Por Verónica Calderón
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El otro libro que siempre cito para referirme a mis aventuras en ese loco mundo al que llamamos periodismo es “Alicia en el País de las Maravillas”.
¿Recuerdan esa escena con el gato? “¿Todos estamos locos aquí?”. Yo he sentido eso en entrevistas, especialmente cuando he cubierto narcotráfico (tarea que me causó una crisis nerviosa y una depresión, asuntos de los que no hablaré por ahora, pero menciono por eso de las crisis).
Pero nada como esto. Los primeros días eran como una especie de película de terror psicológico. Solo falta que en alguna foto aparezca Hitchcock con cubrebocas.
Recuerdo lo que me dijo mi amigo médico. “No sabemos nada”.
Así son estos tiempos de “lo sabemos todo y no sabemos nada”. Nuestra arrogancia nos llevó a pensar que habíamos alcanzado la mayor comunicación de la humanidad y henos aquí, hundidos en una soledad colectiva sin la certeza de lo que va a pasar.
No me interesa entrar al mea culpa colectivo de que los humanos nos lo merecíamos. Crecí en escuelas católicas: tengo suficiente culpa para el resto de mis días. Me interesa más ver cómo esto nos transforma.
Como Alicia, muchos entramos a este oficio persiguiendo a un conejo que nos trajo a hacernos preguntas. Y el problema es que ahora tenemos muchas más. Estamos cansados de preguntar y más cansados aún de que nadie responda.
“Entre tanta actualidad se nos va el presente”, dice mi amiga Ajo Micropoetisa, otra de las españolas a quien tanto quiero y quien también en su momento se unió al coro de “no salgas de casa” en nuestros últimos días de supuesta normalidad.
También pienso eso cuando se nos culpa a los periodistas de todos los males de la sociedad. Ahora resulta que la mayor amenaza del mundo somos un montón de gente que crecimos soñando con ganarnos la vida escribiendo y no gobiernos que gastan millones de millones en ejércitos.
“Que les corten la cabeza”, parecen decir.
Nadie quiere a alguien que trae malas noticias, es verdad. Y en estos días es difícil no hacerlo. Sé que muchos lloramos todavía, especialmente los que sabemos el enorme costo de un cambio mundial como lo es este.
Al menos ya no nos dicen exagerados.
Vuelvo al agua. A la tormenta. Esto es tan grande que se llevará todo por delante. Estoy segura que no estamos lejos de unir puntos y el mundo seguirá adelante.
La actualidad nos está robando el presente. Pero el pasado, este pasado, esto, todo-esto que está pasando, nos cambiará para siempre.
Me acuerdo de esa frase del científico de Jurassic Park: “Detesto tener razón”.
CDMX, abril del 2020
Imagen de Russ Sanderlin /Flickr
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