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CARTELERA RETROSPECTIVA

Armando Casimiro Guzmán

¿Qué se puede esperar de una película que en su póster muestra a Mel Gibson furioso disparando un arma? El resultado es muy sencillo de imaginar y justo eso es lo que hay que esperar cuando vayan a ver Atrapen al gringo (Get the gringo, 2012), el debut cinematográfico de Adrian Grunberg, a quien solo conocíamos por su participación como asistente de director en varias películas norteamericanas y mexicanas como Amores perros (2000) y Conejo en la luna (2004).

Después de una secuencia inicial un tanto inusual: Mel Gibson con máscara de payaso, cargando bolsas repletas de dólares huyendo de la policía de San Diego, escena que termina de manera un tanto accidentada (literalmente) en suelo mexicano. El personaje de Gibson (de quien nunca se sabe su nombre), termina en la temida cárcel tijuanense “El pueblito” y ni tardo ni perezoso, buscará el modo de escapar, recuperar su dinero y de paso salvar a un niño de una peligrosa operación de trasplante de hígado.

Sería difícil catalogarla como una película del género carcelario como la española Celda 211 (2009), ya que, dadas las peculiaridades del sistema penitenciario mexicano vemos a niños corriendo, tiendas con toda clase de artículos legales e ilegales y hasta renta de casas de campaña para las visitas conyugales (“el mall más espantoso del mundo”, describe Gibson en una escena). Aquí encontramos más bien un filme de acción enmarcado por canciones espantosas y una corrupción de la que todos toman parte: la policía mexicana, el sistema penitenciario, la patrulla fronteriza, las grandes corporaciones, el consulado norteamericano, etc.

Si uno pasa por alto todas las inconsistencias y lugares comunes de la historia, Atrapen al gringo puede llegar a ser incluso, entretenida. Se nota que el director Adrian Grunberg tiene una idea general de la realidad mexicana, algo que no se ve por ejemplo en la inefable Hombre en llamas (Man on fire, 2004), otra cinta de acción rodada en nuestro país. Y al igual que la cinta de Tony Scott, cuenta con lo más granado del cine nacional: Daniel Giménez Cacho, Jesús Ochoa, Dolores Heredia, Tenoch Huerta, Gerardo Taracena, Gustavo Sánchez Parra y hasta Blue Demon Jr. Desgraciadamente para ellos, la película pasará directo al mercado de video en los Estados Unidos, solo en países como México y Rusia será posible verla en una sala de cine.

Aunque está firmada por Adrian Gruberg, Atrapen al gringo termina por ser una película de Mel Gibson, quien coescribió el guión. Habría que anotar también que el propio Grunberg trabajó como asistente de director en Apocalypto (2006), por lo que ambos se conocen bien, y no sería raro pensar que el polémico actor y director australiano tuviera la última palabra a la hora de tomar decisiones.

Persecuciones espectaculares, malos que son muy malos, muertos al por mayor, millones de dólares en bolsas deportivas, escapatorias imposibles y todos los clichés de cualquier filme del tipo “solo contra el mundo” los encontramos en esta cinta de acción que se limita a seguir los patrones establecidos. Ni hablar, solo para fans del género.

 

Con excesivo rigor ha sido recibido el más reciente largometraje de Tim Burton, Sombras tenebrosas (Dark shadows, 2012), y a pesar de las altas expectativas (la película costó alrededor de 150 millones de dólares), ni las críticas ni la taquilla han respondido generosamente a esta extraña comedia del cineasta norteamericano.

Sombras tenebrosas está basada en una serie de televisión que se transmitió en los Estados Unidos en la década de los setenta. De hecho en una escena de la película y a modo de homenaje, son presentados los actores originales del programa del que Michelle Pfeiffer, Johnny Depp y el propio Tim Burton han declarado ser admiradores. Aunque hay que aclarar que la serie es prácticamente desconocida para el público mexicano.

