Icono del sitio Revés Online

1917: la gran habilidad coreográfica de Sam Mendes

1917

1917

A cien años del fin de la Primera Guerra Mundial han surgido un sinnúmero de homenajes, obras y nuevos estudios sobre el conflicto armado más sangriento que había conocido el mundo hasta ese momento. Un buen ejemplo de ello es el documental Jamás llegarán a viejos (They shall not grow old, 2018), de Peter Jackson. La producción cuenta algunos de los horrores de la Gran Guerra desde el ingenuo punto de vista de los miles de adolescentes neozelandeses reclutados en esa época.

Aunque un poco a destiempo, Sam Mendes recrea el mismo acontecimiento histórico en 1917 (2019). El octavo largometraje que dirige el  británico es el único en el que obtiene crédito por el guion, escrito en conjunto con Krysty Wilson-Cairns. Está inspirado en las memorias de Alfred H. Mendes, abuelo del director, quien en su juventud estuvo asignado al campo de batalla.

A pesar de la buena respuesta desde su estreno en diciembre del año pasado, la costosa coproducción británico-americana aún se encuentra lejos de considerarse un éxito en taquilla. Aunque sus diez nominaciones a los Premios de la Academia, entre los que se encuentran mejor película, mejor dirección y guion original, muy probablemente inclinen la balanza a su favor. Recordemos que independientemente de su escaso valor cualitativo, las nominaciones al Oscar suelen multiplicar exponencialmente las posibilidades comerciales de un filme.

La película se ubica temporalmente en una fecha muy específica: 6 de abril de 1917. Fue el día en que Estados Unidos declaró la guerra a Alemania, algo que no se menciona en el metraje pero que sirve como marco de referencia. No olvidemos que la entrada de los estadounidenses al conflicto marcó el punto de inflexión que a la postre culminaría con la rendición de Alemania y la firma del Tratado de Versalles en 1919.

En contraste con la complejidad de la guerra, el tema de la película es bastante simple. Un par de soldados británicos son enviados a través de las líneas enemigas para poner sobre aviso a un batallón antes de que caiga en una trampa que significaría la pérdida de más de 1600 efectivos. Es una carrera contra el tiempo. Para agregar más tensión al asunto, el hermano de uno de los mensajeros se encuentra entre las potenciales víctimas de la emboscada alemana.

Visto de esa manera parece demasiado sencillo, pero Sam Mendes decidió que la película debía hacerse de tal manera que pareciera estar filmada en un solo plano secuencia. Los cortes de edición están hábilmente disimulados de tal manera que el espectador puede seguir muy de cerca, sin perder un ápice de la acción, las peripecias de los soldados enfrentándose a una serie de amenazas conforme se adentran a territorio enemigo. No es un recurso novedoso, pero al menos en este caso, resulta visualmente impactante.

1917 no es una obra que se preste a la reflexión. Claramente los soldados británicos son los buenos y el enemigo apenas si se deja ver (y cuando lo hacen terminan asesinando a sus salvadores). Contrariamente a los tiempos que corren podemos notar que es una película fundamentalmente masculina, pero en aras de la corrección, Mendes ofrece pequeñas pinceladas de la diversidad racial del ejército aliado.

Hay quienes señalan que la simpleza de su trama (el personaje que debe superar una serie de obstáculos para lograr su objetivo) no es muy distinta de la que podría ofrecer cualquier videojuego bélico. Es muy posible que muchos se queden con esta impresión y no es del todo desacertada. En lo personal me parece más interesante enfocarse en la gran habilidad coreográfica de la producción y la vertiginosa sensación de que la cámara es un personaje más del filme. En todo caso, 1917 no es más que un gran producto de entretenimiento, y en ese sentido, cumple y lo hace bien.

Te puede interesar:

Estas son las nominaciones al Oscar

 

Salir de la versión móvil