En octubre próximo miles de mexicanos acudirán al Corona Capital sin otro temor más que el de gastarse mucho dinero. Ese arrojo sin embargo le falta a algunas bandas que cancelan su participación por motivos de seguridad, a pesar de que su discurso lírico hable de desafiar al sistema…
El Festival Corona Capital finalmente ha lanzado su cartel para este 2014 y de inmediato la noticia se convirtió en un tema candente. Todos los falsos carteles han tenido que ser desechados y por su puesto los memes sobre el dresscode, como los de la corona de flores, no se han hecho esperar. Ahora solo resta pagar mucho dinero (incluyendo impuestos, transporte, cerveza y souvenirs) y esperar a que lleguen las lunas de octubre para disfrutar de un abanico de propuestas musicales, que como ya sabemos, se van acomodando jerárquicamente en horarios y expectativas.
A partir de todo el furor por dicho festival vino a mi mente el recuerdo de lo pasado en su edición 2013, en donde nombres como Fun, Oberst, Squarepusher, Talabot y Death Grips tuvieron que ser borrados y suplidos al cancelar su participación. Como recordaremos las reacciones no se hicieron esperar y pudimos ser espectadores de ese singular desfile opinativo que se da en muchos espacios virtuales, celebrando cierta idea sobre la libertad de expresión. Por un lado los organizadores incluyeron nuevos nombres como Moroder, y por otro el público lamentaba las salidas de algunos nombres.
Las especulaciones diversas también aparecieron y no faltó mucho para que se creara una relación entre la salida de estos nombres con el trago amargo que vivieron los integrantes de la agrupación Delorean, al ser víctimas de un “secuestro virtual” (modalidad posmoderna delictiva). La banda vasca que fue invitada a participar en el Festival Mutek, sufrió una escena de la cotidianidad mexicana. La indignación y la reprobación del acto se multiplicaron masivamente y a los pocos días Talabot, connacional de Delorean anunció su salida del cartel del Festival Corona Capital y la cancelación de gira con Pional por “motivos de seguridad”, vía su cuenta de Twitter.
A pesar de que en junio de 2012, la Secretaría de Turismo de México y el Ministerio de Industria, Energía y Turismo de España unieron fuerzas a través de la firma de un Memorándum de Entendimiento, el cual promovía la generación y el fortalecimiento de estrategias y acciones para aumentar el flujo de turistas entre ambos inmiscuidos, parece que la estrategia nacional de esos días, conocida como Guerra contra el Narco, tuvo, por lo menos en materia de seguridad y de flujo migratorio, mayores impactos. Según algunas cifras, para Febrero de 2014 se hablaba de por lo menos 70 mil personas muertas como resultado de dicha estrategia.
Delincuencia organizada, militares, marines, policías federales y municipales, políticos y comunidad general por primera vez estaban unidas, lamentablemente solo en compartir un escenario de enfrentamientos y de notas alarmantes. La Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) informó que entre enero de 2007 y marzo de 2013, se habían registrado 1,800 muertes violentas de menores en hechos vinculados con la llamada Guerra contra el narcotráfico. Como ésta, muchas más notas circularon en el diario flujo informativo, no solo mexicano, sino también a nivel internacional. Incluso hubo comparaciones con episodios históricos como los ocurridos en Vietnam o Afganistán. Lo cierto es que la imagen que se ofertaba, por lo menos en esos días, de México no era la más propicia para ser un parador turístico.
Y de la misma manera en que Talabot decidió cancelar su presentación fueron apareciendo más nombres a esa lista. Fun, Oberst, Squarepusher y finalmente Death Grips también decidieron cancelar su paso por el país que vivía una Guerra contra el Narco, aunque en el caso de ellos nunca fue nombrada la razón “motivos de seguridad”, sino que por el contrario, se prefirió usar la idea de “problemas de logística”. Sin duda alguna, para artistas y sobre todo manager´s de niveles internacionales, la organización y calendarización deben ser tareas nada fáciles, sin embargo no se puede negar los posibles vínculos entre la imagen de México ofertada y el terrible episodio vivido por Delorean.
Con toda la razón del mundo, cualquier persona tiene el derecho de salvaguardar su vida e integridad. La seguridad es una de las pautas humanas más valoradas y a veces causa de respuestas casi a nivel de reflejo conductual, aunque no se debe negar que la sobre exposición a situaciones diversas, genera un reacomodo y una nueva jerarquización en relación al riesgo. Por lo menos poco más de 110 mil personas dejaron a un lado la inseguridad y la Guerra contra el Narco y se dispusieron a disfrutar de dos días de un abanico internacional de música. Aunque las cancelaciones de actos como los de Talabot y Death Grips se lamentaron y echaron de menos, el furor de un amplio público y el negocio de los organizadores tuvieron buenas dosis de éxito.
