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Eddie Reynolds y Los Ángeles de Acero: ¡larga vida al rock!

A ritmo de rocanrol (sí, así en castellano), llegó la comedia Eddie Reynolds y los Ángeles de Acero, segundo largometraje del director capitalino Gustavo Moheno, esto después de hacer su debut en 2007 con una pobre versión de Hasta el viento tiene miedo, cinta clásica de terror, original de Carlos Alberto Taboada.

Eddie Reynolds y Los Ángeles de Acero

La película formó parte de la sección oficial de largometrajes en competencia de la pasada edición del FICM, por lo que pudo verse desde hace casi un año en las pantallas morelianas. Por estos días se estrena en cartelera con poco más de 200 copias a lo largo y ancho del territorio nacional.

Un texto original de Carlos Enderle sirvió como base para elaborar el guion de lo que sería la nueva producción de Gustavo Moheno. Después de trabajar en ello durante un par de años, se consiguieron los recursos necesarios para empezar a rodar y darle vida al cincuentón Eduardo Reynoso (alias Eddie Reynolds), un rockero frustrado metido a grupero (como tantos otros), que tras enterarse de que Bono (¡sí, el vocalista de U2!), quiere comprar una de las canciones que grabó en la adolescencia, decide reunir a todos los integrantes de su banda para revivir viejas glorias. En el camino deberá librar una serie de batallas personales contra su ego y su inmadurez; además de afrontar su añeja rivalidad con Santos, el virtuoso guitarrista de la agrupación.

Gustavo Moheno recuerda que sentía una atracción especial por el relato del grupo de rockeros cincuentones. Además de su interés personal, ya que en sus inicios como reportero de espectáculos le tocaron los últimos años del movimiento del Rock en tu idioma, el cineasta capitalino se sintió atraído por esta historia a la que define como algo más que una simple comedia, ya que toca temas como la amistad, las segundas oportunidades y la recuperación de la vitalidad juvenil.

Entre el abultado elenco de la cinta destaca por supuesto la presencia de Damián Alcázar, quien perdió el miedo a hacer el ridículo y aceptó el reto de hacer el papel de rockero avejentado (“después de todo no es una simple comedia chambona”, dijo el actor tras la presentación de la cinta en el FICM).

Es precisamente la presencia del actor michoacano la que permite crear un personaje verosímil, convirtiéndolo en un elemento que da cierta cohesión a un relato que por momentos se vuelve demasiado disperso. El resto de los Ángeles de Acero se complementa con los experimentados Álvaro Guerrero, Jorge Zárate y Arturo Ríos, en el complicado papel de Santos, némesis del malogrado Eddie Reynolds.

Eddie Reynolds y los Ángeles de Acero puede no ser del agrado de muchos debido a su humor un tanto masculino, además de que algunas de sus referencias tal vez no resulten muy claras para otros. Es posible acusarla de cierta simpleza, pero la mayor parte del tiempo es una comedia disfrutable. Y es que a pesar de los dichos de Moheno, una película en la que aparece un doble de Bono, comprando un EP con un tema llamado Cheve en la fiesta y una banda de rucos cuyo mantra para entrar al escenario es “nos ven y se mojan”; simple y sencillamente no puede tomarse tan en serio.

Tal vez no sea material para festivales, pero a quién le importa cuando se encienden las luces y empieza a vibrar la guitarra al ritmo de Larga vida al rock. ¡Yeah!

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