Este fue uno de los primeros conciertos sold out del 36 Festival de Música de Morelia (FMM). El ensamble Bamberg Baroque, integrado por el brasileño Marcos Fregnani (flauta), así como los mexicanos Raúl Teo Arias (violín) y Melanie Flores (clavecín), fue fundado en 2014. Desde entonces, se ha encargado de difundir la música barroca en los distintos escenarios donde se presentan.
Cuando uno piensa en el barroco, tal vez el primer autor que viene a la mente es Johann Sebastian Bach, no es para menos, muchos consideran que este periodo musical terminó con la muerte del compositor europeo. Pero en esta ocasión, con un programa cuyo lema es “Como dios en las cortes de Franconia”, la agrupación hace un recorrido geográfico y musical por esta región de Alemania, sin incluir al gran compositor del barroco.
El concierto se llevó a cabo la tarde del domingo en el Templo de las Rosas. Unos minutos antes, platicamos con Melanie Flores, clavecinista invitada del Bamberg Baroque (en sustitución de Natalia Solotych, quien no pudo hacer el viaje) y con el violinista Raúl Teo Arias, una fuente inagotable de conocimientos históricos y musicales.
Hace algunos años vi al Bamberg Baroque en Guanajuato, en aquella ocasión estaba en la alineación Natalia Solotych, ¿cómo se integra Melanie al ensamble?
Teo Arias: Melanie es clavecinista invitada, porque en esta semana de conciertos en México, para Natalia era muy difícil viajar, no puede dejar a su esposo solo por mucho tiempo porque es una persona de edad avanzada. Ya en otras ocasiones hemos afrontado estas situaciones, por ejemplo, cuando Marcos (Fregnani) no puede, tocamos con oboe, cuando yo no puedo, tocan con dos flautas, etc. La idea es que el espíritu del Bamberg Baroque tiene que seguir esparciéndose por diferentes salas de concierto.
Melanie Flores: Mi maestro que es Andrea Marcon, una vez dirigió la Orquesta de Bamberg, que es donde toca Raúl (Teo Arias). Mi maestro le habló de mí y un día Raúl me escribió, hace como un año, me dijo que tenía planeado un tour por México y me preguntó si quería venir con ellos. Los conocí en persona apenas dos días antes de hacer el viaje, a principios de noviembre, estudiamos unos días juntos y aquí estamos.
Entre las piezas que están en el programa se encuentra una de Guillermina de Prusia, una mujer que llevó una vida muy interesante en su época y que además era una compositora talentosa. ¿Qué nos pueden comentar sobre esta obra?
Melanie Flores: Es una sonata, yo no conocía a la obra ni a la compositora hasta que la toqué con Raúl y Marcos, pero es muy interesante, está escrita en un estilo rococó, un poco más galante. Por ejemplo, en el segundo movimiento tiene algo que es muy raro de ver, tiene partes muy técnicas para el bajo y lo mantiene todo el tiempo, durante todo el movimiento. Eso me impactó, porque seguramente ella tenía tal virtuosismo que podía tocarlo sin problema y así lo concibió. El último movimiento es una especie de danza, muy ligera, muy amable.
Teo Arias: Es una sonata para flauta y clavecín. Guillermina era hermana de Federico de Prusia, que era un excelente flautista, él tenía en su corte, trabajando como maestro de capilla y compositor, a uno de los hijos más conocidos de Johann Sebastian Bach, Carl Philipp Emanuel. Entonces, podemos imaginar que Federico de Prusia, quien tocaba muy bien la flauta, seguramente le pidió a su hermana que escribiera algo para él. Tal vez Guillermina se entusiasmó, era una gran intérprete del clavecín y de ahí salió la idea de hacer esta sonata. Ella se casó con uno de los nobles de Bayreuth y no fue solamente una mecenas que ayudó a muchos artistas jóvenes, sino que compuso algunas obras, aunque son pocas las que sobrevivieron, entre ellas esta sonata que es muy bonita.
Tengo entendido que Bayreuth es una ciudad muy musical…
Teo Arias: Yo soy miembro la Orquesta del Festival de Bayreuth, voy todos los veranos a hacer diez semanas de óperas de Richard Wagner, en el teatro que Guillermina ayudó a construir (la Ópera del Margrave). La otra sala del festival (el Teatro del Festival de Bayreuth), se construyó con el apoyo de otro mecenas, el gran Luis II de Baviera que era un gran admirador de Wagner.
En este teatro la orquesta queda tapada, porque Wagner pensaba en potenciar la voz de los cantantes, si la orquesta sonaba muy fuerte no se iban a escuchar, entonces propuso una división en forma de escalones, con los violines en la parte más alta, después las violas, luego los violonchelos y contrabajos, mientras que abajo están los vientos, las flautas, los oboes, más abajo los clarinetes, etc. Las trompetas y las percusiones quedan al fondo. Cuando tocamos ahí se escucha increíblemente fuerte, pero en la sala suena perfecto. De esa manera lo concibió Wagner.
En el programa se incluyen obras de muchos compositores que no son tan conocidos o populares, ¿cómo se armó?
Teo Arias: Queríamos tener una mezcla de elementos, que el público pueda apreciar una sonata de trío, después una sonata de flauta, etc. Por ejemplo, la primera obra es muy corta, consta solo de tres movimientos, una especie de anacrusa al concierto. La pieza de Valentin Rathgeber, la hizo en un monasterio que es precioso, donde era maestro de capilla y encargado de la música. Rathgeber escribió muchísimas obras de música sacra y nos gustó la idea de empezar con él. Después hacemos un trío de Benedetto Platti, quien vivió en Würzburg. Seguimos con Guiseppe Torelli, que era el precursor, junto a Corelli y Vivaldi del concerto grosso…
En fin, el programa es como un recorrido por los diferentes palacetes de los condes, duques y arzobispos de Franconia, que es la región donde se encuentra Bamberg, en Bavaria. Es decir, estos personajes de la nobleza competían para tener a los mejores músicos, encargaban obras y aunque eran de diferentes estilos, todas eran composiciones muy bonitas. Al programa lo denominé “Como dios en las cortes de Franconia”, porque tratamos de encontrar esta relación entre diferentes compositores en las cortes de esta región de Alemania.
Siendo una intérprete tan joven, ¿cómo surgió tu interés por un instrumento como el clavecín?
Melanie Flores: La verdad fue una coincidencia porque mis papás querían que mi hermano y yo entráramos a la Escuela Superior de Música, pero en piano. Se hacen filas gigantes para las fichas y nosotros estábamos hasta el final y nos dijeron que ya no había lugar para piano. Nos ofrecieron entrar a clavecín, nosotros no teníamos idea de que existiera, hicimos el examen y quedamos. Fue nuestra maestra Norma García quien hizo que nos apasionáramos por el instrumento.
¿Cómo te imaginas que sería en el periodo barroco el papel de las mujeres en la música, como compositoras o intérpretes?
Melanie Flores: Está documentado que las mujeres tocaban instrumentos y componían. François Couperain, quien hizo un tratado para el clavecín, decía que la mujer es la que puede tocarlo de mejor manera, es quien puede sacar el mejor sonido. Yo pienso que es verdad, para este instrumento se necesita entender el idioma del clavecín, quizás es algo que está en nuestra mente, pero una mujer tiene la sutileza necesaria para ello.
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