La recomendación para escuchar en la semana
Por Jorge A. Amaral
Supongamos que son finales de los 60 y tenemos a cuatro músicos de soul oriundos de Mississippi pero radicados en Detroit; suena bien, tan bien que incluso trabajan en estudio con gente como Wilson Picket y demás estrellas de la mítica Motown Records.
El grupo se llama The Impacts y está conformado por Anthony Hawkins en la guitarra, VC L Veasey en el bajo y la guitarra; Charles Hawkins, también guitarrista, y el baterista Tyrone Hite, todos cantan cuando es necesario.
Ahora supongamos que The Impacts, después de también haberse llamado The Soul Agents, decide hacer un sonido más acorde con lo que buscan y entonces, con influencias de Jimi Hendrix, Cream o The Who cambian radicalmente su concepto, para entonces llamarse Black Murder, pero dado que los del Ku Kux Klan no se andan con cosas deciden deformar ese encantador nombre por Black Merda, no en alusión escatológica, como podríamos pensar los hispanohablantes, sino como una variación afroamericana de «murder». Recordemos, por ejemplo, aquel tema de Bone Thugs-N-Harmony llamado Mo murda o el grito de Screaming Lord Sutch al iniciar Muder in the graveyard. Así ha de pronunciarse Black Merda.
Ahora supongamos que si de por sí es un grupo poco popular y yo esta semana les recomiendo un disco de rarezas, pensarán que incluso soy jípster pero no importa, porque The Psych-funk of Black Merda es simple y sencillamente excelente.
El disco abre con Cynthy-Ruth, una joya que raya entre el soul y el funky y que ha sido sampleada por Kanye West (Teriya king). Cadenciosa, con un solo de guitarra discreto pero notorio, un funky muy de los inicios, mucho antes de que ese género se pervirtiera para dar paso a la asquerosa música disco.
Siguiendo en la tónica de ese funky ácido, People let me know invita a bailar, a entrar en frenesí, y es que la voz invitada de Linnie Walker dota a la rolita de esa negritud que se agradece y se aprecia por su expresiva belleza.
Considerado el primer cover que alguien le haya hecho a una rola de Hendrix, la versión de Black Merda de Foxy Lady, aún en su etapa de Soul Agents, no desmerece en lo más mínimo porque la falta de una guitarra zurda como la de Jimmi se compensa con una sección de metales entre los que sobresale un saxofón sumamente agradable al oído, y es que a ese aire de psicodelia hay que sumarle el punch aún muy funky.
Psicodélico rayando en lo ácido, con una guitarra muy hard y una batería contundente como martillazo, unos metales estridentes más unos efectos que huelen a neblina morada, es como suena Got me runnin’ en voz de VC L Veasey. Ideal para un poco de pasto.
Sin bajarnos del viaje, As sisters and brothers se puede describir como un cuarto lleno de humo con un ambiente bastante cargado, casi opresivo, en el que dan ganas de salir corriendo pero también quedarse para ver qué pasa. ¿La guitarra?, sólo me hace pensar en sexo duro, y es que la voz de VC es mera ambientación llegada de muy lejos, lo bueno está entre la guitarra y el bajo, ahí es where the action is.
Con la frase «we need you» como consigna, el reclamo contenido en We’ve got the power se enmarca perfecto en el espírito de una época post flower power, cuando el rock comenzó a volverse más oscuro de la mano de The Greatful Dead y con la experiencia hendrixiana que ya se había tenido.
Como una revisita a sus orígenes en el soul, Reality es perfecta para iniciar el que fuera el lado B del vinil original en que salió este álbum. Una rolita suave y breve en que se plantea esa dicotomía entre fantasía y realidad a los 20 años de edad. Cuando terminé de escucharla sólo pude pensar «y sí.»
De nuevo con la voz de Linnie Walker, Darn well es un vistazo a ese buen soul de la marca Motown, cuando el esplendor de Laura Lee, Areta Franklin o Solomon Burke. Ese soul hecho para mover la cadera, en el que no hacían falta solos impresionantes pues el virtuosismo estaba en la voz y el arreglo mismo.
Como regalo de los productores, a Darn well le sigue una versión instrumental de Foxy lady. La gran ventaja de esta versión es que permite apreciar mejor el saxofón y cuán apabullante debió ser escuchar eso en vivo.
De vuelta al funky, Do nothing wrong ya se escucha incluso mejor producida, con un sonido igual de psicodélico pero menos duro, como la calma después del viaje o la paz que le sigue al orgasmo. Recomiendo escucharla en el carro, en una noche como las de estos días, mientras regresa a su casa.
Para cerrar el disco, The original man hace imaginarse lo que saldría de mezclar al watersiano hoochie coochie man con el hendrixiano niño vudú y nos arroja un sonido que rompe los oídos, una suerte puñetazo en la cara de la noche, una catarsis que con pocas rolas se logra aplenitud.
Eso y mucho más, lo que usted escuche, es The Psych-funk of Black Merda, una rareza que hay que escuchar de una banda poco convencional, y es que, a final de cuentas, el soul y el funky siguen siendo sonidos de culto.