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Cría Siniestra: el doble maligno y la adolescencia

Cría siniestra película

La figura de un “doble siniestro” que acompaña a cada persona tiene varias menciones en la literatura del siglo XIX. Probablemente los más claros ejemplos de este mito de origen nórdico y germánico son El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde de Robert Louis Stevenson, al igual que el protagonista de El doble de Dostoievski. Esta idea, la de un gemelo malvado que invade el espacio personal, es el punto de partida del largometraje debut de la finlandesa Hanna Bergholm, Cría siniestra (Pahanhautoja, 2022), que sigue en las salas de cine por cortesía de Cine Caníbal.

Tinja es una aspirante gimnasta que vive junto a su familia en lo que parece ser un entorno de ensueño. Las cosas se empiezan a complicar cuando Tinja se encuentra un huevo en el bosque y decide incubarlo en su recámara. Pero lo que crece dentro no es un ave,  sino un ser que desenmascarará la aparente felicidad de la familia.

Aunque la chica es la protagonista, está claro que todo en ella gira alrededor de las decisiones de su madre, de quien nunca conocemos el nombre. La progenitora, siempre elegante y con una sonrisa congelada en el rostro cuando alguien la está mirando, proyecta su fracaso juvenil en su hija, convierte su frustración en la exigente búsqueda de perfección en las barras asimétricas.

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La directora nos muestra a través de la enajenante visión de la madre, la manera en que las redes sociales funcionan como un espacio de simulación. Son una fachada que oculta cosas muy simples, como una mala colocación del pie en una pose de gimnasia, o tan complejas como una relación extramarital. Al final nos damos cuenta de que la madre, siempre pegada al teléfono o a la computadora, habla a su hija casi siempre mientras su mirada está fija en una pantalla.

Todas estas abrumadoras expectativas se transforman en rencores y se canalizan en la extraña criatura que crece dentro del huevo. Cuando finalmente eclosiona, aparece un extraño ser con rasgos de ave, que paulatinamente y de manera aterradora, adoptará los rasgos de Tinja, primero sus posturas y poco después su forma física.

Al principio, la joven gimnasta alimenta a este ser regurgitando bolsas enteras de alimento para aves, como haría cualquier pájaro con sus polluelos. Pero no solo de alpiste vive esta figura, también se alimenta de la ira contenida, de la tristeza y la incomprensión. No tarda en llevar a cabo, por su cuenta, algunos hechos sangrientos, tal vez reprimidos de la protagonista.

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El uso de colores pastel al interior de la casa es tan notorio que le da al espacio un aspecto aséptico y muerto como el corazón de la madre. El surgimiento de este doble maligno es una forma de rebeldía frente al ánimo controlador y sofocante de la progenitora. Con su escena final, un tanto discutible, la directora parece sugerirnos que un monstruo (la madre), que utiliza a su hija como una pertenencia, ha creado a otro, en lo que es un reflejo de sus propias inseguridades.

Cría siniestra no es una película que sigue las pautas del terror hollywoodense. Aunque hay un par de sustos gratuitos, lo cierto es que la cinta de esta joven directora finlandesa se enfoca en esta relación madre-hija y en la manera en que se modifica cuando la chica llega a la pubertad. Es una historia de crecimiento que busca en el terreno fantástico la explicación a esa confusa etapa de la existencia.

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