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Descubriendo a Morrissey: Bocazas ataca de nuevo

Sin lugar a dudas, Steven Patrick Morrissey es una de las figuras emblemáticas del pop británico. Desde que en 1984 se publicó el primer álbum de estudio de la legendaria banda The Smiths (inolvidable Moz haciendo girar una gladiola en el video de This charming man), los chicos de Manchester se ganaron un lugar en la historia de la música. Desde entonces a la fecha, han pasado muchas cosas: la banda se desintegró y Morrissey, aunque con sus altibajos, ha desarrollado una importante carrera como solista.

Aunque se antojaba una tarea titánica realizar una cinta biográfica del controvertido cantante y compositor mancuniano, un joven cineasta se arriesgó a tomar semejante responsabilidad: Mark Gill, también oriundo de Manchester. Con una nominación al Oscar (en la categoría de cortometraje), como carta de presentación, Gill decidió que Morrissey sería el tema de su ópera prima. El resultado se plasmó en Descubriendo a Morrissey (England is mine, 2017), filme que resultó una tremenda decepción en materia de recaudación taquillera, cuando se estrenó en el Reino Unido en agosto del año pasado.

La película se ubica en Manchester entre los años de 1976 y 1982, mostrando los barrios de la clase trabajadora y las largas filas en las agencias de empleos. Un joven Morrissey trabajando en un empleo mediocre de oficina, ocultando su timidez detrás de las gafas y volcando sus sentimientos en un cuaderno mientras da vueltas por la azotea de un edificio. Descubrimos la tensa situación familiar en casa de Moz: un padre ausente, la hermana mayor incomprensiva y una madre protectora, tal vez la única persona con la que mantuvo una relación cercana duradera.

Vemos también el surgimiento de una nueva escena musical en Manchester, con el mítico concierto de los Sex Pistols el 4 de junio de 1976, el cual capturó con mayor fortuna Michael Winterbottom en la extraordinaria 24 Hour party people (2002). Dicho evento motivaría en parte las primeras experiencias musicales de Morrissey con la banda Noisebleeds, de corte más punk, la cual no se ajustaba al ideal musical que luego plasmaría en The Smiths. De hecho, el filme de Gill termina justo cuando traba amistad con el guitarrista Johnny Marr, antes de la formación oficial de la banda que lo llevaría a la fama.

Es para resaltar el gran trabajo de Jack Lowden, el joven actor es capaz de plasmar el ánimo melancólico del cantante, quien ha sido aquejado desde su juventud por severos periodos depresivos. También representa con ironía aunque con cierta indulgencia los constantes desplantes narcisistas que han caracterizado a Morrissey a lo largo de su carrera, así como su tendencia a menospreciar el éxito ajeno, lo que le ha valido que algunos medios se refieran a él con el título de uno de sus temas más conocidos “Bigmouth strikes again”, cada vez que suelta una nueva frase corrosiva.

La cinta debut de Mark Gill ha sido duramente criticada por centrarse en una etapa poco fructífera en la vida de su protagonista. Sin embargo, debemos decir en su favor que en ello se parece a otra interesante cinta biográfica: Mi nombre es John Lennon (Nowhere boy, 2009), de Sam Taylor-Johnson. Aunque al final es una obra más bien inofensiva, apenas insinúa algunos temas espinosos como la sexualidad de Morrissey o su desprecio a todas las figuras de poder de la Gran Bretaña, no por ello resulta menos entretenida, lo suficiente para invitarnos a conocer la polémica autobiografía que publicó el propio Moz en 2013 (editada en español por Malpaso, con el título Memorias), en la que parecen basarse varias escenas de la película, la cual, como cabía esperar, no contó con la aprobación del cantante. Descubriendo a Morrissey es un una aproximación superficial, sin dramas pero con encanto a una figura imprescindible para los melómanos de fines de siglo y los melancólicos sin remedio.

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