A pesar de haber salido a flote y con éxito la edición 2013 del Festival Corona Capital, en lo personal la cancelación de la banda Death Grips me hizo pensar en lo dicho por Flatlander (miembro de la agrupación) a Alec Empire en el 2012 en una entrevista publicada en la Revista Clash. En aquella charla, Andy Morin a.k.a. Flatlander le comentó a Empire:
“Líricamente Death Grips representa la glorificación de la visceralidad, del Ello (remitiéndose a la literatura Freudiana) que es convocado y desafiado antes de ser prisionero y violado por las leyes de la razón.”
En esa misma ocasión también le comentó a Empire:
“Todo aquel que crea que vivimos en un mundo seguro es que le han lavado el cerebro, no es más que un cordero listo para entrar en el matadero (…) Tanto los idealistas como los pesimistas viven su incapacidad para afrontar la verdad. Nosotros somos realistas”.
Por su parte, Zach Hill, uno de los bateristas más prolíficos de la Unión Norteamericana y también miembro de la banda, le comentaba a Pitchfork: “Como artistas no queremos tomar el camino fácil. Nos negamos a crear algo que provoque indiferencia. Últimamente el hip hop no me estimula como antes. Todo a su alrededor me parece acomodado. Yo puedo sentir el peligro en mi vida a muchos niveles diferentes, y eso es algo que el hip hop de hoy en día no me consigue transmitir”.
Cuando leí la nota de su cancelación y se trazó la especulación de su relación con motivos de inseguridad, no podía evitar sentir una contradicción entre su discurso y los actos. Pensaba en las razones que habían tenido para no entrar a un “matadero” como era (es) pintado México y del que tanto hablan en sus canciones. Salían y salían preguntas: ¿Cuál era la razón para glorificar algo de lo que se huye? ¿Por qué se negó Hill a la experimentación del peligro que ya no encuentra en un género musical? ¿Por qué se negaron la posibilidad de afrontar una realidad como los idealistas y los pesimistas? ¿Por qué en discurso e imagen habían buscado una exaltación de la visceralidad y de la rudeza y en la realidad se mostraron tímidos y precavidos?
Dejando el beneficio de la duda pensé que era posible que el tema de la cancelación estuvo en manos del manager y de la gente de su equipo y fue esa idea la que me permitió entender, de cierta manera, tanto las declaraciones como la situación. Había pasado por alto detalles en la expresión “Líricamente Death Grips representa…”, en donde la idea central es que a través de sus “letras” se expresa una idea y no un acto. De ahí en adelante pude leerlos nuevamente y entendía que efectivamente son realistas pues afrontan su realidad con distancia de su objeto lírico, es decir, de aquello que expresan en sentimientos y emociones volcadas en sus canciones. Automáticamente recordé a John Constable, un paisajista de finales de 1700 y principios de 1800, quien al mirar por primera vez un diorama comentó que se trataba de una ilusión, de un engaño. En todo caso, para Constable el arte debería evocar. Y en eso creo que los Death Grips han hecho bien su trabajo. Sin embargo, en donde no coincido es en la autoproclamación de su propuesta como un Ello (Freudiano) que escapa de las leyes de la razón, sino que por el contrario, serían en todo caso, sujetos del mandamiento del deseo de alguien más, quien les dice o aconseja si hay un “riesgo” y a quien finalmente obedecen, lo cual los situaría en la instancia del Yo. Y es que el Yo además de estar en medio de la lucha entre el Ello y el SuperYo, es una instancia que vive de/y por imágenes, por representaciones y por pantallas, que muestran el ideal y la represión.
El Corona Capital se acerca cada días más y es tiempo de ir preparando y fabricando las imágenes, representaciones y pantallas que se mostrarán en el desfile del Yo, al cual no quisieron asistir algunos artistas el año pasado, por salvaguardar su integridad. Ellos se lo pierden. Parece que 110 mil mexicanos son más viscerales y arriesgados, sobre todo si de carnada están Kings of Leon, Jack White, Massive Attack, Beck, Damon Albarn, MGMT, Belle & Sebastian, The Horrors y un largo etcétera.