Era julio de 2006 cuando los mexicanos salieron a votar por un nuevo presidente y el ganador, con un margen menor al uno por ciento de acuerdo a los resultados oficiales, sería Felipe Calderón, cuyo mandato quedaba bajo la sospecha del fraude electoral, dando nacimiento a un mártir de la corrupción política en el país que hasta la fecha quiere ser presidente.
En ese mismo año la música nos regalaba nuevos discos de bandas como Yo la tengo, Mogway, Beirut, Cat Power, Belle and Sebastian y Sonic Youth, entre muchos otros. Aunque dos años atrás unos nerds de Harvard inventaron una red llamada Thefacebook, no sería hasta 2007 que ese demonio se comenzó a propagar por el mundo y ya todos sabemos en qué terminó.
Pero regresemos a julio de 2006, a la ya no tan pequeña ciudad de Morelia, donde se vivía una extraña escena alternativa con bandas de rock que no hacían covers ni tocaban metal, sino que sonaban al llamado indie rock y además de grabar discos y EPs experimentaban el nacimiento de las plataformas digitales como MySpace, idóneo para publicar biografías y compartir música. En ese contexto la entonces revista impresa Revés entrevistaba a un dueto llamado Roma, integrado por César Arceo y Carlos Espinosa. Tocaban noise en pequeños departamentos, en casas abandonadas, en cocheras y en azoteas; echaban guitarrazos al pie de una alberca mientras los demás se metían alcohol, drogas y sexo. Pero no mucho tiempo después se separaron; la leyenda dice que los internaron, el mito afirma que se liaron a golpes y ellos no revelan la verdad cuando la hoy revista electrónica Revés Online, once años después, los busca para entrevistarlos debido a su regreso oficial, programado para este viernes 23 de junio en Jeudi 27.
Carlos Espinosa luce un poco desgastado producto de un fin de semana voraz, sostiene un cigarro que demora en encender, mientras que Arceo parece más sobrio, como si nada emocionante le hubiese ocurrido entre el viernes y el domingo. Aquí están los dos, juntos de nuevo, para reavivar el grito de Roma. ¿Por qué han regresado? Es la primera pregunta, y luego de un par de segundos en silencio Carlos subraya: “pues porque se siente bien… tocar”, ¿Por qué con Roma?, “por la amistad, por la complicidad al hacer música, por hacerlo como empezó, sin nadie más que nosotros”.
Ahora es el turno de César: “Y porque pasaron siete años desde la última vez que tocamos y sentimos que necesitábamos desempolvar las canciones; hubiera sido deshonesto dejarlas en el olvido, borrarlas como si no las hubiéramos creado, porque no quedaron registradas en ninguna parte”.
¿Cómo suenan esos temas ahora? ¿Han pasado la prueba del tiempo?
César: En su momento un amigo que nos grababa nos dijo que las canciones superarían a la época, pero ahora realmente lo sabremos. Aunque en este nuevo registro hay otras guitarras, otros pedales y otras muchas cosas, estamos respetando el planteamiento original, es la misma esencia, duran lo mismo y no les cambiamos la letra.
Ya díganme por qué se separaron
Carlos: estábamos ensimismados, teníamos poco menos de 30 años y necesitábamos hacer cosas en lo individual. César creó un proyecto padrísimo llamado Mr. Vampire que no podría haber existido conmigo ni con nadie más, y yo igual, con bandas alternas que hice con amigos. A esa edad uno cree que ya halló su identidad y muchas veces sucede que no, que apenas es el inicio, porque estás experimentando cosas. Y también nos sirvió para saber que cuando algo es real y tiene sentido, tarde o temprano regresa.
Hace once años había un montón de grupos por ahí, ¿qué pasó con ellos?
César: Sí, fuimos contemporáneos de proyectos que luego fueron mutando, siendo híbridos con otros. Hacíamos tocadas en un bar llamado Farra donde vimos desfilar a bandas como Sepia, que luego desembocó en La Sex Fleur; los Poliéster, de donde saldría Negro y Axel Catalán; habían unos chavos de Zamora llamados Milkowa que eran buenísimos, y muchos más que pasaron por ahí. Es un viaje nostálgico y el concierto que daremos servirá para saber si esos públicos aún siguen por aquí, o si están en ánimos de ir a un concierto de rock.
¿Y ahora hay buenas bandas?
Carlos: Claro, un montón. Hay una muy buena que seguramente la deben conocer mucho más que a nosotros y se llama Fracaso Hippie, son unos chingones.
César: Los Father Saturnus son otros, salieron de Akuma y tocan impresionante, el mismo Negro y Axel Catalán, Expedición Humboldt… están creando un pequeño circuito y están tocando fuera, que es muy importante.
Antes las bandas querían grabar discos para venderlos, ¿sigue funcionando igual?
César: No, ahora la cosa es sacar sencillos y subirlos a las plataformas como Spotify, o a lo mucho editar EPs y montarlos en Bandcamp. Eso estamos haciendo, rescatar las rolas viejas y grabar algunas que se quedaron inéditas. Solo los dos, justo como empezó todo.
¿Algo que quieran agregar? ¿Algún mensaje para sus primeras grupies que ahora deben ser madres de familia?
Carlos: Las esperamos, y cualquier duda, reclamo o sospecha, ahí lo solucionamos (risas).
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Luego de la entrevista, César y Carlos conectan sus guitarras para un pequeño video que se muestra acá abajo. Suenan a noise, a distorsión, a eso que tanto buscaban en aquel julio de 2006.