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Amor mío: un filme de recuentos de vida

Tras una serie de desafortunados errores de logística del complejo de Cinépolis, se estrenó por fin Amor mío (Mon roi, 2015), cuarto largometraje que dirige la también actriz Maïwenn Le Besco.

amor mio

La película formó parte de la selección oficial del Festival de Cannes, en donde estuvo nominada a la Palma de Oro y al finalizar el certamen se alzó con el reconocimiento a la mejor interpretación femenina para Emmanuelle Bercot. En México se presenta en la cartelera comercial con cincuenta y cinco copias distribuidas por Cine Caníbal, además de que también forma parte de la selección de la 60 Muestra Internacional de Cine.

Maiwenn, quien decidió prescindir de sus apellidos debido a la mala relación que llevó con sus padres, es también una consumada guionista. La idea de llevar a la pantalla la historia de amor de una pareja venía trabajándola desde hace varios años, pero debió posponerla hasta alcanzar la madurez que requería un relato de esta naturaleza, además de que su corta trayectoria como directora la colocaba lejos de los actores que requería el proyecto. Fue hasta la buena recepción que tuvo con el drama Polisse (2011), Premio del Jurado en Cannes, que pudo echar a andar su siguiente película.

Amor mío es la historia de amor de una pareja contada desde la perspectiva de Tony, una mujer divorciada que tras un aparatoso accidente hace un recuento de la relación que mantuvo durante diez años con el padre de su único hijo. Su prolongada hospitalización la ayudará a poner en perspectiva los momentos buenos y malos que vivió con el que considera el amor de su vida, como una manera de sanar sus heridas físicas y emocionales.

La meticulosidad con la que está escrito el guion permite que el relato mantenga cierta dosis de suspenso a pesar de la obviedad del desenlace. Cuenta de manera paralela el proceso de rehabilitación física en el hospital intercalándolo con escenas cotidianas de lo que fue el proceso de enamoramiento y la complicada vida en común que tuvo la pareja tiempo atrás.

La incomunicación de la pareja solamente es un complemento de la relación desigual que los envuelve: Tony es insegura, dependiente, incapaz, y aunque abogada, paradójicamente es incapaz de defenderse. En cambio Giorgio, manipulador y engreído, aprovecha sus dotes de seducción para reforzar sus efectivas ocurrencias (“¿Quieres mi teléfono?”, le pregunta a ella cuando se despiden por primera vez, al tiempo que le lanza el aparato y le dice la contraseña).

Aunque Emmanuelle Bercot deja todo de sí para encarnar a un personaje sufrido y complejo (no olvidemos que la historia se cuenta desde su punto de vista), lo cierto es que Vincent Cassell, con un papel a su altura, logra una interpretación enérgica y emotiva, acorde con los altibajos emocionales de su papel.

Amor mío, cuyo título original en francés hace referencia a la sumisión, a la inequidad sentimental de una relación (de ahí la molestia de la directora francesa cuando se enteró del título con el que se comercializó la película en los países de habla hispana), no tiene dobles lecturas, no busca hacer una reivindicación de la violencia de género, es una elaborada disección de los vínculos afectivos de una pareja en el mismo tono de 5×2 (2004) de François Ozon. Es un drama efectivo y bien representado, que explora con acierto la sanación de las heridas de la vida cotidiana.

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