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Chicos y Guillermo, ¡a comer!

La edición número dieciocho del Tour de Cine Francés incluyó en su repertorio la comedia Chicos y Guillermo, ¡a comer! (Les garçons et Guillaume, à table!, 2013), primer largometraje que firma desde la silla de director, el también actor y comediante Guillaume Gallienne.

Por Armando Casimiro Guzmán

 

La película se presentó en la Quinzaine des réalisateurs, sección paralela del Festival de Cannes, en donde se hizo acreedora al premio SACD, el más importante de la sección, que otorga la Société des Auteurs et Compositeurs Dramatiques. Este pequeño filme de Gallienne fue también uno de los más galardonados en la más reciente entrega de los Premios César, en donde obtuvo, entre otros, los reconocimientos a Mejor película y Mejor actor.

El propio Gallienne coescribe, dirige y actúa esta comedia de tintes autobiográficos. Guillaume siempre ha tenido una relación muy particular con su madre, una mujer brusca y dominante, quien siempre lo ha tratado como si fuera homosexual o ya de plano una chica (a diferencia de sus hermanos, quienes son amantes de los deportes y la cacería).

A lo largo de toda su adolescencia hasta los primeros años de su etapa adulta, Guillaume pasará de un psiquiatra a otro y cambiará constantemente de internado, antes de descubrir el verdadero lazo que lo une a su madre y lo más importante, su verdadera identidad.

La historia, fue concebida inicialmente en formato cinematográfico, pero la imposibilidad de reunir los recursos suficientes la obligó a presentarse de manera inicialmente provisional en el teatro, en donde un solo actor (el propio Galienne), representaba todos los personajes de esta tragicomedia a medio camino entre la confesión íntima y el descubrimiento de la identidad sexual.

La puesta tuvo gran éxito tras su exhibición en Francia por lo que pronto debió afrontar el reto de transformarse en cine. Aunque no logra sacudirse del todo su espíritu teatral (en el inicio, el autor nos recibe en su camerino, antes de subir al escenario), logra establecer una conexión con el público a fuerza de una desgarradora pero simpática sinceridad.

Chicos y Guillermo, ¡a comer! es una especie de ajuste de cuentas con su progenitora; literalmente Galienne no solo hace gracia de sus tragedias juveniles, sino que también hace una caricatura de su propia madre. Pero el autor no se encasilla en resolver su complejo de forma dramática y desgarradora, nos ofrece en cambio una visión ligera y aparentemente superficial de su adolescencia en esta insólita e hilarante propuesta (hay que resaltar la muy bien lograda secuencia del servicio militar).

El hecho de que venga precedida de un éxito en la taquilla francesa y con un montón de premios bajo el brazo, no quiere decir que será un trabajo que disfrutará todo tipo de público. Hay quien la verá como una obra autocomplaciente y liviana, pero bien vale la pena darle un vistazo al despliegue físico y emocional de Galienne, a su humor descarnado, a su descaro sentimental y a su entretenida confesión plasmada en una singular carta de presentación, que ya pudo verse en Tour de Cine Francés y que por estos días puede verse en cartelera.

 

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