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Corsage: la vida de una emperatriz

Corsage

Con media hora de retraso (una constante en esta edición del FICM), comenzó la función de Corsage (2022) en el Teatro Matamoros de la capital michoacana. El quinto largometraje de Marie Kreutzer había generado mucha expectativa por el buen recibimiento que tuvo en Cannes, donde se estrenó en la sección Un certain regard. En México será distribuida por Tulip Pictures aunque de momento no hay una fecha definitiva para su llegada a la cartelera.

Esta es una de las tantas películas que se han hecho sobre la figura de Isabel de Baviera, mejor conocida como la Emperatriz Sissi. Por mucho tiempo su vida fue retratada como la de una princesa de cuento de hadas, en suntuosos palacios y rodeada de personajes elegantes. Esta visión fue propagada por varias versiones cinematográficas, las más conocidas rodadas en el periodo 1954-1957, en donde fue interpretada por la actriz germanofrancesa Romy Schneider, cuyo rostro desde entonces quedó asociado al de la famosa emperatriz.

Años después, investigaciones serias pusieron en evidencia la falsedad de esa vida idílica y despreocupada. Como asegura Cristina Morató en su libro Reinas malditas (editado por Plaza Janés), “se podrían llenar páginas enteras enumerando sus rarezas y extravagancias… acabó refugiándose en su propio mundo, olvidando sus deberes y viviendo solo para sí misma”.

Ese es justamente el retrato que nos ofrece la cineasta austríaca: una Sissi egoísta, vigoréxica, depresiva y obsesionada con su imagen. Pero también es una mujer inconforme, atlética, rebelde y deseosa de disfrutar su sexualidad. Kreutzer eligió a la luxemburguesa Vicky Krieps para interpretar a la emperatriz, ambas ya habían trabajado previamente en otro largometraje y la actriz justifica con creces su elección al llevar a su personaje más allá de una interpretación meramente biográfica.

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Y es que a partir de la figura histórica la directora crea un personaje propio. Una mujer que finge desmayos para salir de situaciones que la abruman y que no duda en levantar el dedo medio a los asistentes a una comida oficial. No es casualidad que se incluyan varios anacronismos intencionales: un tractor, objetos de plástico, una embarcación moderna, así como encuentros improbables.

Ahí tenemos el de la emperatriz con Louis Le Prince, inventor de una primera versión del cinematógrafo. En ese sentido, Kreutzer pudo haberse inspirado en María Antonieta (Marie Antoinette, 2006), en donde Sofia Coppola traza una visión muy personal de la reina decapitada en 1793. En ella, se incluyen música contemporánea y vestuarios fuera de época.

Sin embargo, a diferencia de Coppola, más que hacer una revisión idealizada de un personaje histórico, la cineasta austriaca se enfoca en poner en primer plano los logros y dificultades de una mujer de espíritu independiente en una corte anticuada. Corsage (aunque no es lo mismo que corsé), hace referencia a esa prenda que cubre el busto como una analogía del papel restringido de las mujeres en esa sociedad injusta y atrasada.

Sissi nunca escapó del todo a esas convenciones y murió asesinada por un anarquista a los sesenta años, mientras que la de la película elige su despedida y encuentra una salida en las aguas del mediterráneo al llegar a los temidos cuarenta.

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