Luc Dardenne llegó a Morelia sin su hermano Jean-Pierre. Como ellos mismos lo han dicho, son cuatro ojos que hacen la misma película, en este caso, El joven Ahmed, que les mereció el Premio a Mejor Dirección en el más reciente festival de Cannes. La directora del Festival Internacional de Cine de Morelia, Daniela Michel, aceptó que traer a la ciudad al menos a uno de los carnales era su sueño, y hoy se ha vuelto realidad.
En una charla con la prensa que cubre el FICM, Dardenne dijo que la película trata de narrar cómo un niño se sale del fanatismo religioso que un mayor le quiere inculcar. El protagonista de la historia es un adolescente que intenta hacerse el rudo y toma lo más extremo del islam. Nada de darle la mano a la mujer; prohibido no rezar a la hora exacta, imposible tener contactos carnales antes del matrimonio. “Ahmed es prisionero de un pensamiento que le arrebata su infancia, la pregunta es si puede recuperarla”, se cuestionó el director belga que ha ganado (siempre con su Jean-Pierre) dos veces la Palma de Oro, cosa que muy poquitos pueden presumir.
No es la primera vez que los Dardenne ponen a niños o adolescentes como el eje de su historia, pero en este caso, resalta Luc, Ahmed es un chamaco que tendrá que salir por sí solo del embrollo en que se está metiendo.
Nada contra los musulmanes
Para salir de toda polémica, el realizador europeo asegura que la peli no es un ensayo contra el islamismo o los musulmanes. Es, asegura, una crítica a los radicales, a los fanáticos, a los extremistas. “Vivimos una época complicada donde están resurgiendo los fundamentalismos. Estamos ante la pretensión de reivindicaciones identitarias de las generaciones más jóvenes”, subraya. Además, añade que la juventud actual reclama más su tradición religiosa en comparación con sus padres, como justamente se refleja en la película.
En el toma y daca con los medios de comunicación, Dardenne se mostró complaciente al decirse fan de los tres mexicanos más hollywoodenses: Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu. De éste último lo recalcó más, pero luego advirtió que no se fuera a pensar que es convenenciero, ya que “El Negro” fue el presidente del Jurado en Cannes.
Como viejo lobo que es, se desprende del discurso acerca de que el cine lo puede todo. “No hay que ser utópicos, el cine no cambia al mundo, pero sí acompaña a la gente y abre conversaciones”. Sobre la discusión de si el cine solo debe verse en las salas, Luc se dijo desencantado con la invasión del streaming: “El cine hay que verlo en una pantalla que es más grande que nosotros”, aseguró, y de paso dejó la promesa de buscar a toda costa ver The Irishman, la nueva cinta de Martin Scorsesse producida por Netflix. “La veré, pero una sala de cine”, dijo el maestro antes de irse del brazo de Daniela Michel.
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