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Recuento D[años] El Primer Solsticio

Por Oswaldo Casasola

Subterráneo, Festival de Poesía en la Ciudad de México, es un encuentro literario que deja fluir a este género desde los espacios públicos, con lecturas que incluyen a escritores latinoamericanos; «un verdadero combate por la poesía y sus lenguajes más incendiarios y alucinantes», como dijeron alguna vez sus organizadores. Uno de ellos, nos comparte la experiencia de estar ahí, en esas calles sin sol.

Siempre en las calles, siempre en las calles, siempre en las calles, con ojeras, con desvelo, con los libros abrazando los primeros insomnios. Los primeros saltos al vacío, y los primeros golpes de la vida, que significaron llegar a mis amigos. Siempre en las calles desflorando el cuerpo, apegándose al insomnio entre asfalto y frío. La escuela, fue la primera en alejarme de la escuela. Los desplazamientos largos y el hambre de forzar el cuerpo hasta que no queda más remedio que la vida.

Caminar por horas, caminar sin rumbo, pero todos los caminos nos llevaban a la roma; entre una plática y fantasmas; los parques nos velaron las pláticas hasta que el sol ardía en las pupilas. Nuestros brazos se estaban haciendo tan amplios como las madrugadas: Poco a poco, las caminatas cada vez más largas, lectura sobre lectura, los amigos sentados con los oídos despiertos a la vida; leerse, y releerse mientras el tiempo va pasando, y la trifulca se torna rizomática, ahí estaban Viktor, Yaxkin, Thalía, Manu, Itzcoatl, Arturo, Guillermo, Rafa y la palabreta-búnker-cafeína.

Más fiestas, locuras, arrestos, y la poesía. Sol de media noche terminando explotando en nuevos días, la poesía rompe madres, a lo violento, la poesía quedarse ahí, hasta el extremo. Despegue total.

Buscarnos espacio, buscarnos porque la búsqueda era la única forma, inventar un festival, llamar al vicio del café, llamar a la locura y al desenfreno, caminar a tientas, buscar nombre, inventar sitios y poemas que sean uno y el único interdicto de la vida, con la adolescencia pasándonos en una sola noche. Temporadas llenas de vértigo y delirio, ir corriendo, de pronto tarde, sólo hay eco, callejear por los rincones de los poemas, caminar hasta el cansancio, caminar desde Bolaño hasta el desierto, seguir en cuesta vertical por las calles imposibles que plantea el Teorema de YU, llegar más lejos del aliento en el que se escribe

Las distancias, no importa cuan lejanos nos sintamos, siempre hay la cercanía de la madrugada, siempre hay un nuevo amor escondido entre la oscuridad y el desenfreno, siempre hay la música, y mil abrazos cayéndose en picada, 2008 y los cafés que se fueron arraigando entre libros, angustias y los primeros cortes en la piel, los cuatro puntos cardinales son tres, la poesía y el delirio.

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