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Sofar Sounds llegó a Morelia

Mind Lagunas, Expedición Humbolt y Sons of Rother

mindlagunas

La verdad es que cuando sales por la noche y con actitud de “solo voy un rato y me regreso temprano”, ya valió, porque seguramente verás el amanecer en medio de desconocidos, porque ese lugar recurrente a donde los trasnochados caemos en la madrugada siempre ofrece lo mejor de la gente, todos son iguales, travestis, prostitutas, antreros fresas, extranjeros; lo único que se busca es comer algo que baje el alcohol y seguir bebiendo, porque ahí todo puede pasar…

La noche del viernes el concepto Sofar Sounds llegó a Morelia con cierta expectativa por el tipo de evento de que se trata y que se realiza en varias partes del mundo: son conciertos íntimos donde se va dispuesto a escuchar de principio a fin en medio de muy poca gente y mucho respeto por la bandas.

Con invitaciones entregadas vía email, la cita era a las 8:00 pm en el Callejón del Romance; aún faltaban 15 minutos para esa hora y la gente ya esperaba afuera, mirándose unos a otros para ver a quién te encontrabas en tan selecto evento.

La verdad es que la hospitalidad por parte de los organizadores fue buenísima pero la puntualidad, como en todos los eventos morelianos, no se pudo lograr, ya que empezaron poco después de las nueve de la noche, al parecer por esperar a uno de los músicos que tocarían.

Otra de las cosas que distinguen al Sofar Sounds es que hasta estar ahí conoces el line up, por lo que le da cierta emoción no saber qué esperar en ese momento. Los encargados de abrir la velada fueron los chicos de Expedición Humboldt, que con un violonchelo, tres violines y un teclado comenzaron a adentrar a la gente a un buen sonido que puede recordarnos a varias bandas de pop rock del país, pero que imprime su sello con la excelente voz de Aquiles. Le siguió Kristell Rodríguez con un acústico que dejó ver una peculiar e interesante voz que esperamos escuchar más por ahí.

La mezcla de la expectación y el conecte que lograron con la gente daban un buen comienzo al evento, excepto el hecho de que aún seguía entrando y en vez de tornarse íntimo, estaba resultando un tanto incómodo con los empujones. Los organizadores decidieron dar un breve chance para que los invitados fuera por chela y sobre todo terminaran de acomodarse, lo que resultó un respiro porque la mayoría se dispersó por ahí.

 

Tocaba el turno a los invitados del DF y aunque aún no se sabía de quién se trataba, fue una gratísima sorpresa ver a Emiliano Juárez, uno de los mejores guitarristas del país, al cual tuve la fortuna de escuchar cuando se presentó hace varios meses en Morelia acompañando al blusero español Tonky de la Peña.

Entonces me di cuenta que se trataba de Los Mind Lagunas, su proyecto fundado con el bajista Alfonso Robledo. Esa mezcla de blues y funky siempre es un placer escucharla, aunque la gente no parecía muy emocionada por la banda, quizá la expectativa era otra, pero ante estos grandes músicos no queda más que rendirse con tanto talento.

Después de otro descanso donde más gente se dispersó por la pequeña casa donde fue el evento, llegó el turno de quienes cerrarían la noche, se trababa de Sons of Rother, otra banda local con un sonido muy particular, un tanto oscuro y rockero que se suavizaba con la presencia de la vocalista. Uno de los organizadores, Carlos Arias, nos contaba que ellos enviaron una lista de 40 bandas como propuesta para ese evento y los organizadores de Sofar Londres fueron quienes dieron el visto bueno. Al parecer este es solo el inicio de más conciertos de Sofar Sounds en la ciudad, así que estén pendientes.

Sonaba la última rola de la noche y entre conversaciones lejanas sobre quién había estado en rehabilitación, risas, el efecto del alcohol y las voces elevadas, recibí una tentativa invitación para ir a ver a Luis Miguel desde la comodidad de una azotea frente al estadio Venustiano Carranza, y aunque uno de mis gustos culposos es él y confieso que aún conservo algunos acetatos de sus primeros discos, no recordaba que el concierto era ese día, pero claro que quería ir a gritarle a El Sol, y por lo que me contaron creo que me fue mejor que las filas inmensas, la marea de gente y lo poco prendido del concierto… aunque esa es otra historia, de una noche larga que se convirtió una vez más en amanecer.

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