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Dulce sueños: un filme pausado y elegante

Mucha expectativa generó el tráiler de Dulces sueños mamá (Ich se, ich se, 2014), el cual en un arranque de entusiasmo (o exageración), algunos han catalogado como uno de los más terroríficos de la historia.

Finalmente este fin de semana la cinta de origen austriaco debutó en la cartelera nacional, previo paso por los festivales de Venecia y Sitges, el cual tiene una clara orientación hacia el cine fantástico y de terror. Su presentación en la pasada edición del Riviera Maya Film Festival sirvió para aumentar el interés, de por sí alto, que ya se tenía por el filme.

Ulrich Seidl es uno de los directores austriacos más reconocidos de la actualidad, a su alrededor se ha creado todo un equipo de trabajo en el que destacan su sobrino Severin Fiala así como su guionista de cabecera (y pareja sentimental), Veronika Franz. Son los propios Fiala y Franz, quienes con Dulces sueños mamá escriben y dirigen de manera conjunta su primer largometraje, mientras el ya mencionado Ulrich Seidl toma el papel de productor.

La acción se desarrolla en una fría y estilizada casa de campo, en donde una pareja de niños gemelos retozan y se divierten despreocupadamente mientras esperan la llegada de su progenitora, quien ha sido sometida a una riesgosa operación de cirugía estética. Su comportamiento errático y los acentuados cambios en su personalidad sugieren a los chicos que quien habita ahora en la casa no es su madre sino una impostora.

El codirector Severin Fiala cuenta que se inspiraron en la televisión alemana, la cual exhibe programas en donde mujeres son separadas de su familia por tres meses para hacerles un cambio completo de apariencia, incluyendo toda clase cirugías estéticas. Cuando regresan para presentarse nuevamente ante sus familiares y amigos, entre los halagos y alegría de la concurrencia, destacan las caras de los hijos de las protagonistas, quienes en vez de felicidad, dan muestras de desconfianza y confusión.

Y es precisamente la transformación física de los protagonistas el detonante de una serie de actitudes y acciones violentas en el seno de una familia ya de por sí desintegrada: los chicos están a punto de ingresar a la adolescencia y la madre se somete a una compleja operación de cirugía estética para modificar su rostro sin quedar nunca muy claras las razones por las que tuve que hacerlo.

La cinta funciona en su mayor parte como una buena película de suspenso, que aunque decae un poco en su tramo final, es capaz de mostrar una cara distinta, la del cine de género, poco común en la actual cinematografía austriaca. La dupla de directores no se inmuta para salpicar el relato con una serie de elementos característicos del cine de terror, así como una serie de imágenes bien logradas en los campos de maíz y la notoria aparición de cruces en los caminos, las habitaciones, balanceándose en los autos y hasta en las asociaciones civiles que visitan la desolada casa.

De corte pausado y elegante, Dulces sueños mamá cumple con lo que promete pese a la inclusión de algunos elementos previsibles. Es un relato intrigante bien llevado por una dirección bien ejecutada y un elenco corto pero sólido (incluyendo a los gemelos Lukas y Elias Schwarz, quienes debutan en cine), lo que la convierten en una de las imprescindibles del género en este año que termina.

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