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Coco: un gran viaje por el mundo de los muertos

LIVELY BUNCH – In Disney•Pixar’s “Coco,” several members of the Rivera family reside in Santa Cecilia in the Land of the Living, including (from L-R): Miguel’s grandfather Papá Franco (voice of Roberto Donati), cousin Benny, Tía Gloria (voice of Carla Medina), cousin Manny, Tío Berto (voice of Luiz Valdez), his Papá Enrique (voice of Jaime Camil), Miguel (voice of Anthony Gonzalez), Miguel’s Mamá Luisa (voice of Sofía Espinosa), cousin Abel (voice of Polo Rojas), grandmother Mamá Elena aka Abuelita (voice of Renée Victor), his great-grandmother Mamá Coco (voice of Ana Ofelia Murguía), Tía Carmen and cousin Rosa (voice of Montse Hernandez). Directed by Lee Unkrich, co-directed by Adrian Molina and produced by Darla K. Anderson, Disney•Pixar’s “Coco” opens in U.S. theaters on Nov. 22, 2017. ©2017 Disney•Pixar. All Rights Reserved.

Se acerca el Día de Muertos en México, un día en donde se celebra a la muerte, en el que esperamos la visita de nuestros difuntos, porque dicen que ese día ellos vuelven a comer y disfrutar de las cosas que tanto les gustaban en vida. Pero más que celebrar la muerte se celebra la vida, el paso de esos seres queridos en la nuestra y la imagen que continúa intacta en nuestra memoria.

Para muchos de nosotros pensar en este día no es precisamente una festividad, es el recordatorio de algo que aún hace que se te anude la garganta. Ayer Pixar estrenó en el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia su nueva producción: Coco, dirigida por Adrián Molina y Lee Unkrich, la cual desde hace meses fue anunciada con bombo y platillo porque sería la primera vez que una película animada abre un FICM, porque se trataría de un estreno mundial y porque la temática principal de la cinta es, justamente, el Día de Muertos en nuestro país.

La mayor parte del tiempo los mexicanos nos quejamos de la manera en la que somos retratados en las películas extranjeras, los estereotipos que si bien son parte de nuestra cultura están muy lejos de nuestra vida diaria. Esa quizá era la expectativa principal al ver esta nueva cinta distribuida por Disney, y la cierta relación que parecía tener con The Book of Life, de Jorge R. Gutiérrez, producida por 20th. Century Fox, en la cual si bien hablan de esta tradición mexicana, lo hacen de una forma por demás exagerada y hasta ridícula.

Pero Coco se ha alejado de la ridiculización de los personajes y se apega un poco más a la realidad de una familia normal que vive en un pequeño pueblo en la provincia del país. El argumento de la película se centra en Miguel, un niño de 12 años que ama la música, pero por un desafortunado evento familiar le es prohibido tocarla o pensarla siquiera, sin embargo, esa lucha interna por sus sueños se hace tangible cada vez más hasta que por medio de los pétalos de la flor de cempasúchil es transportado al mundo de los muertos, exactamente el día de la festividad, en donde iniciará un viaje que lo lleva a descubrir cosas que desconocía de su propia familia.

¿Es Coco todo lo que se esperaba? Me atrevería a decir que sí, el trabajo de animación que realizó Pixar es prácticamente impecable, los pliegues de los vestidos que naturalmente cambian con el movimiento de los esqueletos en este caso, los detalles en el modelado de los cuerpos y esos colores vibrantes que acompañan a la cinta de principio a fin. Si bien la música es buena, parece seguir esa fórmula que simplemente busca el éxito sin ser algo especialmente memorable.

Seguramente Coco será un éxito en taquillas, posee lo bueno a lo que Disney nos tiene acostumbrados, pero más allá de esa mezcla que pareciera envolver una historia predecible, hay varios mensajes y símbolos que nos identifican como mexicanos, el pequeño pueblo empedrado con casas pintadas de rojo y blanco; la flor ícono de esta festividad, que se considera tiene una magia especial porque se convierte en una especie de conductor, ya que se dice que sus pétalos guardaban el calor del sol e iluminaban el camino de regreso a los difuntos; los mercados, en plena calle y llenos de vida; las familias grandes dedicadas a un sólo oficio y que viven juntas para cuidarse unos a otros; la figura materna que es quien la mayor parte del tiempo tiene la autoridad principal y que con su chancla voladora lo puede todo.

Quizá no les sorprenda del todo, pero sí puedo adelantarles que hay diversos giros que hacen que no pestañees ni un segundo, momentos graciosos que se construyen de una manera natural, personajes que aparecen de pronto y nos recuerdan a nuestra infancia, nuestra historia, como Frida Kahlo, Diego Rivera, Cantinflas, Pedro Infante, etc., y sobre todo aquellos momentos en los que la película logra conectar con  esos sentimientos que están a flor de piel justo ahora, a unos días del Día de Muertos, y que nos hace inevitablemente recordar a aquellos que se han ido y que seguimos extrañando y a los que seguramente esperaremos a que vengan por sus ofrendas este año también.

Coco no es una película en donde la lucha por los sueños sea el mensaje principal, lo es en realidad la importancia de la familia, el apoyo de los unos a los otros, la aceptación y el amor incondicional que envuelve en gran medida a los hogares mexicanos. El próximo 27 de octubre estará ya en todas las salas del país.

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