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Richard Littlefield y su nueva perspectiva sobre la ama de casa

Sólo después de casarse descubrió Galip que en la vida de aquella persona anónima a la que las estadísticas y los encasillamientos burocráticos llaman «ama de casa» (aquella mujer con detergente e hijos que Galip jamás había podido relacionar con Rüya) existía una región así de secreta, así de misteriosa y así de resbaladiza.

El libro negro. Orhan Pamuk, 1990.

La temática de las amas de casa ha sido trabajada en muchas obras, sobre todo cinematográficas como Bella de día, de Luis Buñuel; La Ganadora, de Jane Anderson, entre otras. A su vez, las amas de casa han ingresado al mundo creativo dejando en algunos casos tesoros artísticos como sucedió con la ama de casa y Premio Nobel de Literatura Alice Munro.

En su más reciente trabajo, Richard Littlefield retoma el tema con una amplia instalación titulada Ama de Casa: Nueva Perspectiva, compuesta por 14 piezas, de las cuales algunas son individuales y otras son series de 3, 24 y hasta 100 piezas pequeñas. Richard Littlefield se basa e inspira en su propia experiencia como “amo de casa” en los Estados Unidos, y en su amiga y ayudante en los quehaceres domésticos, Elizeth Ruíz Tzinzun, en Pátzcuaro.

Littlefield es un artista y curador estadounidense que se caracteriza por la libre experimentación de técnicas y temáticas. Se graduó con honores en la California State University, Los Angeles, y tiene una Maestría en Bellas Artes por la California State University, Fullerton. Él descubre el mundo con la curiosidad de un niño hiperactivo, lo reflexiona y lo reinterpreta estéticamente. Su trabajo transita entre el collage, ready made, grabado, dibujo, fotografía, obras conceptuales e instalaciones. Richard define su trabajo en general como Pop Barroco.

Este trabajo está lleno de elementos cotidianos recontextualizados. Con un estilo desenfadado y cercano al kitsch, juega a crear composiciones bidimensionales y tridimensionales. Obras realizadas con objetos de limpieza, con materiales del mercado, la mercería o la tienda de la esquina. Las telas, hilos, encajes y pedrería son material para varias piezas, así como las imágenes religiosas que se mezclan con los objetos encontrados. También vemos múltiples fotografías de los amigos y conocidos del artista posando con mandil y realizando alguna tarea doméstica. Richard enriquece la propuesta con dibujos y collage sobre manteles y sábanas.

Principalmente en los “altares domésticos”, con sus respectivos rosarios, utiliza también con gran atino juguetes en miniatura, propios de la cocina tradicional michoacana: ollas y platitos de barro, cucharitas y palas de madera. El valor estético que Richard reconoce en la artesanía de la región queda manifiesto en sus obras ya desde trabajos anteriores.

Muy importante es la exposición de la sensualidad e hipersexualización publicitaria en la imagen de la ama de casa, que se relaciona con la presión social hacia las mujeres de ser perfectas, de acercarse lo más posible a un ideal impuesto por los medios de comunicación masiva. Eso por un lado de la moneda, pero por el otro, muestra que una ama de casa también puede ser sexy. Son significativas las cajas vacías forradas con imágenes de divas.

Otra parte interesante de Ama de casa: Nueva Perspectiva es cómo el rol de ama de casa es cada vez más realizado por hombres, o compartido entre la pareja, dejando de ser actividad exclusiva de la mujer. En un mundo en el que las familias son cada día más complejas, las formas de ser ama de casa lo son también. Es importante que quienes se dedican a esta actividad, logren desarrollarse integralmente. Así como existen amas de casa que son felices haciendo su labor, otras llegan a generar una gran frustración por llevar a cabo un trabajo que no llena sus expectativas de vida.

Hay, de cualquier forma, un halo de misterio en la vida de las amas de casa. Cada una, cada uno, lo lleva de forma distinta dependiendo de sus circunstancias. Muchas tienen secretos, vidas paralelas, sueños escondidos.

Las amas y amos de casa son personas multipistas, tienen la capacidad de manejar, en mayor o menor medida, aspectos tan diversos como las finanzas familiares, la decoración de la casa, el menú diario, el orden y limpieza; y en muchos casos, el cuidado de los hijos. Si además se trabaja en otra actividad, dentro o fuera de casa, el trabajo se hace aún más pesado.

Como mujer profesionista, como curadora de arte y como ama de casa; considero que esta propuesta de Richard Littlefield es valiosa, muy contemporánea y necesaria para dar voz y reflejo a todas las mujeres y todos los hombres que trabajan en mantener una casa adecuada y digna para los demás miembros de la familia. Y no existe mejor vía que el arte para hacerlo de manera lúdica y directa.

Con esta exposición, que se presentará próximamente en el Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce, de Morelia, Michoacán (México), Littlefield nos invita a reflexionar sobre las múltiples aristas que conlleva el trabajo no remunerado más antiguo del mundo: el de ama de casa.

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