A finales del siglo XVIII una pareja de prósperos inmigrantes establecidos en un pequeño puerto pesquero de Norteamérica, procrean a Barnabas Collins, que años más tarde comete el error de romper el corazón de Angelique, una bruja en toda la extensión de la palabra. La hechicera despechada ejecuta su venganza de una manera terrible: mata a los padres y a la prometida de Barnabas. No conforme con ello, lo convierte en vampiro y lo entierra vivo. Casi dos siglos después, Barnabas es liberado de su tumba y aparece en 1972 en un mundo muy distinto al que conocía. Así es como empieza.

Pero después de un inicio en verdad interesante la cinta adopta un extraño camino intermedio entre película de misterio y la comedia disparatada, algo que puede resultar desconcertante para quienes no sean asiduos a la filmografía de Burton. Las referencias a la cultura estadounidense de los años setenta están muy bien logradas: los vestuarios, la música y las películas dan una idea general del contexto social en que se sitúa la historia. Aunque esta información pasará desapercibida para los adolescentes iletrados que van al cine a jugar y mandar mensajes por su celular (como fue el caso de la sala a donde asistí).

Johnny Depp, aunque no hace una gran interpretación (por momentos se parece mucho al Jack Sparrow de Piratas del Caribe), cumple su papel como el peculiar vampiro. Eva Green como la bruja, Michelle Pfeiffer y la esposa de Burton, Helena Bonham-Carter como la psiquiatra alcohólica complementan muy bien el oscuro entorno característico del autor. Lo opuesto sucede con Clöe Gratz Moretz, quien en su papel de la adolescente de la familia y Bella Heathcote como el objeto de adoración del vampiro, parecen un tanto desperdiciadas por su escasa participación.

En la música (recuerden que son los setenta), encontramos algunas cosas interesantes como Iggy Pop, Deep Purple, Black Sabbath, T-Rex. Y ya en la parte culminante del filme tenemos una extraña aparición de Alice Cooper, interpretando un par de sus horrendas canciones.

Da la impresión que Tim Burton está en un punto muerto, sabe que tiene una amplia base de seguidores (debo reconocer que no me cuento entre ellos), el apoyo de los grandes estudios y que ambas cosas le permitirán hacer casi cualquier película que le plazca. Sombras tenebrosas no pasará a la historia como lo mejor de Burton, ciertas incoherencias derivadas de un guión un tanto enredado, su superficialidad televisiva y su excesiva duración, la convierten en un producto entretenido pero intrascendente. Pero dado su carácter relajado y caótico, no hay que esperar profundidad en este último trabajo de Burton, simplemente hay que relajarse y tratar de pasarla bien.

Es muy difícil juzgar a una película de animación familiar. Si gusta a la audiencia, sobre todo a los niños y vende muchos juguetes ¿es una buena película?, después de todo estará cumpliendo con su cometido, sin importar su valor artístico, en caso de haberlo. Con esto en mente asistimos al estreno de La era del hielo 4 (Ice age: Continental drift, 2012), que se estrenó con un par de semanas de anticipación en nuestro país (la fecha de estreno en los Estados Unidos es para el 14 de Julio) y que en esta cuarta entrega está co-dirigida por Steve Martino (que hace apenas su segundo largometraje) y por Mike Thurmeier, quien previamente había realizado la tercera parte de la serie.

El guión se divide de nuevo entre las historias paralelas de los personajes habituales, el mamut, el tigre dientes de sable, el perezoso… y por otra parte, la famosa ardilla que sufre toda clase de peripecias mientras anda en persecución de su bellota. Como en otras ocasiones, los guionistas no se preocuparon por el rigor científico (“Ya en una ocasión convivimos con dinosaurios. No tuvo mucho sentido, pero fue divertido”, dice uno de los protagonistas), y como lo anuncia su nombre en inglés, ahora sitúan a los personajes en la improbable etapa de la formación de los continentes.

