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¿Cuál es el encanto de La la land?

La gran ganadora de los Globos de Oro con siete premios, entre los que destacan mejor actor, mejor actriz y mejor película comedia o musical fue La la land: Una historia de amor (La la land, 2016), tercer largometraje que escribe y dirige el estadounidense Damien Chazelle, después del éxito que obtuvo con el estupendo drama del mundo del jazz Whiplash (2014). La película tuvo su estreno internacional en el Festival de Cine de Venecia, en donde estuvo en competencia por el León de Oro, el premio más importante del certamen. Al final, la actriz Emma Stone fue premiada con la Copa Volpi, reconocimiento que se entrega al mejor actor y mejor actriz de los filmes contemplados en la selección oficial.

La la land es un drama musical ubicado en Los Ángeles, la ciudad sirve de escenario para los encuentros y desencuentros entre Mia, la eterna aspirante a actriz que trabaja en una cafetería de los estudios Warner y Sebastian, un pianista de jazz que está obsesionado con adquirir un local donde se toque solo la música que a él le gusta. Entre temas musicales y escenarios de fantasía, la pareja buscará la realización de sus sueños, aunque en el camino deban sortear los numerosos obstáculos que se interponen en su camino.

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El guion, obra del propio Chazelle, refleja el interés personal del director en el mundo del jazz al igual que en sus anteriores películas. Repite en el reparto, aunque en un papel menor el actor J.K. Simmons. En un inicio se tenían contemplados Emma Watson y Miles Teller para llevar los papeles principales, pero la primera se retiró debido a problemas de agenda y el segundo fue descartado por los productores después del enorme fracaso que representó la más reciente entrega de Los 4 fantásticos (Fantastic Four, 2015), lo que provocó una breve pero agria polémica entre el Teller y el director.

Es clara la intención de Chazelle de recrear una película al estilo de los grandes musicales de mediados del siglo pasado, como Cantando bajo la lluvia (Singin’ in the rain, 1942), incluso parece haber una serie de ligeras referencias hacia Casablanca (1942), que aunque no es un musical, es posible encontrar ciertas similitudes entre ambas producciones.

Sorprende el tino de Chazelle para llevar con soltura una historia que ya ha sido tantas veces contada en el cine. Es cierto que hay cierta disparidad entre los protagonistas: el canto y baile de Emma Stone es claramente superior al de su contraparte Ryan Gosling, quien al menos pudo presumir de que su riguroso entrenamiento musical rindió frutos en la pantalla, ya que él mismo interpreta buena parte de los números musicales en los que interviene frente al piano.

La la land es un musical como pocos, retoma varios de los elementos de los clásicos del género pero lo hace con un encanto tal que resulta una eficiente contraparte para los tiempos que vivimos. Sus números musicales son un tanto discretos (dejando de lado la secuencia inicial que se desarrolla en una autopista de Los Angeles), pero mantiene la historia de amor como la premisa fundamental del filme. La clara vocación de Chazelle, su pasión por el jazz, así como una buena pareja de actores son elementos clave para ofrecer una producción superior a las pobres adaptaciones de Broadway que de tanto en tanto nos ofrece la industria hollywoodense.

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