeto B y éste cayó a un leve barranco. El Sujeto A se detuvo no a auxiliarlo, sino para golpearlo.
Satisfecho, el Sujeto A continuó con su camino, dejando al Sujeto B en el suelo. Una vez terminada la ruta, el Sujeto B convocó a sus cuates y fueron a donde estaba el Sujeto A, que comía con su equipo. Ahí se hicieron de palabras, amenazas, mentadas de madre y demás cosas que se dicen los niños de secundaria antes de darse un tiro. Afortunadamente, la coherencia se hizo presente en ambas partes y llegaron a un acuerdo monetario para tratar de reparar daños que sufrió el Sujeto B y su bici.
¿Qué deja el ciclismo?
Si el lector me pregunta qué de interesante encuentro en el ciclismo, le respondería: libertad. Libertad del cuerpo, libertad del alma, comunión conmigo mismo, con una bicicleta y la naturaleza o la ciudad. Encuentro en el ciclismo una terapia para olvidarme por unas horas de la vida ajetreada, el ciclismo me da paz, además me ha mostrado los límites de mi cuerpo, de mi mundo, y que con constancia y preparación puedo romper esas barreras. Una especie de espiritualidad se abre al contemplarme una pieza más de la infinita naturaleza, del cosmos: “verde que te quiero verde”, dice Lorca
Pero volvamos a la narración que parece una película de David Lynch. Primeramente el sujeto A cometió una falta gravísima al romper normas de “convivencia.” No se va por la vida golpeando gente sin asumir responsabilidades, y es que la convivencia entre personas que de forma “amateur” (el que ama) practican un deporte es para apoyarse entre sí.
Si tanta es la necedad de competencia, hay una serie de eventos competitivos en el bajío y pueden inscribirse ahí los que lleven mucha prisa. Pero en un “reto” hay gente con distintitas condiciones físicas, psicológicas y morales, desde el que se cree profesional hasta el que sabe que no va a llegar montado en su bici. Aun así se enfrenta la aventura. Muchas personas traen condición y técnica sobre su bicla, muchas no; es un reto, no una competencia y esto hay que puntualizarlo, porque aunque no se diga, en varios eventos de estos han pasado accidentes por la imprudencia de ciclistas que en descensos bajan como diablos, sin importarles un comino los “otros”. Muchos logran controlar la bicicleta, la gran mayoría no. Pero lo dejo para que el lector lo piense un poco
Respetar las reglas de los retos
La convivencia tiene reglas implícitas que no están escritas, es decir, las sabemos porque la raza humana tiene miles de años compartiendo espacio, tiempo y pasiones. “Trata a los demás como quieren que te traten”, aunque el “hombre sea un lobo del hombre” (Homo homini lupus). Pero creo que hay que reformular ciertas cosas en el ciclismo amateur y otras actividades que el humano comparte y comenzar a crear una especie de decálogo para la seguridad de todos.
Ahora bien, sobre los retos, creo que tendría que existir una regulación tanto en precios como en rutas y formas de convivencia. Los precios oscilan desde los 350 hasta los 650 pesos en Michoacán
En el ciclismo de montaña hay una Liga de Ciclismo de Montaña de Michoacán (LICIMM), pero esta solo ve el tema en lo profesional, en el caso de los amateur no hay aún regulaciones.
*Foto de portada: Flickr/Koro Gabiola Colina
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