Hay que decirlo, se nota el esfuerzo realizado por los estudios Blue Sky: los gráficos están muy bien cuidados y los guionistas deben haber sufrido bastante a la hora de hilar tantas escenas cómicas de manera que tuvieran cohesión con la historia. Tiene además la virtud de durar poco, apenas hora y media es suficiente para contar una historia que no se podía alargar más. Incluye también solamente una canción, lo cual es otro gran punto a favor para la producción.

Aunque buena parte de las escenas cómicas tienen que ver con golpes y caídas (de hecho la cinta abusa un poco de ello), La era del hielo 4 no evita la tentación (casi obligada en esta clase de producciones) de incluir una o varias moralejas a modo de “tema” de la película. Otro detalle desafortunado es que en aras de aprovechar al máximo la tecnología de 3D, el filme incluye algunas secuencias innecesarias que le dan una apariencia de excesivo dinamismo.

La era del hielo 4 es una buena opción para quien no quiera exigirse demasiado, ideal para una tarde después del trabajo y es también un buen inicio de las vacaciones escolares para los más pequeños. Además hay varias dosis de humor para quienes somos menos sensibles, eso se agradece, pero esperemos que no haya una quinta entrega, ya sería demasiado.


La notable trayectoria del realizador canadiense David Cronenberg, genera interés cada vez que alguno de sus proyectos llega a la cartelera, es el caso de su más reciente largometraje Un método peligroso (A dangerous method, 2011) que pasó con éxito por los festivales de Venecia y Toronto.

El filme está inspirado en la obra de teatro The talking cure de Christopher Hampton, que a su vez está basada en el libro de no ficción A most dangerous method, de John Kerr (editado en español bajo el título La historia secreta del psicoanálisis). Basada en hechos reales, la película nos cuenta cómo Sabina Spielrein, una joven de origen judío es hospitalizada bajo el cuidado del psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, quien ha comenzado a usar el método de Sigmund Freud, “curación por la palabra” (aún no se le llamaba psicoanálisis), para tratar a sus pacientes. Spielrein, quien tiempo después se convertiría en una de las primeras psiquiatras del mundo, en sus conversaciones con Jung, revela haber tenido una infancia plagada de humillaciones y palizas que le infligía un padre autoritario. Eventualmente, médico y paciente terminarán por convertirse en amantes, y es debido a este caso, que Freud y Jung inician una estrecha relación hasta su agrio distanciamiento unos años después…

El filme muestra con gran acierto el carácter autoritario y racional de Freud (Viggo Mortensen en su tercera participación con Cronenberg), quien inicialmente ve en C.G. Jung (muy bien interpretado por Michael Fassbinder) a su sucesor en el desarrollo del psicoanálisis. Keira Knightley, aunque por momentos parece un tanto forzada termina por sacar adelante el complicado papel de Sabina Spielrein, quien después de ser curada de sus ataques de histeria, trata de fungir como mediadora entre ambos.

Aunque buena parte del guion está basado en hechos reales, la correspondencia y diarios personales de los protagonistas, hay algunos elementos de ficción que han sido muy criticados, sobre todo la relación sadomasoquista entre Jung y Spielrein de la que no se ha encontrado ninguna evidencia, aunque dado el carácter de los personajes bien pudo haber sido posible.

Si algo podemos reclamarle al filme de Cronenberg es que muestra cierto recato en las escenas sexuales, esto si tomamos en cuenta que gran parte de la teoría de Freud relaciona la sexualidad con los desórdenes emocionales. Aun así, Un método peligroso es una obra estimulante por el simple hecho de ver en pantalla a dos de las figuras intelectuales más influyentes del siglo XX. Aún hoy se discute si el psicoanálisis pertenece o no al ámbito de la ciencia, pero evidentemente es un tema que no ha perdido su importancia con el paso del tiempo, palabras que son ahora de uso común como “ego” o “complejo”, nos gusten o no, nos remiten a la teoría freudiana.

Una obra contenida, bien filmada, con grandes actores, una atípica película de época… ahí queda el nuevo trabajo de Cronenberg, de lo mejor que tenemos por estos días en la cartelera.

 

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