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Avenida Cloverfield 10: el monstruo bajo el sótano

“Los monstruos llegan en muchas formas” reza atinadamente el cartel promocional de Avenida Cloverfield 10 (10 Cloverfield Lane, 2016), largometraje debut del estadounidense Dan Trachtenberg.

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El joven director oriundo de Filadelfia ya contaba con una prolífica carrera en el mundo de la publicidad y la televisión por Internet cuando resultó elegido para rodar este proyecto, el cual procuró generar expectación mediante la parsimoniosa dosificación de los detalles de la producción (apenas un día antes del estreno del tráiler se dio a conocer el nombre oficial de la película). La estrategia funcionó y hasta el momento sus ingresos en taquilla superan casi cinco veces sus costos de producción en los Estados Unidos, donde se estrenó a mediados de marzo.

 El filme es una mezcla de géneros: suspenso, misterio y ciencia ficción, conviven para dar forma a una producción que desde el principio se diseñó para realizarse con bajo presupuesto. El relato original llevaba el nombre The cellar y fue escrito por los casi debutantes Josh Campbell y Matthew Stuecken, pero al final Damien Chazelle, el joven director y guionista de Whiplash (2014), retocó el libreto hasta que llegó a su forma definitiva.

Michelle es una joven aspirante a diseñadora de modas, ha salido a la carretera huyendo de un noviazgo complicado. Pero en el camino sufre un accidente. Cuando despierta se da cuenta de que está prisionera en un sótano que sirve de refugio. Su carcelero es hombre que asegura que no deben salir al mundo exterior ya que se ha desatado una tragedia de magnitudes apocalípticas. Pero ¿eso es verdad?

Dicho lo anterior, es evidente que no existen muchas similitudes entre la ópera prima de Trachtenberg y Cloverfield (2008), cinta de estilo found footage que resultó un éxito hace unos años. No obstante, los productores de Avenida Cloverfield 10 no dudaron en calificarla como una secuela oficial de la película, al encontrar algunas semejanzas en el tono y en la forma en que ambas manejan el suspenso. De hecho el principal productor del filme J. J. Adams la definió como “la sucesora espiritual” de la cinta que dirigió Matt Reeves, aunque en la pretendida secuela no aparecen ni los mismos personajes ni siquiera el monstruo que destruía sin piedad la ciudad de Nueva York.

La película funciona en la medida que logra mantener el clima de tensión entre los personajes al interior del sótano, de hecho el espacio reducido en donde se desarrolla la mayor parte de la historia es un factor determinante en la primera hora y media de metraje. De igual manera, la elaborada estructura del relato permite que las numerosas vueltas de tuerca encuentren eco en el espectador, lo que facilita el lucimiento de John Goodman, pero sobre todo de Mary Elizabeth Winstead (la Ramona Flowers de Scott Pilgrim vs. The world)

Si bien se pueden señalar algunas trampas en el guion para hacer que las piezas encajen con relativa soltura (todos y cada uno de los elementos que se presentan al principio van encontrando su lugar a lo largo del metraje), lo cierto es que Avenida Cloverfield 10 encuentra su fortaleza en el minucioso juego de desconfianzas que se establece entre sus personajes y que se transmiten efectivamente a la audiencia. El filme es entretenimiento puro y una bocanada de aire fresco al cine de género, además de que ubica a Mary Elizabeth Winstead como una de las más dignas heroínas post apocalípticas que ha dado la reciente industria hollywoodense.

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