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Cuando la cultura se encuentra en segunda división

Este lunes, mientras se oficializaba la llegada de Silvia Figueroa como nueva titular de Cultura de Michoacán, el secretario de Gobierno Adrián López Solís dijo que este tipo de relevos son como en el futbol, donde hay defensas, medios y delanteros, pero también jugadores en la banca que están esperando su oportunidad para jugar.

Tratando de entender la analogía, el movimiento en el gabinete de Silvano Aureoles lo podríamos explicar así:

Silvia Figueroa Zamudio es una jugadora consolidada en el esquema táctico del entrenador Aureoles; es canterana de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, a la que llegó a dirigir entre 2007 y 2011. Con dicha trayectoria, asumió hace un año el cargo de secretaria de Educación en el Estado, y aunque enfrentó partidos complicados con ahínco, terminó derrotada ante rivales como los movimientos magisteriales y estudiantiles. Al hacer el balance de su trabajo, la directiva decidió no renovarle el contrato, pero como se trata de una de sus estrellas, con un apellido que pesa, no la iban a dejar desempleada así como así, habría que buscarle acomodo en un equipo menor, uno donde no haya tantos problemas ni focos rojos. La contrataron para el América y no pudo, pero quizá pueda en un equipo de la misma casa, alguna filial, algo de media tabla… pues hay que mandarla al Necaxa; total, qué más se puede perder.

¿Y quién estaba en el Necaxa? Un jugador joven, impetuoso, con ganas, pero inexperto, un novato en la administración pública que encima encontró al equipo en la ruina, con deudas al por mayor y sin proyectos a largo plazo. Hizo lo que pudo, sin embargo, sus escasos conocimientos no lo llevaron a ninguna parte. Sí, parecía la apuesta a la que hay que tenerle paciencia, pero en caso de emergencia resulta fácil moverlo, regresarlo a la banca para que siga entrenando.

Si no metiste goles en Educación tal vez los metas en Cultura. Así pasaba con algunos delanteros a quienes les pesaba la playera del América, pero en otros equipos, sin tanta presión mediática, daban alegrías a sus aficiones.

Hace algunas semanas se anunció que la Feria del Libro se realizará en los mismos días que el Festival de Cine de Morelia, y además en la misma cuadra. Es un acto donde se acepta la derrota de los libros contra la pantalla grande. Alzar los hombros en señal de resignación, ser el patio trasero de un evento lleno de alfombras rojas y estrellas mediáticas, pedir como limosna que ya de pasada, después de ver tres películas, te asomes no a comprar, sino solo a ver los libros, con eso es suficiente.

Algo similar sucede con este movimiento: la cultura vista como cosa de menor importancia, como algo que puede llevar a cabo quien no pudo en Educación.

Total, la cultura es de segunda división.

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