¿YA AMANECIÓ?
Francisco Valenzuela
Si en 1968 las consignas de los estudiantes “comunistas” proclamaban libertad inmediata para presos políticos, en este 2011 las pancartas de papel han sido sustituidas por mensajes que no rebasan los 140 caracteres, pero que con la misma furia exigen la excarcelación exprés de un par de tuiteros que, al más puro estilo de Orson Welles y su adaptación radiofónica a La Guerra de los mundos, provocaron el pánico de masas debido a una falsa alarma que posteriormente hizo enojar a las autoridades veracruzanas, quienes emprendieron su cacería como si se tratase de los capos más peligrosos del narco mexicano.
Tras la broma de Welles (hablamos de 1938) y la natural histeria de los neoyorkinos, el locutor apenas recibió un leve regaño por parte de los gringos. Lo que es más: el señor se convirtió en toda una celebridad y en ejemplo para quienes aprecian el maravilloso mundo de la radio y su poder imaginativo.
Pero en el México western el horno no está para bollos, o si se me permite ser un poco prosaico, “el culo no está pa´ besitos”. A la periodista María de Jesús Bravo y al profesor Gilberto Martínez se les hizo cool utilizar la red social para inventar que unos malosos atacaban con el poder de sus armas (largas) a escuelas repletas de mocosos, lo que provocó temor en padres de familia y, #dicen, hasta accidentes automovilísticos, no se sabe si por la prisa y nerviosismo de arribar a la escuela, o por las constantes fallas de sincronización en los semáforos de las avenidas jarochas.
La onda es que estos “terroristas cibernéticos” han dejado en ridículo a los llamados “porros tuiteros”, quienes se creían más pandilleros que James Dean y el Mosh tan sólo porque molestan sin clemencia a tuit-stars como Federico Arreola o Epigmenio Ibarra, quien por cierto fue presa de un falsificador de identidad, otra de las categorías de alto impacto en el bizarro mundo del tuiterismo.
El gobernador Javier Duarte se ha mostrado inflexible y pide un castigo ejemplar para sus paisanos, quienes podrían alcanzar una condena de varios años sin derecho a fianza ni amnistía al estilo foxiano.
Me parece que exagera. Si de tuits falsos se trata, gobernantes de todos los colores tuitean a diario informes poco convincentes; publican mentiras como la abundante generación de empleos provocando que miles de mexicanos corran despavoridos a llenar solicitudes de trabajo que tendrán como ineludible respuesta un “nosotros le llamamos luego”.
Y nadie les dice nada. Terminarán sus periodos libres de culpa, en completa libertad, sin temor alguno a la justicia ciega del país en ruinas.
Twitter: @fvalenzuelam